Cenar y bailar, todo en el mismo lugar. Es un plan que hace años en Madrid te habría rechazado. La capital siempre ha sido la reina de la improvisación, de dejarse llevar de bar en bar sin mirar el reloj e, incluso, sin preocuparte de reservas. Más por suerte que por desgracia -aunque personalmente lo echo muchísimo de menos-. el merecido ‘boom’ turístico de la ciudad, apoyado por la oleada de nuevas aperturas de restaurantes y grandes hoteles, ha hecho que hoy sea tarea casi imposible salir a la calle sin un ‘planning’ elaborado con semanas de antelación, sobre todo si pretendes reunir a un grupo numeroso de amigas y alargar la velada más allá del postre.

Te lo habría rechazado, también, porque es habitual que los restaurantes que presumen del concepto ‘dinner show’ me resulten -mil perdones- una horterada en la que, al final, ni la gastronomía ni el momento festivo están a la altura. Esto, sin embargo, parece estar cambiando. La demanda de lugares en los que pedir mesa a una hora sabiendo que la tarde o la noche continúan allí mismo aumenta al mismo nivel que la dificultad de moverse a otra dirección que, seguro, está abarrotada.

La semana pasada conocí Jimmy’s. Este restaurante y club supone la vuelta a la vida del Grupo Gabana y de aquella icónica discoteca de la calle Velázquez. Lo hace en María de Molina con un concepto doble: el gastronómico, por un lado, y la sala de fiestas por otro. Reconoceré que no me llamó demasiado la atención hasta que me chivaron que merecía la visita. Ahora me toca a mí contarte que, detrás de todo el ‘bling bling’ de grandes firmas que lo han convertido en embajada (desde Maserati a Dom Pérignon), se esconde una buena alternativa.

restaurante jimmy's, madrid
Jimmys's
Jimmy’s

Me gustó la atmósfera de club privado de Jimmy's, de mesitas redondas a media luz con cierto aire entre barroco y años 20. Y me gustaron varias cosas que tomé, como su brioche de steat tartar, su nigiri de presa ibérica Joselito o su jugoso picantón coreano con crujiente de plátano. La carta no descubre nada pero tampoco lo pretende. Más que espectáculo, esa noche un fondo de ‘live band’ acompañaba sin interrumpir junto a una colorista coctelería. No me extendí esta vez, pero la sala conecta con el club si acaso tú lo haces.

platos del restaurante jimmy's, de madrid
jimmy's
Platos de Jimmy’s

El reto de comer bien en un restaurante ligado a una discoteca lo superó por primera vez Grupo Kapital en la azotea de su conocido edificio en la calle Atocha, el Teatro Kapital, con Quintoelemento. Aunque fue, desde sus inicios en 2021, independiente de la sala respira marcha por los cuatro costados. Bajo su impresionante cúpula, con una de las mayores pantallas retráctiles de ultradefinición, todo es un tanto excesivo pero su menú japo latino, asesorada por Juan Suárez de Lezo, es sorprendente. Ostras y ponzu, nigiris con un ‘twist’, un tartar de atún picante terminado en mesa o su fantástica versión del ‘chilli crab’ son algunos favoritos que seguro ya has escuchado.

restaurante quintoelemento, madridpinterest
Quintoelemento
restaurante quintoelemento, madridpinterest
Quintoelemento
Quintoelemento

Prefiero, no obstante, menos extremos. Por eso me divierte cenar en Bribón, de los creadores de Grupo Gunilla o, tras la cena, ir directamente a tomar una copa. Su DJ levanta a las mesas hasta altas horas y su carta, castiza, sencilla y rica, da protagonismo a conservas, molletes, tablas de ibéricos, ensaladilla y picoteo.

"chanquetes" con huevos fritos y paletilla ibérica, plato del restaurante bribón de madrid
Bribón
"Chanquetes" con huevos fritos y paletilla ibérica, plato del restaurante Bribón de Madrid
ambiente en el restaurante bribón de madrid
Bribón
Ambiente en Bribón

De igual manera, la taberna moderna Casa Canito, en la calle Recoletos, reúne a una apetecible parroquia que, tras tomar unas latas, unos pinchos o unos entrepanes de altura firmados por el mismísimo Patxi Zumárraga, baja a la “clandestina” Movida Madrileña a agitar el esqueleto con ‘hits’ de ayer y hoy hasta una hora relativamente prudente. Muy cerca, Giselle también es buena idea. Es otro de los más recientes templos de moda y, en sus dos alturas de inspiración colonial, cabe un restaurante y animadísimo club con bien de gente guapa.

restaurante giselle, madrid
Giselle
Giselle

Otra sonada inauguración es la última que firman Grupo Carbón y Grupo Larrumba a un paso de la torre Picasso. Pabblo, se llama, y lo definen como su más ambicioso proyecto. Es un restaurante muy bonito en su estilo neoyorquino con toques afrancesados, a caballo entre el romanticismo y los años 70.

restaurante pabblo, madrid
Pabblo
Pabblo

Todos sus platos de Pabblo entran por los ojos porque la mayoría despiertan nostalgia, como un fundente croque monsieur, una ensaladilla tipo cóctel de marisco, un fantástico ratatouille de verduras a la leña, unos macarrones con chorizo picante de León para repetir y buenos pescados y carnes, desde el tradicional escalope Wiener Schnitzel a un más que decente lenguado meuniére. La coctelería de Carlos Moreno es el chispeante extra que te invitará a disfrutar de la banda de hasta siete músicos, acrobacias e ilusionismo que aderezan la madrugada.

los macarrones de don pabblo, con tomate guisado y chorizo picante de león plato del restaurante pabblo de madrid
Pabblo
Macarrones de Don Pabblo, con tomate guisado y chorizo picante de León; plato de Pabblo.

Volvería, como volvería siempre a Lisboa, ciudad que nos tomó la delantera cualitativa en este sentido con el maravilloso JNcQUOI, ese pionero ‘deli bar deluxe’, restaurante, club y boutique donde puedes hacerte una buena idea de la cocina portuguesa, pedir un cocktail y unas tapas o comprar una vela de Dyptique, un libro de Assouline o unos buenos zapatos junto al DJ en su ‘fashion clinic’ y sin importar la hora. El éxito fue tal que ya cuentan hasta con ‘beach club’ y villas en Comporta que estoy deseando conocer.

restaurante jncquoi avenida, lisboa portugal
Jncquoi Avenida
Jncquoi Avenida