¿Por qué, de repente, todo el mundo habla o cree tener SIBO? Como siempre, la razón hay que buscarla en las redes sociales. Desde que algunas influencers se dedicaran a difundir en Instagram y TikTok que tienen SIBO, a toda hinchazón abdominal, gases, diarrea, estreñimiento o pérdida de apetito se le ‘cuelga la percha’ de este trastorno. “La realidad es que no se conoce con exactitud qué porcentaje de la población sufre esta alteración. Según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, el síndrome del intestino irritable, o ese ‘cajón desastre’ con el que se etiqueta a esas alteraciones intestinales sin causa conocida, afecta a un 15% de la población. Y es que, se ha visto que hasta un 70% del síndrome de intestino irritable está causado por SIBO, por lo que las cifras son muy altas y van en aumento”, asegura Ángel Quintas, química y experta en nutrición y microbiota, y autora de ¿Por qué me duele la tripa? (Editorial Planeta).

El SIBO (Small Intestinal Bacterial Overgrowth), también conocido como sobrecrecimiento bacteriano, es un trastorno que se caracteriza por un exceso de bacterias en el intestino delgado. No es una enfermedad, per se considera una disbiosis y necesita tratamiento. “Las bacterias crecen en exceso en el intestino delgado y generan muchos gases, hinchazón y distensión (barriga de embarazada). Puede ser porqué tenemos bacterias de más o porqué éstas crecen en exceso”, aclara Asun González, bióloga, asesora nutricional y experta en salud digestiva (@guerrasintestinas) y autora de ¿Tú también tienes SIBO? (Alienta Editorial). Y según el tipo de microorganismo que prolifere en el intestino delgado, pueden distinguirse tres tipos de SIBO: por hidrógeno, metano o sulfuro de hidrógeno.

El SIBO afecta a más mujeres que hombres

Es cierto que el SIBO afecta en mayor medida a las mujeres, pero no se conoce la causa exacta de por qué ésto ocurre. “Algunos factores que podrían explicar esta relación son las fluctuaciones hormonales que padecen las mujeres durante el ciclo menstrual, ya que dichos cambios pueden alterar la motilidad intestinal y facilitar el crecimiento de bacterias en el intestino. Otra causa podría ser el consumo de anticonceptivos orales que afectan al equilibrio hormonal o incluso al estrés, que se ha visto que es una de las principales causas de SIBO y afecta principalmente a las mujeres”, apunta Ángela Quintas. Para Asun González la razón podría estar en el hecho de que las mujeres tenemos una mayor tendencia a las enfermedades autoinmunes, y una mayor predisposición a la distención e hinchazón abdominal.

¿Qué síntomas suele dar el SIBO?

Los principales síntomas que caracterizan al SIBO son la hinchazón, la distensión abdominal, la flatulencia y el dolor, y suelen agravarse después de comer. “Los gases son el resultado de las bacterias alimentándose, fermentando, generando ácidos y gases. Las personas que lo sufren suelen describirlo como una hinchazón abdominal que avanza a lo largo del día, llegando a asemejarse a una tripa de embarazo”, describe Ángela Quintas. Otros síntomas asociados son la diarrea, el estreñimiento o la alternancia de ambos. “Este desequilibrio puede ocasionar también un déficit de nutrientes en la persona que lo padece por el deterioro existente en las microvellosidades del tracto digestivo”, añade la doctora Quintas. Pero no solo esto, “también puede producir problemas de piel, como eccemas y rosácea; anemia, por un déficit de vitaminas y hierro; pérdida de peso, desnutrición, ansiedad, depresión, cansancio, caída de pelo, cistitis recurrentes…. Por ejemplo, el 100% de las personas con fibromialgia tiene SIBO”, asegura la bióloga Asun González.

Eso sí, es fácil confundirlo con una celiaquía, una intolerancia a la lactosa, un síndrome de intestino irritable, una enfermedad de Crohn, por lo que “es fundamental observar si los síntomas ocurren todos los días comamos lo que comamos. Si se nos pone la barriga dura, como si estuviéramos embarazadas de seis meses. Y siempre hay que acudir a un médico con conocimiento y experiencia en microbiota para realizar un diagnóstico correcto”, aconseja la bióloga.

¿Cómo se diagnostica el SIBO?

Además de por los síntomas, el SIBO suele diagnosticarse a través de un test de aliento, que mide la curva de hidrógeno, metano y sulfuro tras la ingesta de una solución rica en azúcar. Es la misma prueba que se suele hacer para las intolerancias a la lactosa, la fructosa o el sorbitol. “Consiste en beber un azúcar (lactulosa) disuelto en agua, y soplar en un tubo. Al no absorberse la lactulosa, todo el gas que se expire por los pulmones corresponderá al metabolismo bacteriano. De esta forma, interpretando la curva de gases, podremos conocer qué tipo de microorganismos son los que están originando el problema para poder hacer un tratamiento”, explica la química y experta en nutrición.

¿Cómo se puede corregir?

  • Nuevo estilo de vida: El primer paso, implica mejorar tu estilo de vida: “Necesitamos desinflamar el cuerpo a través del ejercicio, el descanso y una correcta alimentación”, aconseja Ángela Quintas. Lo indicado es hacer una dieta pesco-mediterránea rica en pescado, marisco, verduras, hortalizas, aceite de oliva virgen extra y frutos secos. “De la dieta hay que eliminar primero, azúcares, harinas refinadas, alcohol y ultraprocesados. Y a continuación, los cereales con gluten y los lácteos. Si siguen existiendo síntomas, el siguiente paso es hacer una dieta baja en FODMAP, que consiste en eliminar los carbohidratos fermentables para poco a poco ir reintroduciéndolos”, explica Ángela Quintas. Y algo más: Asún González aconseja practicar el ayuno nocturno de 12 horas. “Es decir, cenar pronto y hacer tres comidas importantes al día sin picotear.” En cuánto al ejercicio, lo idóneo es realizar 10.000 pasos diarios y tres días a la semana practicar entrenamiento de fuerza durante una hora.
  • Toma probióticos: Al mismo tiempo que cambias de dieta, es necesario que complementes con el consumo de probióticos. “Hay que seleccionarlos muy bien, de ahí que sea fundamental consultar con un médico. Yo prescribo Lactoferrina para la anemia, que es una proteína presente en la leche materna y tiene función antimicrobiana; Saccharomyces Boulardii, una levadura que se manda para diarreas asociadas a antibiótico y del viajero; bacterias Enterococcus Faecium, que son resistentes a los antibióticos; y Lactobacilus Plantarum, que ayuda cuando hay gases. Las recomienda durante ciclos de dos o tres meses”, detalla Asun González.

Es fundamental que tanto el diagnóstico como el tratamiento lo lleve a cabo un profesional actualizado. “Es mejor tomar tiempo y esfuerzo en hacer las cosas bien, con una buena estrategia, que perder el tiempo y la salud por seguir un tratamiento equivocado”, concluye Ángela Quintas.

Editorial Planeta ¿Por qué me duele la tripa?

¿Por qué me duele la tripa?

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¿Tú también tienes SIBO?

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