Todas las veces que Carolina de Mónaco fue la invitada perfecta

Blazer roja bien entallada y falda pareo de cuadros blancos y negros. El toque e tendencia lo ponen los salones blancos, que han sido tendencia total estas últimas temporadas. Con la pamela de la portada, nos parece el súper look para una boda de día.

Una boda de noche y muchas ganas de comer y bailar. Para eso es perfecto este tipo de vestidos, amplios, largos y sobre todo, muy original. ¿Te atreverías?

En el Baile de la Rosa, en 1974, con un look de belleza que ya es historia. Un moño recogido con flores blancas a los lados que resaltaba su piel y su maquillaje. Antes de que usáramos sin parar el término 'glow', ella ya lo llevaba. El vestido con puntilla y encaje no puede ser más bucólico y romántico.

Los trajes de chaqueta blancos son pura tendencia (Vogana, Bruna Collection) y ella ya los lucía así, con pantalón amplio y perlas. Lo visualizamos en una comunión o bautizo, para ser la más elegante.

Los lunares son una de las opciones más recurrentes en cuestión de vestidos de invitada. De este modelo nos gusta su escote barco, la lazada en la cadera y el bajo asimétrico. Lo hace mucho más original que los clásicos a los que estamos habituadas.

Es cierto que blanco y de encaje no podríamos llevarlos a una boda, pero resulta todo un vestidazo de gala, para una fiesta de verano, una puesta de largo... ¿El toque cool? Llevar un bolso de mimbre totalmente casual con un traje tan delicado. ¡Nos encanta!

El éxito está en los accesorios: guantes blancos, diadema turbante, collar de perlas... Más es más. Quizás ahora te pueda parecer excesivo (a nosotras nos encanta) pero seguro que en su momento eclipso a todos con este estilo 100% Chanel.

Aquí ella no iba de fiesta, pero para nosotras este mono es más que válido para cualquiera de nuestros eventos. Con sandalia fina en lugar de alpargata y con ese mismo cinturón, nos parece de lo más estiloso.

Pantalón palazzo y chaqueta ajustada con doble botonadura. Este look podría ser fácilmente de 2019. ¿Puede ser más elegante? Por cierto, tienes un modelo similar en Uterque.

Vestido largo con botones joya hasta los pies. Sin el cuello bebé, que le acentúa ese estilo victoriano, bien nos lo podríamos poner para una boda de invierno.

Las diademas están en boga, las anchas y las que tienen un nudo a modo turbante. Ella ya demostraba que pueden ser el accesorio más elegante coronando su traje de chaqueta blanco con una a tono.

Otro estilismo impecable: abrigo vestido negro con guantes de piel y sombrero negro. Sencilla pero súper classy.

Es experta en escotes favorecedores. Si antes la veíamos con uno estilo corazón (que tanto se llevan ahora), aquí luce el llamado escote 'Reina Anna'; profundo por delante, en corazón o recto y hasta el cuello por detrás. Hiper favorecedor. Psst: este es el tipo de little black dress que guardaríamos para siempre en el armario.

¿Quién dijo que el estampado marinero era sinónimo de 'casual'? Claro que si hablamos de un diseño de Alta Costura de Jean Paul Gaultier la cosa cambia. Un diseño atrevido que ella defiende como nadie. .

Ante la duda, apostar por los clásicos (como el tweed y las perlas) nunca falla. En esta boda real, la princesa lucía un conjunto de vestido y levita en tweed empolvado, totalmente coordinado, e introducía la nota discordante con bolso crema, zapatos bicolor y pamela oscura. Jugar con los accesorios y acertar con el resultado.

Jugar al exceso siempre se le ha dado bien. Este top combina la parte superior estampada al estilo moisaco de Versace con un peplum en color capote intenso. ¿Cómo rematar la faena? Con estos guantes extralargos en blanco níveo. 100% barroca.

Ahora Meghan y Kate lucen a menudo este tocado, pero Carolina de Mónaco ya se apuntaba al pilbox hace unos años. Este look blanco con ribetes negros sólo se 'rompe' con el original estampado de la chaqueta. Los guantes y las medias de cristal hacen el resto.

Cuando la gasa, los lazos de raso y las plumas (todo junto) fue una buena idea. Dramatismo total en este diseño de Alta Costura de Chanel que la princesa lució en una cena pre-boda de los Reyes de España, en 2004. Un vestido con el que cualquiera soñaría.