Vivir tu vida en base a tu talla de vaqueros hace que te pierdas de momentos importantes, y que dejes de hacer lo que te gusta y te llama sólo por cómo te ves.

Seguro que te has agobiado si en una tienda de ropa no entrabas en cierta talla, has dejado de tener recuerdos por el miedo a cómo podrías salir en las fotos, y no has asistido a ciertos eventos por vergüenza de haber engordado.

Esto tiene que parar. La mayoría de las mujeres viven en guerra con sus cuerpos; esto hace que nos perdamos de momentos importantes, y vivamos preocupadas con cosas que no nos llenan.

Más bien nos hacen sentirnos pequeñas, y como que nunca será suficiente peso perdido para sentirnos a gusto.

En consulta veo cómo aumentan los trastornos alimentarios, cómo de obsesionadas están muchas mujeres con sus cuerpos, y cómo dejan de disfrutar y vivir su vida pensando en verse como Kim Kardashian (cuando ni ella misma se ve como en las fotos).

¿Cómo se surfea el miedo a engordar?

1. Lo primero es tirar la báscula

Depender y sentirte esclava de un número no es salud. Es control, obsesión, perfeccionismo, y miedo; y nada de eso es sano.

    Sé que da miedo soltar el control, pero vivir pesándote después de cada comida, no tiene sentido.

    De hecho, muchas nutricionistas no pesamos a nuestras acompañadas porque ese número no dice nada sobre el verdadero estado de salud de nadie. Especialmente, si no tenemos información sobre el contexto, hábitos, sueño, ambiente laboral, descanso, genética, etc. ¿Para qué te quieres pesar? Reflexiona sobre ello, porque probablemente no sea para chequear tu salud.

    2. Lo siguiente es dejar las dietas, no funcionan, y engordan

    Sí, así como lo lees. El 95% de las personas que empiezan una dieta, la terminan dejando. Las dietas restrictivas provocan efecto rebote porque todas las terminamos dejando.

      Además, cuando restringes, tu cuerpo entra en modo de supervivencia, lo que pone más lento tu metabolismo y eso te hace más propensa a recuperar el peso perdido. Y no solo eso, también vienen ciclos de antojos, y terminas relacionándote de manera negativa con la comida: con culpa y remordimiento. Cero saludable.

      3. Lo último que te recomiendo es recordar que eres mucho más que lo que pesas.

        ¿No me crees? Piensa en un momento de tu vida donde te hayan dado palabras de amor, cariño, o admiración y que no hayan tenido que ver con tu peso. Esto es porque vales más que eso, y porque eres suficiente independientemente del peso que tengas. Recuerda esto cada vez que te de miedo engordar.

        Quiero decirte que sentir ese miedo es natural y “normal” en una sociedad como la nuestra. Donde critican a cantantes por tener celulitis, a actrices por tener tripa, y hasta a las influencers por comer pizza o bollería. Quizá por eso nunca se vaya, no pasa nada, no te mortifiques por eso.

        Lo que sí puedes hacer es surfearlo para dejar de decidir por ello, y que así no controle tu vida.

        Y como nutricionista te comparto un secreto: Si al comer suficiente, nutritivo, sano para ti, has engordado, es porque ese peso tenía que subir y sólo se estaba manteniendo por restricción.

        Si no sales a cenar con las amigas, disfrutas de una pizza con tu pareja, comes palomitas en el cine, y celebras con tarta en cumpleaños, ese no es tu peso, ni tu vida, ideales.