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Ninguna prenda de nuestro guardarropa tiene el poder de expresar tantos estilos, estados de ánimo e incluso sentimientos como la camisa blanca. Cuál 'página en blanco', es un lienzo donde poder expresarnos y con el que construir todo tipo de looks; desde el más neutral, minimalista y austero hasta el más romántico.
Es la prenda universal y más polivalente de todas. Una camisa masculina desabrochada y como única prenda puede resultar hiper sexy. Pero la misma camisa abrochada y bajo un jersey de cuello a la caja puede ser rigurosa e impoluta. Es la prenda de las mil caras. Minimalista, asimétrica y deconstruida. Romántica, de gasa o semitransparente. Naíf, con cuello bobó o ribetes de encaje. Nunca podríamos tener suficientes camisas blancas en el armario porque cada una de ellas puede representar un estilo.
Y en esta primavera, la camisa blanca que proponen los diseñadores, viene en su versión más clásica y pulida; de lineas sencillas, abotonada y con cuellos y puños.
En Fendi se lleva con cuello mao y desabrochada. Y en Dior se presenta asimétrica, con un hombro al aire.
En Stella McCartney se luce con chorreras y bajo chaleco. Y en Loewe se abrocha hasta arriba y se lleva con pantalones de talle súper alto. En Courrèges la propuesta es la de vestido camisero, mini y también de rayas.
Street style
¿Y en la calle? En el street style la hemos visto de mil maneras, no solo en looks casual sino también en estilismos más formales, acompañado a una falda midi, estilo New Look o de tul. ¿El gesto más fashion? Lucirla abotonada arriba y abrir los botones de abajo.
Favorito ELLE
Con volantes en el cuello