Roy Galán (Santiago de Compostela, 1980) es uno de esos fenómenos virales que aparecen de vez en cuando en las redes sociales. Salvo que, en vez de un vídeo ridículo, un meme 'tripitido' o un anuncio de una marca, lo que se viraliza es un poema. En un país en el que el 40% de su población reconoce abiertamente no leer nada, que sus textos -que escribe prolíficamente y con intensidad-, corran como la pólvora por Facebook, consigan 5.000 reacciones, sean compartidos 3.000 veces y logren cerca de 200 comentarios, créanme, es un auténtico récord.

Pero si encima añadimos que gran parte de lo que escribe nuestro protagonista (que acaba de publicar la colección de poemas 'Irrepetible' en la editorial Alfaguara) gira en torno a la mujer, a su machacada autoestima, a todos los 'palos' que recibe de todas las partes y a la importancia que tiene debería tener su papel en la sociedad, ya no resulta solo que Galán es un fenómeno, sino una necesidad. En Elle.es queríamos saber un poco más sobre él, y este es el resultado.

¿Cómo llega un hombre a ser 'militante feminista', como te has definido?

Yo le daría la vuelta a la pregunta: ¿cómo llega un hombre a no ser 'militante feminista'? El feminismo busca conseguir la igualdad real de derechos entre hombres y mujeres. Así, podemos entender que es un movimiento positivo que mejora este mundo ya de por sí bastante maltrecho. Luego si alguien quiere considerarse algo bueno para el mundo, primero ha de llamarse a sí mismo feminista. Sea hombre o mujer. Otra cosa es que dentro de los feminismos a los hombres se nos considere como "aliados" porque se entiende que no se puede liderar una lucha en la que no somos el grupo oprimido sino el opresor. Me da igual cómo me llamen y el lugar que quieran que ocupe. Yo sé lo que hago y para qué. Para mí el feminismo es todo lo que no es la guerra.

¿Qué crees que es lo que más gusta a las mujeres de tus escritos en Facebook?

Que todo es verdad. Las mujeres están más acostumbradas a ahondar en sus sentimientos que los hombres, a reconocer de una manera intuitiva lo genuino. Han sido maleducadas en la responsabilidad y el miedo. No es que las mujeres maduren antes, es que la sociedad las obliga a pensar en las consecuencias antes que a los hombres. Son ellas las que por accidente se pueden quedar embarazadas, las que tradicionalmente han de cuidar de los hermanos cuando las madres no están, las que han de extremar la vigilancia para evitar las agresiones sexuales, las que suelen luchar por que las relaciones amorosas funcionen, las que tratan constantemente de salvarlo todo. Se encuentran con unas palabras que nacen desde la más pura emoción y surge la identificación. Porque alguien te está diciendo que no estás sola y eso reconforta. Es liberador.

Yo no escribo deliberadamente para un público determinado, solo escribo lo que siento en cada momento. Los hombres también pueden conectar con mis escritos pero tienen que haber trabajado su sensibilidad de una manera especial porque si no, puede que se sientan atacados. A un hombre que no está acostumbrado a mostrarse ni a hablar de sí mismo, y esto es culpa también de la educación machista, le estás diciendo que es muy sencillo hacerlo. Y responde ante el supuesto ataque de la única manera que le han enseñado: devolviéndolo.

¿Crees que las mujeres podemos llegar a ser nuestras peores enemigas?

No sé si las peores enemigas, pero que una mujer pueda sentir aversión hacia otra por el hecho de ser mujer es ya bastante desalentador y triste. Las nutrias, por ejemplo, duermen cogidas de la mano por si la corriente del río se las lleva mientras duermen, pero parece que entender esto a la especie humana le cuesta mucho. Este odio hacia lo femenino es un odio heredado que tiene que ver más con una idea equivocada del amor romántico basado en la posesión ('no me lo robes') y con una mala gestión de la autoestima basada en la comparación constante. Por eso, el feminismo ha acuñado el término de 'sororidad' como la solidaridad que ha de existir entre las mujeres. No existe nada más emocionante que ver la capacidad para ejercer la empatía de una mujer con otra. Tampoco podemos apedrear a las mujeres que solo saben odiar a las mujeres: hay que intentar que entiendan que eso que odian forma parte de ellas también y que al herir se están haciendo daño a sí mismas.

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Roy, en 1982.

¿Funciona como un altavoz mejor tus textos al ser escritos por un hombre?

Por supuesto, pero no solo conmigo, sino con todos los hombres que se dedican al arte. Lo que viene firmado por un hombre es siempre mucho mejor recibido porque somos unos privilegiados en todos los aspectos. En mi caso, creo que tiene también un componente reconciliador: ver a alguien no directamente afectado por una injusticia poniéndose en riesgo tiene rasgos de heroicidad. Pero no lo es. Porque a mí me afecta todo el dolor en primera persona. El dolor es uno. Y cuando nos tocan a una nos tocan a todas. Mujeres, gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, negros, animales, locos, pobres, enfermos y todo aquello que se sale del control y la dominación del hombre blanco heterosexual occidental.

Has escrito sobre Simone de Beauvoir, Jane Wilde, mujeres anónimas... ¿Qué personaje te ha resultado más interesante de explorar y cuál es tu asignatura pendiente?

Me fascinó investigar sobre Elisa y Marcela, las dos primeras mujeres que consiguieron casarse (haciéndose pasar una de ellas por hombre) en España. Fue en Galicia en el año 1901. Tal vez porque soy hijo de una familia homoparental (fui criado por dos mujeres) y una de mis madres falleció antes de que se aprobara en este país la Ley del Matrimonio Homosexual por lo que no pudieron casarse. Me emociona pensar que otras mujeres sí pudieron a pesar de todos y de todo.

Nunca sé qué escribiré así que cada día es una asignatura pendiente.

¿Cuál es el texto que más te ha costado escribir?

A un nivel personal cualquiera que hable del fallecimiento de mi madre.

A un nivel práctico cualquiera que tenga que ver con un hecho histórico concreto porque me pongo música, audios, documentales, leo, bailo… Creo que para escribir el texto del último amor de Federico García Lorca tardé como ocho horas en escribirlo y no son más de veinte líneas.

¿Te sientes más cómodo en textos más sencillos, cálidos y cercanos o dando rienda suelta a todas tus posibilidades literarias?

Un escritor utiliza las palabras a su antojo. En mi antojo hay una necesidad de que se me entienda. Yo, conscientemente, he prescindido de una determinada forma a favor del fondo. Prefiero que el mensaje llegue más o menos de la misma manera a una chica adolescente o a un jubilado que hacerme el "buen" escritor intelectual y que haya gente que no pueda acceder a lo que tenía que contar. Eso es lo que quise para 'Irrepetible': que todo el mundo pudiera sentirse parte de eso que cuento.

¿Cómo llevas el hecho de estar convirtiéndote día a día en un fenómeno viral?

No lo pienso. Si lo pensara no escribiría como escribo. Yo solo quiero que la gente recupere la capacidad de sentir. Si eso es viral o no, si gusta o no, no depende de mí. De mí solo depende intentar ser honesto y no tener miedo. Y ahí vamos, bastante bien de honestidad y de valentía.

"No existe nada más emocionante que ver la capacidad para ejercer la empatía de una mujer con otra"

¿Qué escritores te han inspirado?

Aquellos que me enseñaron a ser otro sin moverme del sitio. Milan Kundera, Virginia Woolf, Faulkner. Aunque ahora prácticamente solo leo literatura escrita por mujeres. Ese es mi secreto para hablar de ellas: leerlas. Me fascina, por ejemplo, Siri Hustvedt, que es una escritora magnífica que muy poca gente conoce y que resulta que es la mujer de Paul Auster al que todo el mundo admira y que a mí me interesa muchísimo menos. He ahí otra manifestación más, de las tantas que existen, del sexismo en la literatura.

Si pudieras convertirte en mujer por un solo día, ¿qué te gustaría hacer?

Aunque me resultara doloroso, lo único que no puedo hacer siendo hombre: Dar a luz.

¿Hay algún tema que te gustaría abordar pero que aún no te has atrevido a hacerlo?

Voy bien de valentía así que no, no tengo miedo a pensar en nada, así que no tengo miedo a ponerle palabras a mis pensamiento.

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Portada de \'Irrepetible\

¿Qué piensas de las revistas femeninas? Y, en general, ¿de la moda? ¿Crees que esclavizan a la mujer?

No creo que existan las revistas femeninas, sino aquellas que recogen lo que se supone que puede preocupar o interesar a las mujeres. Digo supone porque es una cuestión cultural. Las revistas que hablan de mujeres significaron en su momento un altavoz importantísimo para que por fin pudiéramos ahondar un poco en ese sentir y ha de ser algo a valorar. Las revistas que no me gustan son las que humillan a las mujeres haciéndose eco de sus "defectos" físicos o aquellas que las hacen sentirse sutilmente mal para luego en la página siguiente "vender" la solución. Y luego está la moda, claro. La moda forma parte de la identidad de cada persona. No hay nada que mejore una piel humana desnuda en contacto con otra piel humana. Así que la ropa intenta reproducir esa sensación fuera de la cama. Como la música, la moda habla por ti mientras tú permaneces en silencio. Eso debe ser el arte.

Lo que no me gusta es que la moda sea un dictado porque ante todo creo que tiene que hacer que te sientas cómoda en todos los sentidos. Igual que nuestros actos, las prendas que llevamos, o los tatuajes que nos hacemos, han de tener un significado. Si no, es que no estamos pensando lo que hacemos. Así que unos tacones nuca esclavizarán a una mujer consciente. Lo harán si al bajarse de ellos se siente menos mujer o si alguien la obliga a usarlos para conseguir algo determinado. La prisión está siempre en las cabezas, no en los zapatos o en las minifaldas. Dicho esto una petición: ¡Más hombres en tacones por favor!

¿Lees todas las opiniones de tus post? ¿Cómo llevas la relación con tus fans y tus 'haters'?

Sí, leo todas las reacciones porque lo que yo hago no es un monólogo en el que quiero tener la razón. Cada vez puedo contestar menos porque somos ya casi cien mil personas y es imposible, pero lo único por lo que escribo es por la emoción compartida. Yo no hablaría de fans. Ellas y ellos, sus cabezas, son Roy Galán. Cada vez que sienten algo es algo que ya tenían pero que habían olvidado. No puedes llamar fan a alguien que tiene lo mismo que tú por dentro. Como mucho serán compañeras de revolución. Y a los 'haters': Claro que sí, guapi.

Recomiéndanos un libro y una película para que mejore la autoestima de las mujeres.

Películas serían dos y muy distintas entre ellas. La primera, 'Las Horas' de Stephen Daldry, porque habla de mujeres que eligen y la capacidad de elección es lo primero que hay que recuperar para poder alcanzar la libertad. La segunda es 'Mad Max: Furia en la carretera', porque las mujeres "no son cosas", porque su protagonista, Furiosa, ha entendido que "aquí afuera todo duele" y porque es la grandísima heroína del cine de acción que llevamos esperando desde hace más de 120 años. ¡Te queremos, Furiosa!

Un libro sería 'La Teoría King Kong' de Virginie Despentes, porque solo leyendo "desde la fealdad y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, las histéricas, las taradas, todas las excluidas del gran mercado de la buena chica", podremos volver a querernos por cómo acontecemos sin más.

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