Aunque la trama de la segunda temporada de ‘White Lotus’ nos ha mantenido a todas en vilo por la forma en la que sus personajes se enfrentan a sus problemas, sin duda el armario de sus protagonistas ha sido otro de los temas de debate preferidos de las redes sociales. En este aspecto ha sido el personaje de Portia el que más comentarios ha despertado, pues su inclasificable estilo ha hecho a muchos asegurar que su armario es una auténtica aberración estética, mientras que otros han señalado que sus looks son el mejor reflejo de la mentalidad de la generación Z. Incluso la propia actriz, consciente del revuelo que sus looks en la pequeña pantalla han despertado, ha concedido unas declaraciones en las que Lu Richardson ha aclarado que en la vida real, se viste exactamente igual que su personaje. Su estilo encaja a la perfección con el que cada vez abrazan más mujeres, y se caracteriza por apostar por unas costuras ajenas completamente a la mirada masculina.

mirada masculina
(Fabio Lovino/HBO)
White Lotus 2


La primera en teorizar sobre esta mirada fue Laura Mulvey, que en 1975 escribió un ensayo en el que aplicaba una mirada crítica a los roles otorgados a las mujeres en el cine. Ahora TikTok, destinada a ser la red social más activista y reivindicativa, ha creado una tendencia en la que las usuarias que aseguraban que su armario había sido creado en base a lo que creían que deseaban los hombres cambian sus looks por outfits que responden a sus verdaderos gustos. Así vemos a mujeres enfundadas en minúsculos vestidos o crop tops ceñidos cambiar esos códigos de estilo por otros en los que los diseños oversize toman su lugar.

“Estoy muy feliz de que la gente comprenda que este concepto es algo bueno"

La pionera en este campo fue Leandra Medine, cuyo nombre en redes sociales es ya ‘per se’ toda una declaración de intenciones: The Man Repeller. Su popularidad en internet se debe a que su armario está repleto de prendas y looks que aman los expertos en moda y en el que las grandes marcas están siempre presentes, pero que a su vez, son repelen a la inmensa mayoría de hombres heterosexuales. “Estoy muy feliz de que la gente comprenda que este concepto es algo bueno. Tenía miedo de que la gente pensara que me estaba riendo de la moda, pero en realidad, yo soy capaz de estar llevando una camisa de plumas mientras escribo estas palabras”, confesaba a New York Times. “Creo que a los hombres les gustan los looks simples. Ni siquiera se trata de que les gusten los vestidos seductores diminutos de Bebe. Simplemente, para los hombres los pantalones harem, que no se ciñen al cuerpo, las hombreras, que suelen ser inusuales porque puedes parecer un jugador de rugby, y las lentejuelas, que son un grito de atención, son diseños que no les gustan”, asegura.

¿No merece más la pena volcar nuestros esfuerzos en pasarlo bien que en ser sexys?

La subversión de la mirada masculina que artistas como Cindy Sherman ya pusieron en marcha hace décadas ha encontrado en la actualidad a una legión de fans que arrasa en redes sociales. Un ejemplo podría ser Bella Hadid, que ha confesado que desde hace dos años no cuenta con estilista exceptuando momentos puntuales, por lo que su vestidor ha dado un giro de 180 grados en el que los outfit milimétricos que definen el estilo de sus compañeros de profesión no tienen cabida. No vamos a negar (¡eso jamás!) que cuando tienes semejante cara y cuerpo puedes ponerte una bolsa de patatas y vas a seguir siendo la reina de cualquier fiesta, pero sin duda el que la supermodelo esté apostando por looks ajenos a la seducción tradicional es una prueba más de que la generación Z no construye sus outfits teniendo en cuenta la mirada masculina. Además, ¿no merece más la pena volcar nuestros esfuerzos en pasarlo bien que en ser sexys?

Por supuesto, una de las marcas que mejor defienden esta estética es una liderada por una mujer. Hablamos de Prada, que de la mano de Miuccia, ha presentado prendas tan históricamente sensuales como un corsé combinado con maxi abrigos, calcetines, jerséis oversize y botas inmensas, subvirtiendo así la mirada y despojando a la prenda de ese carácter sexualizado.

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Stéphanie Branchu/Netflix
Emily in Paris

En realidad, el personaje televisivo más comentado del momento, el que interpreta Lily Collins en ‘Emily in Paris’, es el ejemplo perfecto de cómo una mujer que adora la moda pasa completamente de lo que los hombres opinen de sus looks. Bien es cierto que teniendo en cuenta que por alguna razón cada vez que Emily suspira, seduce a los hombres más impresionantes del barrio, podría disfrazarse de peonza y su vida sentimental seguiría en marcha, pero no podemos dejar de mencionar que los looks de la protagonista de la serie espantarían a la inmensa mayoría de hombres heterosexuales que no, que posiblemente no queden deslumbrados por sus hiperbólicos vestidos de plumas, sus coloridos zapatos de plataformas imposibles ni sus combinaciones de estampados histriónicos.

las nuevas heroínas no buscan el ‘double check’ de la mirada masculina para construir sus looks

Comparte por ello la mentalidad fashionista de Carrie Bradshaw, que deambulaba por Nueva York luciendo mezclas en las que su amante no era otra que no fuera la moda. Mientras que las protagonistas de ‘Gossip Girl’ hacían de sus armarios sus armas de seducción, las nuevas heroínas de la actualidad no buscan el ‘double check’ de la mirada masculina para construir sus looks.

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Incluso podríamos hablar de la marca de una de las mujeres más sensuales del planeta, Kim Kardashian, para hablar de cómo la moda ya no busca la aprobación ajena. Sin duda fue el confinamiento el responsable de que las mujeres antepusieran la comodidad a la sensualidad, y la firma de la reina de las Kardashian se ha encargado de enamorar a su fiel clientela con sus diseños, que se amoldan a las curvas y que lejos de apostar por encajes o copas de rellenos infinitos, prefieren hacer del confort su carta de presentación. Los colores que formaron parte de la paleta cromática inicial de la firma fueron los colores nude y las tonalidades topo, por lo que hablamos de un pantone muy alejado del tradicional rosa o rojo que marcas de lencería como Victoria’s Secret vincularon a la sensualidad durante tanto tiempo. De hecho, el ocaso de la que hasta ahora fuera la firma de ropa interior más sensual del mundo se debió a ese empeño por poner el deseo masculino en el centro de sus creaciones, en lugar de apostar por la comodidad de las mujeres. Las marcas que han sabido comprender esta dinámica, como Sloggi, son las que ahora triunfan también en los cajones de lencería de las mujeres.

Pocas cosas resultan más empoderadoras que llevar el a quién le importa de Alaska como lema

Al final, construir un armario con el que estar cómodas y que exprese nuestra personalidad es la mejor forma de demostrarle al mundo que estamos seguras de nosotras mismas, y sin duda, pocas cosas resultan más empoderadoras que llevar el a quién le importa de Alaska como lema de vida.