• Es como estar durmiendo con tu enemigo. De hecho, se la conoce como la “enfermedad silenciosa”, ya que se manifiesta mientras dormimos
  • El estrés, la ansiedad y los trastornos del sueño son las causas más frecuentes

No somos conscientes de ello, pero hasta un 80% de la población española padece bruxismo al menos una vez en la vida. Migrañas, cefaleas, dolor en la columna vertebral, dolor de oídos, vértigos, mareos… El origen de cualquiera de estos problemas puede estar detrás de tu hábito involuntario de rechinar los dientes o apretar fuertemente las mandíbulas. Y para colmo de males, es una patología que en tiempos de crisis se agrava. Vamos, que como diría Fernando Simón estamos en pleno pico de la curva. ¿Por qué? “El aumento de casos tiene casi siempre una explicación: el estrés, la ansiedad y los trastornos del sueño son las causas más frecuentes”, asegura Francisco Riba, especialista en cirugía oral y maxilofacial.

¿Qué es y qué lo provoca?

“El bruxismo es una enfermedad compleja que tiene su origen en una zona del cerebro que se llama sustancia nigro-estriatal y núcleos putaminales, que provoca una hiperactividad de los músculos masticadores”, explica el doctor Francisco Riba. Por lo tanto, no es una enfermedad de los dientes, como se pensaba antes, sino que son éstos junto con la articulación temporo-mandibular (la que une la mandíbula al cráneo), los que sufren las consecuencias de un exceso de actividad muscular. El hecho de que suceda con mayor frecuencia mientras dormimos (solo entre el 20-25% de los adultos son bruxistas diurnos), hace que su diagnóstico sea más difícil. Pero se cree que puede estar ocasionado por tres motivos. El primero es de carácter morfológico, es decir tener posibles alteraciones en la oclusión dentaria y anormalidades articulares y óseas. El segundo está ligado a factores patofisiológicos, o lo que es lo mismo tener una química cerebral alterada. Y el tercero está relacionado con factores psicológicos: desórdenes psicosomáticos, ansiedad y estrés emocional o físico. Además hay otras cosas, como el hábito de fumar, la herencia (se ha visto que entre el 20 y el 46% de las personas con bruxismo tiene algún miembro en su familia que también rechina) o sufrir algunas enfermedades que podrían desencadenarlo. En definitiva, “al igual que sucede con otras enfermedades y afecciones, el bruxismo se tipifica como una enfermedad multifactorial, en la que entran en juego varios factores generales y locales”, resume el Dr. Riba.

¿Cómo saber si eres bruxista?

Si experimentas dolor en las mandíbulas, en las cervicales o en los oídos, frecuentes cefaleas, desgaste de los dientes e hipersensiblidad a los alimentos fríos o calientes, es hora de que te vayas planteando que el bruxismo puede ser la causa de tus males. Además, “el dolor en la articulación temporo-mandibular o el aumento de tamaño de los músculos maseteros provocan la aparición de la “cara cuadrada” como consecuencia de la hiperactividad muscular mantenida”, añade el experto. La mejor manera de salir de dudas es acudir a un especialista que confirme tus sospechas. “Se confirma con la realización de una historia clínica y una exploración física. Aunque para tener un diagnóstico más exacto o en los casos más extremos se puede utilizar una polisomnografía (PSG), una prueba utilizada habitualmente en el estudio del sueño”, cuenta el cirujano maxilofacial.

Férula para el bruxismo
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¿Cómo se puede tratar?

Las férulas buco-dentales, ciertas técnicas fisioterapéuticas, algunos medicamentos (ansiolíticos, antidepresivos o relajantes musculares) y las inyecciones de Botox pueden mejorarlo.

  • Férula buco-dental: Se puede solucionar utilizando una férula transparente de resina acrílica rígida. “Su objetivo es el de desprogramar la posición de la mandíbula para que ésta no tenga tanta capacidad de hacer fuerza y es mejor que sea rígida que flexible, ya que esta última al ser más elástica desencadena más apretamiento”, recomienda Ángel Alcaide, odontólogo y responsable de relaciones científicas en Oral-B. Lo idóneo es llevarla puesta mientras dormimos, y cuántas más horas mejor.
  • Masaje intrabucal:
  • El tratamiento TBC Lift combina la técnica miofascial con el masaje intrabucal para aliviar las tensiones musculares, mejorar la movilidad y flexibilidad articular, devolver la armonía al sistema nervioso y mejorar el bruxismo. “Con la terapia miofascial (masaje manual), trabajamos la liberación y elongación de las fascias (tejido blanco que rodea músculos, órganos y nervios) y restauramos el sistema musculoesquelético. Y con el masaje intrabucal trabajamos los músculos por dentro de la boca para seguir eliminando la tensión y activar la circulación”, describe Paz Torralba, director de los centros The Beauty Concept (Madrid, tel. 914 66 91 87) Precio: 200 €.
  • Samba Massage es otro masaje manual que trabaja el interior y exterior de la boca, aliviando tensiones y recolocando toda la musculatura facial. “Un masaje de digitopuntura y movimientos de remonte que trabaja tendones y músculos contraídos por el estrés, hasta ablandarlos y relajarlos, estimulando la circulación sanguínea, pero sin tocar terminaciones nerviosas inadecuadas”, detalla Carmen Navarro (Madrid, tel. 914 45 06 32). Libera la tensión acumulada en las mandíbulas, mejora la calidad del sueño ya alivia el bruxismo. Precio: 150 €.
  • Microinyecciones de toxina botulínica: Esta actúa provocando un bloque los terminales de un neurotransmisor que se llama acetil-colina. “En el caso del bruxismo, aunque la orden sigue saliendo del cerebro, el encargado de ejecutarla, la musculatura masticadora, está bloqueada. Esto frena la hiperactividad muscular y hace que desaparezca el dolor derivado de ella”, cuenta el Dr. Riba (Face Clinic, Madrid, Huelva y Badajoz, tel. 910 885 812). Precio: entre 400 y 600 €/sesión.