Cuando hablamos de la castellonense Costa del Azahar, cuyas playas y calas se extienden a lo largo de 120 kilómetros, una de las paradas imprescindibles nos lleva a conocer Peñíscola. Una tierra con mucha historia por la que han pasado íberos, fenicios y romanos a lo largo de los siglos.

Y como estos días sabemos que serán muchos los que se desplacen hasta esta población que no llega a los 8.000 habitantes, pero que en verano recibe a más de 100.000 almas sedientas de veraneo, hemos pensado que una mini guía gastronómica se hace más que necesaria.

Así que a continuación te proponemos varios planes que puedes encajar dentro de tu rutina diaria, que además de playeo y terraceo puede incluir desde conciertos de jazz al aire libre hasta monólogos bajo las estrellas.

Para el Festival de Teatro Clásico de Peñíscola ya vas un poco tarde, ¡pero toma nota para el año que viene! Que tiene más de 25 años de historia y, además, se celebra en el impresionante Castillo del Papa Luna.

Casa Jaime

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Si tuviéramos que quedarnos con un único referente gastronómico en Peñíscola, probablemente sería Casa Jaime nuestro más firme candidato. Lo que comenzó como un bar de tapas situado en el casco antiguo, allá por 1967, no tardaría en convertirse en uno de los grandes templos de la cocina marinera del Levante español. Lo que terminarían reconociendo guías como la Repsol, que ha renovado recientemente su reluciente Sol.

En la actualidad, Jaime Sanz comparte los fogones con su hijo, Jordi, curtido en el restaurante manchego Las Rejas, del añorado Manolo de la Osa. Otro de los puntos fuertes de Casa Jaime son los arroces, de hecho su Arroz Calabuch (con espardeñas y ortigas de mar) es más que una institución en la zona. Al igual que el Arroz Columbretes (con colas de gambas roja, ajos tiernos y yemas de erizos de mar). Si decides reservar aquí, acuérdate de hacerlo con bastante antelación.

Precio medio: 50 €.
Avenida del Papa Luna, 5.

El Peñón

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De nuevo nos encontramos ante un emblemático restaurante de tradición familiar que lleva en pie desde 1982. Ubicado en el corazón histórico de Peñíscola, se impregna del ambiente del casco antiguo y goza de unas vistas privilegiadas al Castillo del Papa Luna. Su cocina tradicional mediterránea le han llevado a convertirse en otro de los imperdibles de la zona, no tengas duda.

Entre sus especialidades se encuentran la cazuela de rape o el all i pebre de raya, además de una extensa variedad de arroces y fideuás tradicionales en los que los productos del mar tienen todo el protagonismo. No hay más que fijarse en la fachada de esta casa del casco antiguo reconvertida en un agradable restaurante, que está presidida por la proa de un barco en hierro forjado que ya te advierte de lo que te vas a encontrar en su carta.

Precio medio: 45 €.
Santos Mártires, 20.

El Timonel

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La propuesta gastronómica de El Timonel aúna lo más representativo de las cocinas vasca y mediterránea. Por eso es habitual encontrarse en su barra una selección de pintxos o montaditos que se encargan de solucionarte la comida o la cena antes o después de un día de playa.

Además, en su carta destacan platos como la tarta de arroz, los chipirones encebollados o la cazuela de anchoas, elaborados a la manera tradicional. Para el postre no suele haber discusión, lo suyo es decantarse por sus torrijas, también de corte clásico, que ponen el broche a una experiencia apta para todos los bolsillos.

Precio medio: 30 €.
Vilanova d'Avinyó, 22.

El Pescador Ermitaño

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Nuevamente nos topamos con un referente en el mundo de los arroces, paellas y suquet de peix con patatas. Lo que no quita que también puedas acercarte a El Pescador Ermitaño para dar buena cuenta de una gran variedad de tapas –a base de pulpo, mejillones o sardinas- y carnes a la parrilla.

Situado en pleno paseo marítimo de Peñíscola, este restaurante con vistas al Mediterráneo consigue contagiarte su entusiasmo por la tradición y lo familiar. Su equipo y su banda sonora te harán sentir como en casa desde el minuto uno, siempre y cuando consigas hacerte con una de sus codiciadas mesas. Sobre todo en estos meses de verano.

Precio medio: 35 €.
Avenida del Papa Luna, 38.

La Pulpería

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A pesar de que el nombre de este bar no deja lugar a dudas acerca de la especialidad de la casa, lo cierto es que en La Pulpería también puedes entregarte a las bondades de pinchos, tapas, varias opciones de bocadillos y, cómo no, recetas que giran en torno al marisco fresco de la zona.

En cualquier caso, no puedes pasar por allí y no probar el pulpo a la gallega, los calamarcitos con ajos tiernos, las navajas o las tellinas (así es como llaman a las coquinas). Son platos con pocas distracciones que se antojan idóneos para compartir en familia o con amigos y que te harán disfrutar por un precio más que asequible.

Precio medio: 30 €.
Prado, 18.

La Casa del Jamón

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Otro que en su nombre ya lleva implícito algo más que una pista sobre su propuesta gastronómica. Al igual que en el caso anterior, estamos ante una taberna con una cocina nada pretenciosa que lo que busca es satisfacer el apetito del comensal a base de raciones “typical spanish”. Algo que se siempre se agradece cuando se está de vacaciones, ya que a veces preferimos picar algo de manera informal en lugar de tener que someternos a largos menús más típicos de restaurantes.

Además de jamón (y otras chacinas ibéricas), en La Casa del Jamón no dejan de servir platos de patatas bravas, sepia a la plancha o chorizo al infierno. Su ambiente -animado e informal- termina de redondear la experiencia en la casa de Miguelito, genio y figura de esta casa.

Precio medio: 30 €.
Don Jaime Sanz, 4.