Este no es el típico artículo en el que empezamos a enumerar los éxitos de Juan Gómez-Jurado. No. Para eso, basta teclear su nombre en un buscador y este te devolverá cientos de resultados que dirán eso de que sus novelas están traducidas a decenas de lenguas y te dará una cifra aproximada de los millones de libros que ha vendido. También te dirá que es el primer escritor que ha conseguido tener los tres libros de una trilogía entre los más vendidos en nuestro país de manera simultánea. Todo un número uno.
Pero no, no hemos llamado a Juan Gómez-Jurado (más bien lo llamó María Escoté) para enumerar sus logros cuantitativos, porque en Elle no nos echamos a la cara a uno de los más brillantes escritores de nuestra lengua para hablar de cifras, sino de letras. De las suyas. De las que conforman sus historias. Y queremos ver de dónde nacen, de dónde surgen las palabras, de dónde brotan las ideas. En definitiva, queremos saber qué inspira a Juan Gómez-Jurado. Cómo se inspira. Y dónde. Y, sobre todo, quién. El resultado, en este vídeo.
Sincero. Sensible. Solitario a veces, Juan nos condujo hasta los espacios en los que su creatividad galopa libre, desbocada, feliz. Horizontes amplios, de tonalidades tenues que se desdibujan y crecen en cada ocaso. Senderos que dirigen a ninguna parte. Silencio. Viento. Paz.
Y ahí, en estos paisajes que la mente del autor vela con mil ojos, nos descubrió muchas cosas de esas que a nosotros sí nos gusta saber (y contaros).
Porque todo el mundo sabe que es un autor de éxito, pero hasta ahora nadie sabía, por ejemplo, que para que el folio deje de estar en blanco, escribe la canción de La abeja Maya, un "truco" que utiliza para desbloquearse y acabar, así, con el abismo que produce el vacío. La falta de palabras.
Y es que las ideas están ahí. Dentro de sí. Y hay que bucear e indagar en las entrañas de uno mismo para sacarlas: "Cuando escribo, intento alejarme de todo, porque lo que necesito encontrar está en un lugar inaccesible, que es mi propio interior". Y para que se dé ese encuentro, Juan necesita los horizontes, la ausencia de muros, de paredes, de asfalto. De ruido.
Porque escribir una novela lleva 18 meses, pero quizá solo dos de apretar las teclas. Porque cuando el creador se pone a escribir, todos los ingredientes están en su cabeza. Sentarse frente al ordenador es cortarlos de la forma adecuada, aliñarlos de manera precisa, ponerlos al fuego en el orden correcto; removerlos con cariño... y esperar que el público deguste el plato final. Que lo maride y lo celebre. Como si de un gran chef se tratara.
Y en medio de esa fusión que Juan hace entre la escritura y la cocina, nos descubre quién es para él una fuente de inspiración: Andoni Luis Aduriz. Juntos tuvieron una charla al atardecer, como dos viejos amigos, en la que aún nos gustaría seguir. "Donde yo busco la inspiración auténtica es viendo a profesionales como tú, con los que me siento y aprendo. Aprendo de cómo buscan ellos su propio camino", comieza Juan.
"Yo me pongo a cocinar y me siento como un músico de jazz. No necesito casi ni pensar lo que voy a hacer (...). Estando con alguien de un campo diferente al mío, me hago mejor cocinero (...). Cada año, al equipo de Mugariz, les digo: "Señores, el año que viene hemos de ser nuestra mejor versión" (...). Nosotros trabajamos en nuestro espacio, en nuestras dudas... Sin querer, podemos estar generando corrientes en vez de estar siguiendo las corrientes de otros", explica Aduriz sobre el proceso de trabajo con su equipo.
Trabajo, inspiración, aprendizaje, superación... Habríamos seguido horas con ellos, pero el vídeo -como este artículo- tenía que acabar. Y no vamos a hacerlo sin destacar una frase que nos dijo Aduriz y que aún saboreamos con ese agradable recuerdo que dejan en el paladar las grandes ocasiones: "Cualquier cosa que nosotros seamos capaces de ver ahora, de entender ahora, de observar, en algún momento, solo fue una idea en la mente de una persona".
Porque queremos más, en breve, serviremos un nuevo plato de este Viaje a la Inspiración que empezamos con Kia hace unas semanas. Será un postre delicioso y evocador. ¿La guinda? Las claves de la inspiración de Andoni. No os lo perdáis. El viaje continúa.