Quizás recuerdes la noticia de una 'tiktoker' llamada Saray Solar, que acudió al restaurante de Almería La Pérgola junto a un grupo de amigos para celebrar el cumpleaños de uno de ellos. La sorpresa llegó cuando tras haber sacado su propia tarta, procedente de otro lugar, al llegar la cuenta, se toparon con que el restaurante les había cobrado un euro por persona bajo el concepto “servicio de tarta”. “¡Diecisiete euros por guardar la tarta o por cada plato! ¡Por sacar un plato!”, dijo indignada.

¿Es el cakeage el nuevo "corkage"?

En realidad, esta tendencia se llama cakeage, y sigue los pasos del denominado corkage, que consiste en cobrar a quienes llevan su propia botella de vino a los restaurantes. Lo cierto es que cada vez más restaurantes cobran a los comensales por llevar su propio pastel, algo que por supuesto, ha dividido a las redes sociales. Lara Guerrero, fundadora de Pepina Pastel, nos da su opinión al respecto. “Como negocio no me parece bien, pero puedo llegar a entender que los restaurantes no permitan que traigas tu tarta. Es cierto que si no venden el mismo producto, creo que no debería ser un problema, ya que es una forma de darle al cliente una mejor experiencia. Por otro lado, pienso que se puede encontrar una solución híbrida, es decir, llegar a un punto intermedio en el que todos salgamos beneficiados”, asegura a ‘Elle Gourmet.

Por su parte Neal McCarthy, dueño del restaurante Miller Union junto al chef Steven Satterfield, sube en su cuenta privada de Instagram fotografías de los pasteles más “monstruosos” que sus comensales han llevado. “Uso el humor para calmarme, y esta es la única forma que tengo de “vengarme” de la gente, aunque lo haga en secreto. Estas personas buscaron un buen restaurante, pero lo socavaron trayendo los pasteles más horribles del mundo", confiesa a ‘New York Times’. Aunque el término cakeage lleva en OxfordDictionaries.com desde 2015, fue en 1991 cuando el columnista Herb Caen lo empleó como mofa en The San Francisco Chronicle. Desde entonces, el mundo hostelero se ha dividido entre quienes consideran justo y oportuno este impuesto y los que estiman que es desorbitado y absurdo.

cakeage
Betsie Van der Meer//Getty Images
Amigos celebrando un cumpleaños

El motivo por el que algunos restaurantes cobran por llevar tu propio pastel es el precio de tener que limpiar los cubiertos y los platos. También se debe a que los comensales, al llevar sus propios postres, no compran los del restaurante, y este pago se debe también al intento de suavizar el dinero que no se consigue cuando los comensales están ocupando una mesa sin pedir nada.

Cuando el cakeage entra en juego, si la persona "afectada" tiene TikTok, suele hacer uso de sus redes para quejarse, porque a estas alturas bien sabemos que las redes sociales son el nuevo TripAdvisor. Rafa Serrano Molina, de Taberna Los Serranø, hizo lo propio al saltar una noticia al respecto, pero empleó su cuenta para defender al establecimiento."Traéis una tarta para 17 personas, se os deja traerla, se os pone una mesa, una silla, cuchillos, tenedores, platos, y lo queréis gratis... Pues no", dice el hostelero.

"¿Por qué no te lo comes en una oficina de Hacienda? ¿En el Ayuntamiento? ¿En un médico?"

"Afortunadamente, cada día la hostelería está cambiando, y una cosa es que tenga un detalle cobrando solo un euro. Al ver la cuenta, me di cuenta de que era de 260 euros. Si lo divides entre 17 persona, habéis comido por menos de 15 euros por persona. Habéis liado un pollo seguro, porque en los cumpleaños se suele montar jaleo y la gente tiende a olvidar que hay otros clientes. Si te parece tan injusto. ¿Por qué no te vas y lo comes en una oficina de Hacienda? ¿En el Ayuntamiento? ¿En un médico? Son servicios públicos y ya has pagado tus impuestos. Imagina además que hay una alerta alimentaria: tenéis que venir con et ticket, partir la tarta y guardarla unos días para tener fijada la trazabilidad del producto. No es tan fácil”, dice Serrano Molina.

"Sin problema, a no ser que sea de un pastel de cinco pisos que llegue en coche de caballos"

Los restaurantes del aclamado Gordon Ramsay incluyen esta tasa pastelera, y este debate está tan extendido que desde los restaurantes libaneses Meejana han señalado que cada vez es más común que la gente aparezca en el local con tartas ajenas al establecimiento sin pagar, siendo en realidad el verdadero cambio que lamentan el comportamiento de los comensales, que creen que tienen el derecho de traer sus propios postres. “No tratan especialmente bien al equipo y si no se salen con la suya, van a TripAdvisor a echar por tierra el restaurante. El mes pasado, un comensal pidió dos entrantes y tres platos principales para cinco personas, y luego se quejó porque no le parecía comida suficiente. Se negaron a pagar el cakeage, exigiendo sin embargo que les sirviéramos en pastel”, aseguran. ¿Nuestro quote preferido? El de un camarero del bar de Claridge. "No veo ningún problema, a no ser que se trate de un pastel de cinco pisos que tenga que ser traído en coche de caballos". Touché.

Lo conveniente, como ocurre en relaciones, en las relaciones de trabajo y por qué no, en los cumpleaños, es preguntar antes de actuar, porque la máxima “mejor pedir perdón que permiso” tiene más lírica que empatía. Antes de llevar a un restaurante una tarta, lo conveniente es llamar al establecimiento para preguntar si les parece correcto, y así evitamos que del cumpleaños feliz pasemos al giro de guión que enturbia cualquier celebración.