Esto es lo que pasa cuando le preguntas a Zendaya (California, 1996) por sus peores looks. Tiene que entrar en una máquina del tiempo y retroceder hasta su primera gira de prensa para su programa Shake It Up de Disney Channel en 2012. Busca en Google “Germany Zendaya” y me enseña su iPhone, mostrándome una foto de ella apoyada en una barandilla de cristal en Múnich, con pantalones acampanados y una chaqueta de punto a rayas con una blazer aguamarina y camiseta amarilla. En aquella época no tenía presupuesto para ropa, pero tenía a Law Roach. «Todavía estoy enfadada con él», bromea. «¿Por qué me has puesto esto? ¡Podías haberlo hecho mejor!», se ríe. El outfit fue una de sus primeras colaboraciones con su estilista de toda la vida, a quien conoció a través de un amigo de la familia cuando ella tenía 14 años y él dirigía su boutique de Chicago, Deliciously Vintage.

Rememorar con ella, en una mesa de la trastienda privada del Crossroads Kitchen (un restaurante vegano de alta gama en West Hollywood), los tropiezos de moda que cometió (y aún comete) cuando era prácticamente una niña, me recuerda lo mucho que ha crecido en el ojo público. La hemos visto pasar de los encantadores looks de adolescente a los de Roach, que hacen que te preguntes si Dios es su sastre personal en la Tierra. Pero la transformación de estilo de Zendaya es sólo una de las formas en que ha evolucionado más allá de sus raíces. Bajo el lujoso resplandor ámbar de una araña de cristal, explica que, a punto de cumplir 27 años, está entrando en una era de riesgo. «Desde el punto de vista del carácter, quiero encontrar cosas que me impulsen», explica. Lleva unos vaqueros de cintura alta con cinturón, un sedoso abrigo negro abotonado con mocasines de Chanel sin calcetines y un elegante mechón ondulado con la raya en medio. «A medida que envejezco, ya sabes, no puedo hacer de adolescente el resto de mi vida».

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KLEIN STEVEN
Minivestido de Louis Vuitton, zapatos de Christian Louboutin y pendientes pulsera y anillos, todo de Bvlgari. En la foto anterior, vestido de Ralph Lauren Collection, zapatos de Christian Louboutin y pendientes, pulsera y anillos, todo de Bvlgari.

Durante años, la actriz ha ocupado una posición singular como estrella de cine de última generación y musa fashion a tiempo completo con un toque de encanto del viejo Hollywood, que comenzó cuando rompió con su etapa Disney a los 22 años para protagonizar a Rue Bennett, una adolescente adicta en rehabilitación, pero a menudo en espiral, en la producción de HBO Euphoria. En 2020, se convirtió en la actriz más joven en ganar un premio Emmy a la mejor actriz protagonista de una serie dramática, interpretando a esta estudiante de instituto con tanta soltura que el público sigue creyendo que es una cría.

Hasta ahora ha escogido papeles que optimizan su singular gracia tipo Daria, como la clásica marginada de instituto en la franquicia de Spider-Man protagonizada por Tom Holland, o el personaje enigmático junto a Timothée Chalamet en la película épica Dune (durante siete minutos). Sin embargo, nunca ha dominado la gran pantalla como en Rivales, del director Luca Guadagnino (pendiente de estreno en los próximos meses), una hazaña de sensualidad que Zendaya describe como su «primera vez como protagonista». Su personaje, Tashi, es un fenómeno del tenis que se convierte en entrenadora tras una lesión y se encuentra en el centro de un triángulo amoroso.

«Ya era el momento de dar un paso hacia un personaje más maduro, hacia la siguiente fase»

Este trabajo es una oportunidad para que el público la vea bajo una nueva luz, encarnando a una mujer fatal y despiadada en una película con apuestas muy adultas. Es el tipo de interpretación que sabe que sus fans están deseando ver («Más incluso que yo», bromea). Aunque tampoco se trata de un cambio radical. Su sutil visión de la seducción hace que la evolución parezca más auténtica que forzada. «Sentí que era un buen paso hacia un papel más, supongo que se podría decir maduro, y hacia una siguiente fase», cuenta. «Me daba un poco de miedo, pero creo que esa es una sensación positiva. Puedes huir de ella y quedarte segura y cómoda, o puedes decir: “¿Sabes qué? A la mierda”».

Rivales tiene el trasfondo tenso y erótico que caracteriza a las películas de Guadagnino, con una línea temporal que va del instituto a la universidad y de ahí a los treinta y tantos, lo que le permite ejercer la variedad que el director deseaba. «Zendaya es una compañera maravillosa con la que trabajar», dice Guadagnino. «La forma en que expresa y exuda el poder de su cuerpo es maravillosa, pero, al mismo tiempo, la manera en que pasa por la seducción es muy hermosa en la cinta». Aunque algunas de las escenas de sexo son intensas, están en consonancia con la opinión de la intérprete sobre la sensualidad como lenguaje implícito. «Es lo que Luca hace tan bien. Son las cosas que no son. Son los momentos entre los momentos. Como la química. Eso que no siempre se puede decir, pero que se siente», explica. «Esa es la especialidad de Luca cuando se trata de hacer cine. Todos los matices que no están en la página y que sólo alguien que tenga la cámara puede encontrar».

En nuestra entrevista, confiesa que es la primera vez que habla en profundidad de Rivales con un desconocido, y le cuesta entender las motivaciones de Tashi. «Todavía no entiendo las decisiones que toma, y hemos tenido muchas conversaciones sobre por qué es así», explica. «Lo importante para mí era que no se disculpara. A veces, los personajes complicados y conflictivos que ejercen poder sobre otras personas están reservados para actores que no se parecen a mí, así que cuando tengo la oportunidad de interpretar un papel así, la aprovecho».

Después de tres meses de entrenamiento de tenis (se levanta de su asiento para demostrar el juego de pies que ha aprendido), empezó a apreciar a los deportistas que compiten y actúan al mismo tiempo. «Cuanto más tenía que fingir que jugaba al tenis ante una cámara y un público, más aterrorizada me sentía. Y ni siquiera utilizaba una pelota de verdad», comenta riendo.

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Vestido de Valentino y pendientes y anillos de Bvlgari.

Mientras rodaba en Boston en la primavera de 2022, Zendaya empezó a darse cuenta de lo famosa que se había hecho en poco tiempo. «Después del último Spider-Man y de la segunda temporada de Euphoria, se produjo un cambio visceral», confiesa. «Antes podía ir a sitios, entrar y salir. Pero en Boston, acababa volviendo a casa, porque era realmente sobreestimulante. Todo el mundo se iba a un bar o algo así, y yo decía: “Me encantaría, pero creo que podría arruinar la noche de todo el mundo. Porque no va a ser divertido una vez que esté allí”».

Se acuerda de una vez en la que compró una almohada y unos clientes la fotografiaron en la caja mientras resolvía un problema con una tarjeta. «Y era como “¿por qué? Ya veis que estoy nerviosa”», comenta con una risita, tomándoselo con calma. Hace unas semanas, en Italia, fue fotografiada paseando a su perro, Noon. «Tenía la idea de que podía pasear por Venecia. Pero no, no puedo», dice sonriendo con dulzura. «Tuve que recoger su caca, y yo estaba en plan: “Señor, por favor, no me haga una foto recogiendo la mierda de mi perro”. Hay una en la que se me ve sujetando la bolsa, aunque por suerte se ahorraron lo de agarrarla y meterla en ella».

Menciono haber visto una fotografía suya y de Holland en un paseo en barco por Venecia y le pregunto si le ayuda que al menos el interés provenga de seguidores que ven su relación como algo adorable. «Acepto que algunas partes de mi vida van a ser públicas. No puedo dejar de ser una persona, vivir mi vida y amar a la persona que amo. Pero también controlo lo que decido compartir. Se trata de proteger tu paz y que las cosas sean tuyas, pero también de no tener miedo a existir. No puedes esconderte. Eso tampoco es divertido. Por eso navego más que nunca».

Zendaya está ahora en mi portátil, peinando a mi personaje de Los Sims 4. Hace años que no juega y se esfuerza por encontrar un look que no desentone con el pelo de mi Sim, largo hasta los hombros y azul eléctrico peinado hacia un lado. «Podrías tener un momento efecto 2000», sugiere, combinando un top rosa intenso con una falda amarilla. Incluso el Sim parece decepcionado con las escasas opciones. «Voy a necesitar que junten esto un poco», dice riendo.

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Vestido, de Andreas Kronthaler para Vivienne Westwood y pendientes y anillos, todo de Bvlgari.

Su apego a la moda le viene en parte por su madre, que con su 1,90 de estatura tenía que encargar la ropa a medida. «Siempre le hacían sentir que no podía disfrutar de ciertas prendas, porque no las hacían para ella o porque la gente soltaba comentarios sobre su altura, y se sentía cohibida», recuerda. «También creo que había una parte de ella a la que le gustaba ese mundo, pero estaba oculta. Pienso que lo vivía a través de mis experimentos».

Zendaya creció como una tímida niña de teatro en Oakland, y se vestía con la ropa más extraña que encontraba. Aunque desde entonces se ha consolidado como una de las creadoras de tendencias más solicitadas –ha sido embajadora de marcas de lujo como Valentino, Lancôme, Bvlgari y Louis Vuitton–. Roach ha florecido a su lado, llevando a la vanguardia el punto de vista del estilista de las celebrities. Cuando este anunció su retirada en marzo de 2023, alegando en parte la política del sector, la noticia fue inquietante. A principios de ese mes, un vídeo en el que se le veía buscando confusamente un asiento junto a la estrella en el desfile de Louis Vuitton en la Semana de la Moda de París se había convertido en viral. Los fans interpretaron su lenguaje corporal como que lo estaba rechazando y se preocuparon de que se hubieran separado. Roach aclaró más tarde los rumores, diciendo que su relación era más que sólida, pero que todavía estaba descubriendo su nuevo papel. Por teléfono, confirma que ha asumido un rol oficial como director creativo de Zendaya, y añade: «Nuestro vínculo es como el de una familia, así que no creo que me vaya a ninguna parte, y, aunque quisiera, no me dejaría».

Ella vio cómo el percance de los asientos se convertía en un asunto online: «Cuando ocurrió, pensé: “Oh, no, espero que la gente no intente crear algo a partir de esto”». Su recuerdo es el mismo que el de Roach: les había pillado tráfico y al llegar tarde se apresuraron hacia la primera fila. Después de que Zendaya se sentara, dice que intentaron encontrar el asiento asignado a Roach. No se puede escuchar el audio en el vídeo, que la muestra señalando una fila detrás de ella, como si sugiriera que debía sentarse allí. La verdad es que estaba señalando el asiento de su ayudante Darnell. Pero algunos espectadores que vieron la grabación dieron por sentado que el estilista se había ofendido. «Estamos tan acostumbrados a sentarnos juntos que él no sabía dónde ir», aclara. «Aunque, obviamente, la gente prefiere quedarse con lo peor de la situación, lo que no siempre es fácil de afrontar y resulta hiriente».

Fue un ejemplo clásico de cómo Internet analiza en exceso unos segundos de caos. Roach sostiene que Zendaya le ha apoyado firmemente. «Le agradezco que me haya dado la oportunidad de brillar», expresa. «No es frecuente que una superestrella tan grande como ella sea tan generosa y comprensiva cuando alguien quiere dar un paso al frente. Ha sido uno de mis mayores apoyos». Roach ha seguido vistiéndola para alfombras rojas como la del evento de joyería de Bvlgari en Venecia, así como para la sesión con esta revista y su debut en la campaña de Louis Vuitton la pasada primavera. La actriz insiste en que se esfuerza mucho por su equipo, sobre todo por la gente a la que quiere: «Participa en todos los contratos de moda y en todo lo que hago. Siempre ha sido mi director creativo en cierto sentido, y sigue desempeñando ese papel, porque es algo más que ropa sobre una alfombra roja».

A los 30 minutos de nuestro almuerzo de casi tres horas, interrumpe la conversación para preguntarme si me había enterado de que Tina Turner había muerto a los 83 años. Ella descubrió a la leyenda del rock de niña a través de su abuela y quedó fascinada. «Lo que más me gusta es que fuera una estrella en un tramo de su vida en el que intentan decirte que no puedes ser deseable ni vender discos», subraya. «Es precioso y demuestra que es posible evolucionar y seguir haciéndolo en cualquier momento de tu existencia».

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KLEIN STEVEN
Vestido de Ralph Lauren Collection, zapatos de Christian Louboutin y pendientes, pulsera y anillos, todo de Bvlgari.

En abril de 2023, Zendaya se unió al cantante británico Labrinth en Coachella y actuó en directo, no lo había hecho desde que era adolescente. Fue una experiencia totalmente nueva, cantando sus colaboraciones All For Us y I’m Tired, que aparecen en la segunda temporada de Euphoria, rodeada de miles de fans que gritaban y se sabían todas las letras. Por primera vez en mucho tiempo, sintió miedo escénico, algo que le ocurre incluso a una artista a la que le encanta asustarse para ser atrevida. «Es la persona más competitiva que conozco, en el buen sentido», revela Sam Levinson, creador de la serie de HBO. «Crece constantemente como artista y siempre busca un reto. Nunca se muestra complaciente», asegura mientras añade que ve la próxima temporada de Euphoria como una «película de cine negro en la que se va a explorar lo que significa ser un individuo con principios en un mundo corrupto».

Ella lanzó un álbum debut en solitario en 2013, pero nunca se había sentido tan expuesta como esa noche. «Tengo muchas experiencias negativas con la industria de la música, y estar en el escenario es realmente lo peor», explica. «Me pesa mucho y tenía miedo de volver a abrir esa puerta. Pero también pensé: “No puedes huir de esto para siempre”». Después, publicó un vídeo sobre su emoción en Instagram, donde contó que no podía oír su propia voz a través de su auricular por encima del ruido de la multitud y no tenía ni idea de cómo sonaba. Pero en algún momento se dio cuenta de que debía dejarse llevar. «Tuve que decirme: “Tía, tómate un segundo y mira lo especial que es esto. Esta gente te está dando tanto amor y energía...”. Nunca lo había experimentado. Me dejó alucinada». Y se adentra en su monólogo interior, Zendaya hablándole a Zendaya: «Me dije: “Deja de pensar en las malditas cosas técnicas. Está bien. No va a ser perfecto. No has estado en el escenario delante de tanta gente en tu vida. Disfruta el hecho de que lo hiciste. Superaste tu miedo. Lo lograste, y esta gente disfrutó contigo, te dio cariño y fuerza, y se emocionó por que estuvieras allí. Con eso basta».

*Peluquería: KIM KIMBLE (A-FRAMEAGENCY.COM). Maquillaje: ERNESTO CASILLAS para LANCÔME. Zendaya lleva ‘Teint Idole UltraWear Care & Glow Serum Foundation’ de Lancôme. Manicura: MARISA CARMICHAEL (APRES NAIL). Extras Casting: BARBARA PFISTER. Producción: VIEWFINDERS. Localización: THE ACE HOTEL, LOS ÁNGELES.