«Soy muy transparente y sincera. A veces me digo a mí misma: “¿Para qué hablas?”. Pero no quiero ponerme límites». Natalia Lacunza (Pamplona, 1999) está en un buen momento. A punto de lanzar su nuevo EP, Duro, que verá la luz antes de terminar el año, la artista, que se dio a conocer al gran público en el programa de televisión Operación Triunfo en 2018, disfruta de haber encontrado su mejor versión. «Me ha costado reconocerme como cantante, por eso del síndrome de la impostora. Pero me he dado cuenta de que tengo talento e instinto, buenas ideas en la cabeza y hago canciones que cada vez me gustan más. Así que me valoro por fin y me digo a mí misma: “¡Tía, deja ya de negar tu existencia!”».
En esta etapa, Natalia prueba con nuevos sonidos y letras, y continúa dando pasos importantes en la construcción de su propia imagen, algo que le divierte desde pequeña. «La moda es un lenguaje, parte del imaginario creativo. Disfruto con esa búsqueda de mi identidad a través de lo que llevo puesto, un look que me represente y me haga sentir cómoda», explica. Algo que le ha pasado con la nueva colección de Tous, firma de la que es embajadora y que nos acompaña en este reportaje. «Tengo una apariencia fuerte y estas piezas encajan perfectamente en ella. Me he enamorado de las mezclas de oro y plata, los anillos y pendientes que parecen gotas de agua... Ha sido un flechazo».
Desde los inicios, tu imagen ha sido un ingrediente esencial en tu proyecto. ¿Qué importancia tiene realmente la moda en tu vida?
Desde que era una niña, estaba obsesionada con la ropa y los complementos. Diseñaba mis propios conjuntos con el juego Top Model y reinventaba las prendas que tenía (algo que sigue haciendo). Nunca tuve una gran solvencia económica y no podía comprarme lo que quería, así que vivía soñando. Por eso me encanta lo que me está sucediendo, como ser embajadora de Tous, por ejemplo. Mi madre y yo somos fans de la firma desde hace años. Y ahora puedo llevar sus joyas y regalárselas a ella. El círculo se está cerrando y todo ha merecido la pena.
¿Cómo ha evolucionado tu estilo con el tiempo y la exposición?
Siempre he sido muy ambigua en la expresión de género, y eso incluye la moda. Mi madre me compraba vestidos preciosos, pero muchos días sólo quería llevar vaqueros y una camiseta (risas). Y sigo siendo así. Abrazo todo el abanico de imagen que tengo de mí misma, que pasa de ser superfemenina y naif a marcadamente masculina. No me siento igual cada día, así que no me puedo vestir de la misma manera.
Es casi lo mismo que pasa con tu música, que varía sin parar.
Efectivamente. En Nunca llega e Intro (sus dos ‘singles’ de ‘Duro’), y en todo el EP, he tenido la necesidad de experimentar. Son sonidos que llevo consumiendo mucho tiempo, más cercanos a la electrónica y al urbano, pero no había tenido la autoestima suficiente para integrarlos en mi proyecto. A veces me he sentido un poco impostora, y en vez de hacer lo que me da la gana, me he cuestionado y limitado. Pero he dejado de hacerlo y estoy disfrutando al 100%.
¿Te sientes libre a la hora de crear?
Sí, lo que me ha frenado a veces han sido mis propios límites. Antes sólo sabía plasmar mi personalidad melancólica. Escribo mucho en base a mis emociones, y había épocas en las que necesitaba sacar muchos conflictos a través de la música. Ahora me apetece expresar otras cosas que tengo dentro, que me pueden empoderar. Siento que me atasqué un poco en la melancolía. Se me asociaba mucho con el «ay, qué bonito y qué triste». Y estoy un poco cansada de eso, porque yo me siento también de muchas otras formas.
Pero tú eres positiva, ¿verdad?
Soy un poco trascendental, porque me gusta conectar con las emociones más puras y las circunstancias que nos arrollan como seres humanos. Pero me gusta que me digas esto, porque sí, lo soy. Hago muchas reflexiones profundas, aunque no creo que sean tristes, son emocionantes.
También pareces fuerte y muy segura de ti misma. ¿Es así?
Hay cosas que me repito mucho para autoconvencerme. Porque, aunque parezca que tengo un discurso muy directo y claro, soy tremendamente insegura. En muchos momentos te sientes la peor, te comparas y te hablas fatal. Pero hay que salir de ahí. Estoy aprendiendo a quererme cada día un poco más.
¿Y qué te ayuda a hacerlo?
Estoy buscando todavía mi estabilidad. Pero lo que me hace sentir firme es mi familia, mis amigos, la gente que me quiere. El amor es lo que salva todo. Y priorizarme a mí misma, que es algo que estoy practicando más, porque antes me costaba mucho decir que no.
¿Resulta más difícil conseguir el éxito en la música al ser mujer?
Sí, rotundo. Se nos cuestiona mucho más, se nos ningunea y se nos hace luz de gas. Si estás muy conectada con tu sexualidad, eres una guarra. Si lo estás con tus emociones, eres una lánguida. Si eres lesbiana y haces reguetón, das asco. Tienes que ser muy fuerte y rodearte bien para que no te afecte. Todavía queda mucho por hacer y tenemos que seguir luchando y diciendo las cosas claras.
* MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: PAULA SOROA (TEN) PARA SEBASTIAN PROFESSIONAL.
