Nunca las bodas fueron más libres que ahora. Cada día celebramos el amor y cada uno se casa con quién quiere y cómo quiere. Pero, aunque podamos optar entre las mil y una opciones que existen a la hora de pasar por el altar y mezclar elementos y estilos a nuestro gusto, no está de más conocer ciertos códigos a la hora de lucir una de las partes fundamentales del look nupcial: el velo. ¿Cuándo llevarlo?¿Cómo? ¿Cuál elegir?

En los últimos tiempos el velo ha retomado la fuerza que tuvo en otras épocas a la hora de completar y enriquecer el vestido de novia; se llevan las novias veladas y con cierto gusto retro, pero ¿te ves con él? ¿es para ti?

Hablamos con Tamara Vázquez, directora creativa de Romancera, para que nos dé algunas pautas de estilo y recopilamos aquí la historia del velo y algunos de los más icónicos de la historia. ¡La elección es tuya!

La historia del velo

vestido y velo de novia romancera
Romancera

El velo, como otros elementos del rito del matrimonio, tiene un significado más allá de la estética. El velo simboliza la pureza: la novia llega al altar cubierta por esta pieza de tul o encaje que no solo la embellece, sino que representa su virginidad, su pureza intacta. Un mensaje un tanto anacrónico pero que sigue teniendo sentido para algunas novias. Para la mayoría, sin embargo, el velo es una elemento más del estilismo nupcial con el que completar y resaltar nuestro look.

Al igual que ocurrió con el uso de la mantilla, la duquesa Eugenia de Montijo tuvo mucho que ver con su popularización y, aunque en un principio las novias lucían el velo en color negro al igual que el resto del traje, fue a principios de 1900 cuando empezó a usarse el tono blanco como consecuencia de las modas de París que llegaban a nuestro país.

En la actualidad, y tras un periodo minimal en que pocas novias optaban por el velo, la vuelta al romanticismo y al clacisimo que han propuesto algunas firmas como Castellar Granados o Romancera, ha hecho que volvamos a considerar el velo como una de las claves de nuestro look de boda.

vestido y velo de novia romancera
Romancera

Tipos de velo

Velo clásico

Largo y de tul, es la opción clásica para llegar con el rostro velado al altar y cumplir con la tradición. El velo sencillo de tul, largo y sin apliques ni adornos es el que mejor se lleva con tiaras y coronas y acompaña perfectamente a los vestidos de corte princesa.

Cuando es muy largo se llama velo de catedral, y es el más indicado para entrar en grandes iglesias y catedrales.

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WPA Pool//Getty Images

Velo corto

Más informal y moderno, queda genial en vestidos cortos o de aire sixties.

Una opción a considerar si llevas velo corto: de plumetti junto a una diadema o casquete, te aportará un toque lady muy sofisticado. Y hablando de tocados, son una buena alternativa para las que no quieren llevar velo pero sí un toque más 'de novia'.

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Express//Getty Images


Velo mantilla

Una pieza artesanal, muy española y que cobra aún más sentido cuando se trata de una joya familiar. El velo de mantilla enriquece los vestidos sencillos y sin encaje, los lenceros y los de estilo boho.

Uno de los estilismos nupciales más inspiradores de todos los tiempos fue el de la ex modelo y diseñadora Laura Ponte, quien marcó la diferencia con la elección del velo y su forma de colocarlo. Para completar el vestido que le diseñó Miguel Palacio, Laura escogió una mantilla de encaje que sujetó con una diadema de su suegra Pilar, cuajada de zafiros y diamantes. La colocó en la frente, al estilo años 20, en un gesto de sofisticación y originalidad muy propio de ella. La modelo siempre sabe cómo saltarse las 'normas' de la moda y salir airosa.

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Mark Cuthbert//Getty Images

Otra top que eligió mantilla para su enlace y una forma especial de colocarlo fue Kate Moss, que completó su look de Dior con una pieza vintage rematada en blonda de encaje y sujetada con diadema de flores.

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Rui Vieira - PA Images//Getty Images

Velo de color

Para novias que quieran desmarcarse del tradicional tono níveo, optar por el color puede ser una buena alternativa: rosa empolvado, gris perla, celeste...Darán color sin resultar estridentes. La propuesta de Monsieur Karl Lagerfeld en su desfile para Chanel en el otoño invierno del 2018; una novia con total look verde agua.

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Pascal Le Segretain//Getty Images

Un paso más allá, totalmente customizado sería el que elegió Angelina Jolie, decorado por sus hijos y con gran valor sentimental.

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Consejos

"Somos muy fieles al velo, puede crear una sensación especial y diferente pero hay que incluirlo cuando armonice el conjunto y siempre que encaje" -nos comentan desde Romancera.

A la hora de elegir el tejido, Tamara Vázquez apuesta por tejidos especiales como la seda, el gazar y la organza, huyendo del típico tul con el objetivo de crear velos únicos y diferenciados del resto.

¿Y a la hora de colocarlo? ¿Debe quedar impoluto? No.

El velo tiene que 'brillar' por sí mismo, es decir, tenemos que entender que el tejido tiene su propia vida y potenciar su efecto, sin que necesariamente deba estar perfectamente colocado todo el tiempo.

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Mercedes Pérez Photo



Respecto al largo,
tradicionalmente se consideraba que el velo debía llegar hasta la cintura si era corto y sobrepasar el vestido o la cola, si era largo. Hoy en día, el protocolo es mucho más laxo y ningún velo es igual a otro, al igual que cada vestido es diferente.

"La moda nos ha enseñado a lo largo de las décadas muchísimo sobre longitudes y tipos de velos, dobles, sencillos, etc... así como su posición, de dónde sale y cómo, lo ideal es analizar bien el vestido para saber cómo acertar. Podemos crear varias atmósferas incluso con el mismo tejido, por ejemplo, un efecto más fresco y dulce con un velo de doble caída con diferentes longitudes hacia atrás y otro más sofisticado y nostálgico velando a la novia"-nos cuentan desde la firma.

Por último, le pedimos a Tamara que nos cite alguna novia icónica que le haya inspirado y, además de coincidir con nosotras en Kate Moss y Laura Ponte, nos da estas dos otras referencias, más que inspiradoras: Apolonia de El Padrino y Eleine, de El Graduado.