“He visto las fotos de esa barandilla más que a mi padre”, escribió un ocurrente usuario en X. Se refería a la de Sushi Park, el lugar de moda de Los Ángeles pese a tenerlo todo para ser lo contrario. Para comenzar, está situado en un centro comercial (¿os imagináis a Kendall Jenner pidiendo sashimi al lado de un Decathlon? En América, es posible). Para continuar, no tiene redes sociales y su presencia online es prácticamente nula. Por si fuera poco, Peter Park, su chef, rehuye la fama y no quiere dar declaración alguna, alegando que el interés actual del restaurante es “centrarse en sus comensales habituales para concentrar sus esfuerzos en ofrecerles el mejor servicio y experiencia”.

plato del restaurante sushi park, los angeles
Chris Clor//Getty Images
Los famosos pagan cientos de euros para cenar tranquilos

Suponemos que es más fácil decir eso cuando entre los habituales del enclave se encuentran Taylor Swift, Selena Gómez, Harry Styles, Jennifer Lawrence o incluso Beyencé. De hecho, tan icónico es ahora el lugar que incluso la última campaña de Bottega Veneta, inspirada en las imágenes tomadas por los paparazzi, cuenta con este lugar como trasfondo, pues las imágenes más codiciadas del momento siempre son tomadas frente a este lugar (es donde Swift y Kelce se ponen románticos). Incluso Saint Laurent llevó a sus chefs a París para que organizaran una pop up de Sushi Park durante 10 días en su tienda de Rue Saint-Honore.

El chef decide qué vas a comer y sólo sirve sushi tradicional

Tampoco podemos esperar revisar el menú antes de ir, pues sigue la fórmula del omakase, es decir: es el chef quien decide lo que se va a servir. Por si fuera poco, antes de entrar al restaurante, un cartel avisa al comensal de que no se va a encontrar ni ensaladas, ni tempura, ni teriyaki, ni californias rolls ni con ningún tipo de sushi “de moda”. “Sólo servimos sushi tradicional”, advierten.

El menu cuesta unos 400 euros por persona, y uno de los principales motivos de este abultado precio es que hay tantas celebridades como edamames… Aunque quién sabe si sirven edamames, claro.

plato del restaurante sushi park, los angeles
Getty Images

El precio se ha cuadruplicado con los años, porque poder cenar al lado de Emma Stone bien merece un incremento de precio para algunos. “Este tipo de barras de sushi estilo taberna es más común en Japón, donde el ambiente es relajado y sociable y el chef es más parecido a un bartender amigable que conoce las preferencias y peculiaridades de sus clientes habituales.

El estilo del sushi es el que aboga por "confiar en el chef", que fue al mercado de pescado por la mañana para elegir los que cree que son los mejores ingredientes de temporada, que servirá de una manera minimalista para resaltar sus cualidades naturales”, explica a ‘The Face’ Trevor Corson, autor de 'The Story of Sushi: An Unlikely Saga of Raw Fish'. Sin embargo, al ver las reviews de Yelp, observamos que muchos echan en falta precisamente eso: las sorpresas. Hay quien cuando paga cierto dinero, espera algo más que un niguiri...

plato del restaurante sushi park, los angeles
Lourdes Balduque//Getty Images
El encanto de Sushi Park

El restaurante ha logrado esquivar el circo de las redes sociales, pues no es extraño que cualquier enclave, por prestigioso que sea, termine siendo inmortalizado en algún vídeo de TikTok en el que el foodie de turno hace una review del restaurante de moda y vemos al fondo la cara del chef abochornado maldiciendo a Zhang Yiming (el creador de la red social). Mientras que los restaurantes del momento se aseguran de contar con una decoración orquestada (que a veces es algo clónica, para qué negarlo), este restaurante es pretendidamente antiestético.

Lo que los famosos valoran de verdad es pagar muchísimo por un sushi aceptable sin salir en prensa

Su sushi es de buena calidad (aunque "lo lo suficiente", dicen algunos cuando la cuenta aparece ante la mesa) y su magia radica en que al ser un espacio muy limitado, las cenas son realmente íntimas, por lo que las celebridades valoran poder comer sin que alguien les atosigue con selfies.

Las normas prohiben tomar fotografías en su interior, pero cuando hasta Anna Wintour intentó hacer lo propio enla gala MET y las celebs prestaron tanta atención a sus prohibiciones como Wintour a las novedades de SheIn, queda claro que si sus asiduos no hacen fotos, es porque lo que de verdad valoran de un lugar así es precisamente su privacidad. Lo que los famosos aprecian es pagar muchísimo por un sushi aceptable a sabiendas de que no van a aparecer en los medios al día siguiente comiendo makis. Como era de esperar, el horario tampoco es apto para quienes quieren una cena tardía: sólo abre de martes a sábados de 5:30 pm a 8:30 pm. Por descontado, olvídate del 'take away'.

¿Y si el último lujo es tomar sashimi cerca del parking mientras Hailey Bieber se toma un niguiri?

Si muchos dicen que sus precios son excesivos, si su decoración no es apta para los estetas y por más que a su alrededor no encontraremos tiendas de lujo, sino un FedEx, un Starbucks y restaurantes de tacos… ¿Por qué es el lugar de moda? Precisamente, por su vocación outsider.

Al parecer, hay quien prefiere pagar 400 euros para cenar al lado de Beyoncé que para tomar el mejor sushi de la ciudad, y en un momento en el que muchos aseguran que la estética se nos ha ido de las manos en el mundo gastro… ¿Y si el último lujo fuera poder tomar sashimi cerca del parking mientras Hailey Bieber se toma un niguiri? Por cierto: Meghan Markle lo tiene en su listado de favoritos. “Mi sitio favorito de sushi en Los Ángeles está en un centro comercial. No tienen ni californian rolls, ni postureo. Siéntate en su barra y déjate guiar por el chef”, dijo a ‘DuJour’.

Los ricos pagan cientos de euros para la que no será la cena de su vida, sino la más tranquila

Al parecer, el restaurante del momento es lo contrario a lo que cabría esperar. Mientras que Mr Chow y Carbone son los lugares a los que las celebridades que quieren ser fotografiadas acuden, este es el sitio al que van quienes quieren disfrutar de la intimidad y de la ausencia de poses. Suponemos que cuando eres millonario, poco o nada te importa pagar cientos de euros por la que no será la mejor cena de tu vida, pero quizás sí una de las más tranquilas.