• Los expertos en psicología recomiendan cuidar por igual nuestra salud física y la mental.
  • La importancia de elegir fuentes oficiales y no 'infoxicarse', claves para no caer en la ansiedad.

Desde que en diciembre de 2019 se declaró el brote de coronavirus en Wuhan (China), sabíamos que, tarde o temprano, saltaría fronteras y acabaría llegando a nuestro país. En el momento de escribir este artículo, eran ya más de 4.200 las personas contagiadas en España y los fallecidos se cifraban en 120 personas.

Una enfermedad que ha llegado de sopetón, a los que muchos no terminan de dar crédito, pero que sin embargo ha alterado la normalidad de millones de familias, que han visto cómo sus hijos no pueden ir a los colegios, cómo sus mayores no pueden salir de las residencias (y son el principal grupo de riesgo) y cómo ellos mismos se han visto obligados a teletrabajar desde su casa en un tiempo récord.

Es difícil no tener miedo, nervios y ansiedad ante una situación como esta. Por tanto, el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid ha querido emitir una serie de recomendaciones para la población general y la de riesgo, para poder afrontar la epidemia de forma psicológicamente adecuada la epidemia.

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Además de cuidar las medidas físicas para evitar la propagación del virus, los expertos también aconsejan prestar atención a nuestra salud emocional. "La evolución de la situación, comunicada a través de noticias y advertencias, no siempre se hace de la forma adecuada, bien por falta de rigurosidad, forma de comunicación, o sobredimensión de la misma. Esto puede influir en el estado emocional de las personas, dando lugar a conductas de alerta", señalan.

¿Cómo afrontar la ansiedad que nos está provocando la epidemia del coronavirus?

Si no estás afectado por la enfermedad

Si sientes...

  • Nerviosismo, agitación o tensión con sensación de peligro inminente y/o pánico.
  • No puedes dejar de pensar en otra cosa que sea el coronavirus o la preocupación por enfermar.
  • Necesitas estar constantemente viendo y oyendo informaciones sobre el tema.
  • Tienes dificultad para concentrarte o interesarse por otros asuntos.
  • Te cuesta desarrollar tu trabajo o tareas cotidianas; tanto, que el miedo te paraliza e impide salir a la calle.
  • Te sientes siempre en estado de alerta, analizando sus sensaciones corporales e interpretándolas como síntomas de enfermedad, aunque tengas signos normales habituales.
  • Te cuesta controlar la preocupación y constantemente preguntas a tus familiares por su estado de salud, advirtiéndoles del peligro que corren si salen de casa.
  • Se incrementa tu ritmo cardíaco, tu respiración se acelera, sudas más y tiemblas sin causa justificada.
  • No tienes un sueño reparador.
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Imagen de un coronavirus a la vista de un microscopio.

Entonces, puedes...

  • Identificar pensamientos que generen malestar, que seguro que aparecen al pensar constantemente en la enfermedad.
  • Reconocer y aceptar tus emociones. Si lo necesitas, cuéntaselo a tus personas más cercanas para buscar apoyo y ayuda.
  • Cuestionarte: busca datos fiables y pruebas de realidad. Evita la 'infoxicación'.
  • Informar a tus seres queridos de modo realista. Con las poblaciones vulnerables (niños y ancianos, no les mientas y proporciónales explicaciones veraces y adaptadas a ellos.
  • Evitar la sobreinformación. Estar todo el rato conectado no te hace saber más y puede incrementar tu sensación de riesgo.
  • Contrastar la información que compartes.

¿Cómo te puedes cuidar?

  • Mantén una actitud optimista y objetiva, ¡eres fuerte y capaz!
  • Sigue los hábitos de higiene y comportamiento que mandan las autoridades.
  • Evita hablar constantemente del tema.
  • Apóyate en tu familia y amigos.
  • Contribuye a mantener la calma de tu familia y a que el pensamiento se adapte a la situación.
  • Acude siempre a fuentes oficiales como el Ministerio de Sanidad, la Organización Mundial de la Salud, los Colegios Profesionales Sanitarios, Consejerías de Sanidad, Biblioteca Virtual de la Salud, etc.
  • No difundas bulos ni 'fake news'; no alimentes tu miedo no el de los otros.
  • Sigue con tus rutinas y vida normal.
  • Ten cuidado con conductas de rechazo, estigma o discriminación. Con miedo puedes acabar tratando de forma irrespetuosa a ciertas personas.
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Si perteneces a la población de riesgo, según las autoridades sanitarias

  • Sigue las recomendaciones y medidas de prevención determinadas por los expertos, ellos saben lo que deben hacer.
  • Infórmese de forma realista y sigue las pautas emocionales mencionado antes.
  • No trivialices el riesgo para intentar evadir la sensación de miedo o de aprensión al Covid-19, pero tampoco magnifiques el riesgo que puedas tener: sé precavido y prudente, sin alarmarte.
  • Si tuvieras que entrar en aislamiento, podrías sentir estrés, ansiedad, soledad, frustración, aburrimiento, enfado, miedo, desesperanza... que podrían extenderse después del confinamiento. Trata de estar ocupado y conectado con tus seres queridos.
  • Genera una rutina diaria y aprovecha para hacer aquello que no puedes por falta de tiempo: leer, ver películas o series, etc.
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Si ya padeces la enfermedad

Además de hacer todo lo anterior:

  • Controla tus pensamientos negativos, no te pongas en lo peor anticipadamente.
  • No te alarmes innecesariamente; sé realista, la inmensa mayoría de los enfermos se están curando.
  • Si sientes miedo, recuerda la experiencia que tengas en situaciones similares. Igual ahora no caes en la cuenta, pero piensa cuántas enfermedades has superado en tu vida con éxito.

Muchos de nosotros nos sentimos superados por esta situación, pero hay que ser optimistas y pensar que las probabilidades de no contraer el virus o, si enfermamos, curarnos, son elevadas. En este momento, hay casi 130.000 casos confirmados en todo el mundo, sí, pero también han salido adelante unos 70.000. Aferrémonos a la sensatez e intentemos, en la medida de lo posible, paliar los nervios y la ansiedad. La mitad del camino estará hecho.