• Neil Tennant trabajó diez años en revistas musicales (como Smash Hits; aquí aparece con Paul Weller) antes de dedicar su talento a The Pet Shop Boys. A principios de los ochenta conoció a Chris Lowe. Así se juntaron las dos personas más pulcras y mejor vestidas del pop. Neil fue educado como católico: «Me he vuelto poco religioso con los años; lo que más me gustaba del catolicismo fue desapareciendo: el latín, el incienso, la música, el coro.»
  • Tengo la suerte de dormir como un tronco. Es casi lo único que protege mi salud. Trabajo los siete días de la semana; como sano pero desordenado, apenas hago ejercicio. Un desastre. Observo de cerca en qué circunstancias me pongo nerviosa, y no me lo permito. Lo freno en seco. ¿Me voy a sulfurar por una tontería? Ni pensarlo. Media vuelta y se me olvida. Eso me ha salvado, probablemente. Echarse una ojeada constante no es lo mismo que la hipervigilancia. No quiero tener que estar analizando a cada momento cómo me siento o por qué. Intento reducirlo todo a una simplicidad máxima. Soy un animal y me trato como un animal.
  • Dicho de otro modo: hay personas con una actitud tan estudiosa y quirúrgica de la realidad que esta huye para entregarse a otro que no la observe como fenomeno, sino como un sencillo disfrute.
  • Día 24 de mes. La señora sentada a mi lado en el bus habla por teléfono: «No me queda un duro». El resto de viajeros, si la oyera, asentiría al unísono. Yo también he llegado a esta semana algo más justa de lo deseado, pero me pasa siempre que adelanto el IVA de facturas que aún no he cobrado (el 100% de las veces). Miro alrededor con discreción. No veo muchas caras de autónomo. Los autónomos nos reconocemos entre nosotros, sobre todo a ciertas horas del día.
  • En el perfil de Instagram abierto de un anónimo (poca actividad en el perfil, pocos seguidores, tranquilidad total) veo el vídeo que un hombre, orgullosísimo, ha hecho de su mujer dando de mamar al hijo recién nacido. Zoom al pecho y a la cara cansada, desconcertada y feliz de ella. Entiendo el embelesamiento de él; cómo le supera la belleza del momento, que le resulte tan irresistible como para grabarlo. ¿Es normal mostrar al mundo esa intimidad irrepetible y tan valiosa? ¿Soy rara al pensar que jamás dejaría que compartiesen algo así con desconocidos? Sabiendo que las redes son amabilidad, pero también freaks y haters y pervertidos: ¿por qué hacerlo?
  • Josep Maria Esquirol: «El humano está más vinculado con la responsabilidad que con el poder; una cultura más humana no es una cultura miedosa ni nihlista, sino la que sabe que no hay fuerza más intensa que la que se conjuga con el sentido.» En la duda, la vulnerabilidad y el acercamiento al otro late el pulso de la verdad.
  • En Twitter, que no es termómetro de nada pero sí da pistas, se ha empezado por fin a hablar en serio del excesivo consumo de alcohol normalizado en España. Igual que el que fuma poco sigue siendo fumador, el que bebe es bebedor. No existe ningún nivel saludable de consumo ‘moderado’. Del bebedor al alcohólico, por supuesto, hay un trecho. El asunto es sensible, y lo corrobora el hecho de que cada vez que sale el tema hay enfado, sarcasmo, descalificaciones, actitudes muy a la defensiva. Beber alcohol no equivale a libertad ni diversión.
  • Los introvertidos que conozco fueron niños, como yo, maestros en el juego del escondite. Sabíamos encontrar el rincón más cómodo, pacífico e insólito para aguantar horas con paciencia zen.