El último dato del Eurostat, publicado hace apenas unos días, ofrece un dato relevante para situar el estado de la maternidad en España. Un 8,8% de las madres tienen 40 o más años, lo que nos convierte en el país de la Unión Europea en el que las mujeres retrasan más el nacimiento de su primer hijo. La media de edad de la maternidad en nuestro país es de 31 años, tan solo dos después de la media en el que las mujeres se independizan (29).

Factores económicos, laborales, sociales y culturales están detrás de este cambio en el paradigma: desde las dificultades por conseguir un empleo estable y de calidad hasta el cambio de idea que supone pensar que se prefiere disponer de un tiempo "para ellas y para su pareja" antes de afrontar la extremada dedicación que suponen los hijos.

En un siglo XXI que arroja muchos tiempos de cambio, ya no se puede hablar de un solo tipo de maternidad: la de una mujer heterosexual, casada con un hombre y cuidando a sus criaturas como si no hubiera un mañana parece ser cosa del pasado y las familias ya son de tipos de lo más diferentes. Madres solteras, lesbianas, viudas jóvenes, las heteronormativas de siempre y las no madres: mujeres que han decidido por voluntad propia no ser madres y ser felices al margen de la maternidad.

Hemos traído a este reportaje a cuatro mujeres que encarnan cuatro maneras en parte distinta, en parte similar, de encarnar la maternidad. Elena López es madre soltera; Esther Vivas comparte la crianza de su hijo con su pareja, hombre; Nuria Martí consiguió ser madre después de que la diagnosticaran un cáncer de mama y, finalmente, María Fernández-Miranda, no madre.

Elena López, la madre soltera

elena lópez
Elena López

Elena López tiene más de 63.000 seguidores en Instagram en su perfil @mamasoltera y, además, presenta en Tele7 Valencia el programa sobre maternidad y crianza 'La tribu'. Ha formado una familia monomarental con su hijo Alejandro, que nació a través de la Seguridad Social y por semen de donante desconocido. "A día de hoy, la Seguridad Social cubre el proceso en toda España a todas las mujeres sin pareja, bajo algunos requisitos, como por ejemplo, ser menor de 40 años", explica.

Para Elena, la maternidad de una mujer soltera está en general muy aceptada por la visualización que ha tenido, pero cree que aún queda "una minoría de la sociedad cree que somos mujeres abandonadas o que no somos capaces de encontrar pareja". En cualquier caso, su experiencia es de lo más positiva por que "aunque no tienes descanso, es cierto que todas las cosas 'buenas' de la maternidad las disfruto sola, así como las decisiones, cosa que agradezco", indica con una risa.

"No tengo descanso, pero todas las cosas 'buenas' de la maternidad las disfruto sola"

Y es que precisamente son las decisiones (no las suyas, las de los otros) lo que cambiaría de la maternidad: "Haría más caso de mi instinto y menos de tantos y tantos consejos por ser madre primeriza. Sería más primaria". ¿Y lo que más le gusta? "Poder pasar tiempo de calidad con Alejandro", lo tiene claro.

Si tuviera que definir con sus propias palabras la maternidad, lo hace con una doble vertiente. Por un lado, es una sensación de amor "incondicional, pero también es lo más doloroso que haya vivido nunca", por las preocupaciones constantes: el constipado, la fiebre...

Hubo cosas que tuvo que aprender sobre la marcha. Por ejemplo, que dar el pecho no iba a ser tan fácil ("fueron 8 días muy duros, en los que tuve que aprender a darle el pecho y pedir ayuda para poder hacerlo) y también los tabús del posparto: "No sé por qué razón, tus amigas que ya han sido madres no te hablan de él, o quizás no queremos oír", concluye.

    Esther Vivas, la madre... ¿normativa?

    esther vivas autora de 'mamá desobediente'
    D.R.

    Esther Vivas es cualquier cosa menos una madre conservadora, a la antigua usanza. Sí, su pareja es cisgénero, hombre, y tienen un niño de seis años fruto de una fecundación in vitro. Pero Vivas es, sobre todo, una madre que quiere cambiar el mundo y lo hace desde la publicación de un ensayo feminista muy recomendable, 'Mamá desobediente' (Capitán Swing), un libro que te hará sin duda replantearte la maternidad.

    Un libro que surgió de su propia experiencia porque, cuando ella fue madre, lo que más le sorprendió fue la falta de sororidad y cómo, "a pesar de ser una experiencia central para las mujeres, la maternidad es invisible en el seno del movimiento feminista, que tampoco se levanta ante la violencia obstétrica. La indignación ante esta situación me llevó a escribir mi libro", explica.

    Desde ese punto de vista luchador y feminista, Vivas tiene claro cuáles son los asuntos pendientes de la sociedad española frente a las madres. "Lo primero, entender que una madre es un sujeto con capacidad de decisión; hay que poner en cuestión este discurso donde parece que todo el mundo sabe más de tu embarazo, de tu parto y de tu hijo que tú; segundo, cambiar la mirada en relación al parto, que es un proceso fisiológico normal que debería ser mucho más respetado y tercero, romper con los tabús que rodean a la maternidad: la depresión posparto, el duelo de las mujeres que pierden a sus bebés estando embarazadas, la infertilidad, que es un problema con causas medioambientales y socioeconómicas por las que posponemos la maternidad hasta unas edades en las que ya no podemos quedarnos embarazadas. Y esto no es culpa nuestra, sino de un sistema que precariza nuestras vidas y nuestros empleos.

    "Se debe cuestionar el discurso de que todos saben más de tu embarazo, tu parto y tu hijo que tú"

    Vivas, que reconoce que poder dar a luz en casa con una comadrona ha sido uno de los aspectos más satisfactorios de la maternidad, explica que, para ella, la maternidad es "tener a cargo a una persona a quien se la debe acompañar con amor, respeto y libertad atendiendo y teniendo en cuenta sus necesidades específicas que van cambiando con la edad", aunque recuerda la necesidad de darle a la mujer el valor social y económico por maternar que tradicionalmente se le ha negado.

    Cuando le preguntamos a Esther qué es lo más difícil de la maternidad, lo tiene claro: "En general, gestionar la culpa. Se establece un ideal de buena madre que es inaudible, indeseable, tóxico y que genera mucho malestar. En particular, poder conciliar vida personal y laboral con la crianza porque por un lado el mercado de trabajo no está pensado para criar y cuidar".

    Nuria Martí, la madre que lo fue tras superar un cáncer

    nuria martí
    Nuria Martí

    Nuria tiene ahora 39 años, pero tenía cinco menos cuando le diagnosticaron un cáncer de mama en el hospital La Fe de Valencia. A cualquiera se le hubiera caído el mundo encima, pero en el caso de Nuria era una patología de lo más conocida: su madre tiene cáncer en estado de metástasis, su hermana también tiene esta enfermedad y justo cuando se lo diagnosticaron a ella, su padre estaba siendo tratado de cáncer de estómago.

    Era, sin duda, algo que le rondaba, pero no se amilanó y comenzó su tratamiento, con radioterapia y terapia hormonal. Lo que no se imaginaba es que esta terapia le provocaría mayor ovulación de lo normal, por lo que en el hosptal se extrajeron sus ovocitos para una posterior fertilización. El proceso culminó en el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), donde le implantaron los embriones y, finalmente, logró ser madre de dos preciosos niños.

    El final feliz no le quitó el miedo pues reconoce que, cuando estaba embarazada, temía "que algo saliera mal; de hecho creo que hasta que no lo tuve unos días en brazos no me creía que había conseguido ser mamá". Y es que la gestación parecía que no llegaría nunca, pues "ya estábamos en lista de espera en reproducción por el tiempo que llevaba intentando quedarme embarazada cuando me diagnosticaron el tumor. Pero tras hablar con preservación y ver que había opciones, el agobio pasó a ser más bien impaciencia".

    "Es sorprendente cómo se puede querer de un día para otro a alguien más que a uno mismo"

    Para Nuria, la maternidad es "una etapa bonita, intensa, de adaptación y continuo aprendizaje; una especie de caos emocional, jeje" y asegura que la ha sorprendido "cómo se puede querer a alguien de un día para otro más que a uno mismo". La maternidad lo ve como una experiencia muy satisfactoria, sobre todo en lo que respecto a cómo los niños van descubriendo cosas nuevas que para los adultos son de lo más normales: "Sumado a un 'mamá te quiero mucho' de vez en cuando", añade.

    A todas las mujeres que estén pasando por la situación que ella pasó, les dice que no se desesperen, que "hay muchas opciones actualmente, tanto en los tratamientos del cáncer como en la parte de la fertilidad y esas ganas y esperanza de que los hijos llegaran son un aliciente y fuerzas para llevarlo mejor y seguro que conseguir superarlo".

    María Fernández-Miranda, la no madre

    maría fernández miranda
    Antonio Terrón

    Hace 60 años, una mujer que voluntariamente decidía no ser madre era mirada como un bicho raro. Podría escuchar a sus espaldas todo tipo de comentarios –ahora estereotipados– como "algo le pasará" o "será una solterona". Bien entrado el siglo XXI, las mujeres que voluntariamente deciden no ser madres son cada vez más, por el motivo que sea.

    Nos lo explica María Fernández-Miranda, no madre, subdirectora de 'Cosmopolitan' y autora del libro 'No madres. Mujeres sin hijos contra los tópicos' (Plaza&Janés), que señala que a la sociedad aún le cuesta aceptar esta situación: "Muchas mujeres aún se ven obligadas a enfrentarse cada día a la eterna pregunta de: 'Y los hijos, ¿para cuándo?' Sólo hay dos razones por las cuales una no es madre: o no puede o no quiere. En ambos casos, se trata de motivos íntimos que no debería tener que explicar", señala.

    Para Fernández-Miranda, sobre la mujer sigue existiendo "esa presión según la cual si no tienes hijos tu vida será más incompleta e infeliz. Al no ser madre te pierdes muchas cosas, claro, pero también ganas otras, como la libertad. La felicidad y la realización personal se apoyan en diferentes pilares, no sólo en el hecho de tener o no hijos".

    "La felicidad y la realización personal se apoyan en diferentes pilares, no sólo en tener hijos"

    María reconoce que no pudo decidir completamente ser madre, porque padece endometriosis, pero explica que mucha gente le decía que por qué no adoptaba. "¡Pues porque no me apetece! Admiro a quienes toman ese camino, pero no es para mí ya que tener un hijo nunca fue el objetivo número 1 de mi vida. Es increíble hasta qué punto los demás se sienten con derecho a opinar y a decirte lo que debes hacer.

    Explica con humor que siendo no madre se relaciona mejor con los hijos de los demás: "Como a mí no me corresponde educarles, mi manera de relacionarme con los niños no es desde la superioridad de adulta ni desde la riña, sino que les trato casi como a iguales". María considera que los niños que la rodean agradecen que no les hable poniendo vocecitas, llevárselos de viaje o comprarle algún que otro capricho.

    ¿Sus planes para este Día de la Madre? Habitualmente los pasa con sus padres y hermanas, aunque este año la pandemia pone en duda esta tradición. No le parece mal esta celebración pero aborrece los mensajes que le rodean y cómo la maternidad "se ha divinizado hasta el absurdo". Hace notar los idealizados retratos de las madres en las publicidades: "¿En serio? Es como si una mujer, al parir, de pronto se desprendiera de todas las cosas malas que pudiera haber en ella".