El sexo siempre ha estado vinculado al mundo del pop, que ha encontrado en la provocación, en los gemidos entre 'vocoders' y en las prendas minúsculas unos imanes para las ventas. Desde Madonna hasta Jennifer Lopez, todas han sabido encender la temperatura para lograr al hacerlo que sus ingresos aumentaran, pero en la actualidad nos encontramos con uso de la osadía en el que el activismo también tiene cabida. No se trata solo de provocar por provocar, y precisamente los que creen que de eso se trata son los que no están sabiendo leer el mensaje que se proyecta bajo el sudor y los contoneos.

Lil Nas X se ha convertido en el personaje más sexual de la industria musical actual. En sus vídeos se burla de los que le condenan al infierno por ser homosexual (en su fantasía audiovisual, por cierto, tiene más que palabras con Lucifer) y consigue que Cardi B parezca una mojigata. "Sé que prometimos no ser jamás ese tipo de gay y que moriríamos con el secreto, pero esto abrirá las puertas para que muchas personas queer simplemente existan con liberad", ha explicado en sus redes acerca de su último vídeo.

Por fin la sexualidad LGTBi+ se visibiliza también en la cultura pop, donde parecía que tan solo las mujeres sexys tenían cabida y donde los raperos cantaban junto a mujeres medio desnudas sin que a nadie le hastiara. En cambio, muchos se han apresurado en echarle en cara a Lil Nas la carga sexual de sus vídeos. "Eres gay, de acuerdo: ya nos hemos dado cuenta", le escribía un usuario en Twitter, alguien a quien posiblemente jamás se le haya pasado por la cabeza decirte a Pitbull que como ya sabemos que es heterosexual, puede dejar de incluir a mujeres hipersexualizadas en sus vídeos y actuaciones.

No es el único artista que ha sabido hacer de la sexualidad su aliada, pues Olly Alexander, que gracias a la serie 'It´s a sin' se ha convertido en un referente, no ha dudado en contonearse sobre un piano junto a Elton John en los Brit Awards enfundado en un minúsculo crop top con pantalones palazzo brillantes a juego.

En España, la artista Robie coquetea en sus vídeos musicales con sus bailarinas , compaginando una magnética imagen de dulce Lolita con la de un futuro icono pop que se adueña de su sexualidad y lo usa cuando y dónde quiere en sus propios términos. "No quiero que en mis videoclips la sexualidad sea lo principal ni lo interesante. Lo que sí quiero es que sea algo que ocurre porque hay otras emociones detrás que me interesa contar. En mis primeros vídeos, cuando tenía 17 años, yo aparecía mucho más sexualizada. Era menos menos yo, salía en bikini e incluso hice un vídeo en el que aparecía un chico, porque era lo que veía que triunfaba. No me sentía cómoda, y fue al investigar y ver lo que quería contar y cómo quería hacerlo cuando fui acercándome a lo que de verdad siento. Empecé a ver descubrir a artistas como Halsey, Hayley Kiyoko y Javiera Mena, y se convirtieron en mis referentes. A nivel visual me inspiran, porque en las canciones se puede medio esconder lo que se cuenta, pero en el video se cuenta la verdad”, explica la cantante.

sir elton john y olly alexander, en los brit awards 2021 celebrados en el o2 arena de londres
JMEnternational
Sir Elton John y Olly Alexander, en los BRIT Awards 2021 celebrados en el O2 Arena de Londres.

Cuando Elvis comenzó a mover la pelvis en 1956, los jóvenes se excitaron, los padres se horrorizaron y el 'rock and roll' se vinculó de forma irrevocable e irremediable con el sexo. Las diferencias entre la pelvis inquieta de Elvis, los bailes de Nicky Minaj y los contoneos de Lil Nas podrían ser desde inexistentes a radicalmente opuestas, pues la intención de cada movimiento es bien distinta. Lo importante es ser conscientes de que el sexo comienza a ser empleado no por la industria, sino por cada artista, de forma reinvidicativa.

Cuando Cardi B y Megan Thee Stallion lanzaron 'WAP', tanto la canción como su vídeo fueron tildados por algunos como excesivamente sexuales, pero el problema aquí radica en que aunque las mujeres han sido sexualizadas durante décadas en la industria de la música (y fuera de ella, por descontado), lo que molesta es que sean ellas las que deciden sexualizarse. Al mismo tiempo, cuando una artista no quiere hacer de la sensualidad ni de la sexualidad sus cartas de presentación, también se las señala, como es el caso de billie Eilish, quedando así claro que lo que incomoda es que sean ellas las que decidan las normas y no se sometan a las reglas impuestas por una industria musical en las que son ellos los que escriben los mandatos.

La música es hoy más sexy y sexual que nunca, pero también más liberadora, y quien no quiera verlo, tiene dos opciones: quitarse los auriculares y apagar la tele o bailar. Emma Goldman dijo el icónico "Si no puedo bailar no es mi revolución", por lo que queda bien claro de qué equipo somos.