Antes de la pandemia, yo ya había teletrabajado varios años como freelance. Mi vida era mucho más fácil en cuanto a organización. Debo ser de ese grupo de personas que dicen SÍ a toda costa al teletrabajo. Que lo social, en mi caso, no lo es todo. Que prima mi concentración y mi productividad, pues creo que para lo social siempre nos quedarán espacios, tiempos y lugares más relajados que una oficina.

Aunque sí estoy de acuerdo en que en presencial, la comunicación fluye sin forzar, también creo que a día de hoy, tenemos miles de posibilidades digitales para hacer que esa comunicación siga fluyendo. Y no es momento de quejarse del tintineo de las notificaciones de Whatsapp porque, ahora mismo, son las que nos conectan.

Hace ahora un año, nos daban decálogos y listas de cosas que SÍ y cosas que NO a la hora de teletrabajar. Como si todos fuéramos iguales. Y está bien tenerlo a mano si estás perdido y necesitas una orientación, pero como adultos, a todos nos sobran recursos para hacer que nuestra forma de trabajar desde casa sea más cómoda, eficaz y productiva.

Nos advertían: “¡NO TRABAJEIS EN LA CAMA!” “¡ESTÁ FATAAAAAL!” Pero con lo que no contaban es que varios estudios después desmontaron todo eso porque, de nuevo, SOMOS PERSONAS.

Quizás a mí el trabajo desde la comodidad de la cama o de un sofá me haga aumentar la productividad hasta en un 90% más porque mis condiciones no son las mismas que las tuyas. Quizás tu necesites montar un despacho que simule al máximo las condiciones de tu oficina. Quizás yo necesite del silencio absoluto para poner en marcha mi concentración y quizás tu necesites tener tus Pods con Wagner a tope. O con J Balvin.

La empresa TINYpulse recopiló los datos de más de 500 trabajadores que trabajaban en remoto y 200.000 trabajadores que tenían que hacerlo en una oficina, preguntándoles a todos cómo se sentían de felices y valorados en su trabajo, en una escala del 1 al 10. Pues bien, los teletrabajadores afirmaron que su nivel de felicidad se situaba en una media de 8.1 respecto a los 7.42 puntos de media que afirmó por su parte el grupo de trabajadores de la oficina.

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Maskot

Por cierto, hasta el 91% de los encuestados también afirmó ser más productivo desde casa.

Claro que no todo es igual para todos. Ni todo es alegría. En el mismo estudio, fueron los trabajadores presenciales los que superaron en puntuación a los teletrabajadores en una cosa: la construcción de relaciones con sus compañeros de trabajo.

También Harvard Business Review quiso demostrar con un estudio en 2015 que la productividad de los trabajadores a los que se les cambiaron las condiciones para trabajar en remoto desde casa aumentó en un 13%.

Incluso hubo una empresa, Ctrip, que quedó tan encantada con los resultados de eficiencia que suponía el trabajo a distancia que lo incorporó como una opción para todos sus trabajadores. Pero, sorpresa: la mayoría de ellos decidieron volver a la oficina. La razón: echaban de menos el contacto humano.

Nos contaron también que para teletrabajar y mantener el equilibrio debíamos vestirnos como si fuéramos a ir a trabajar a la oficina. Y de repente nos plantamos en las reuniones a través de Zoom con nuestras camisas de seda y nuestras barras de labios rojas. Pero, WTF?

Tan felices y cómodos no nos haría sentir al comprobar que en la mayoría de los casos, todos nos hemos vuelto a cambiar tras esa reunión. Nos hemos desmaquillado y hemos seguido trabajando desde lo que más confortable nos hacía sentir. O si no, ¿cómo se explica el aumento de la venta de ropa comfy? O mejor dicho, los pijamas y los chandals de algodón, los preferidos de 2020 (y lo que va de 2021).

Ahora bien, ¿cómo ha afectado el teletrabajo a nuestra salud mental? ¿Ha sido todo tan cómodo y fan fácil? Hemos querido preguntar todo esto a dos expertas. Laia Portolès, psicóloga y miembro de Top Doctors y Laura Palomares, psicóloga y directora de Avance Psicólogos.

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Images By Tang Ming Tung

¿Se han incrementado las consultas psicológicas por cuestiones relacionadas con el teletrabajo?

“No hay una demanda específica o directa por este tema. Sí, quizá, indirecta y es que, aunque tiene sus ventajas, trabajar en casa tiene algunos aspectos que pueden resultar cansados, como atender a una pantalla mucho tiempo o la limitación del trabajo en equipo y las relaciones sociales. En el aspecto social, algunos pacientes expresan su necesidad de recuperar este espacio. También las personas que vienen a consulta, piden pautas para mantener la concentración y cansarse menos durante el teletrabajo o cómo separar física y psicológicamente el espacio laboral del personal, cuando todo se hace en casa”, cuenta Laura Palomares.

¿Cómo han evolucionado los lazos con los compañeros?

Las dos lo tienen claro: alejarse de los compañeros deteriora el vínculo entre ellos. “Se tiene una visión más individual y no tanto de equipo”, afirma Portolès, ante lo cual aboga por tener encuentros puntuales, dentro de las medidas de seguridad sanitarias, que permitan al equipo seguir generando un espacio conjunto y sensación de cooperación, empatía y soporte.

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Justin Lewis

Una buena rutina de teletrabajo

Ambas expertas no son partidarias de trabajar en remoto desde espacios personales como la cama, por el hecho de que ven fundamental separar y diferenciar los espacios laborales de los personales. “No es saludable sostener a largo plazo condiciones en que la vida personal y laboral estén indiferenciadas”, opina Portolès.

Para Palomares, también es fundamental mantener ordenado nuestro lugar de teletrabajo para comenzar con sensación de equilibrio y calma, así como cuidar que el espacio de trabajo, siempre que la logística lo permita, sea siempre el mismo para mejorar la concentración y el rendimiento.

“Alternar descansos de 5 o 10 minutos cada hora y media o dos horas y anticipar que durante el trabajo, habrá descansos, mantendrá la motivación”, opina.

El balance

Si pusiéramos el teletrabajo en una balanza, ¿hacia qué lado hubiera tomado más peso este año? ¿Hacia los beneficios o hacia los contras? Para Laura Palomares, ambas modalidades de trabajo pueden tener tanto ventajas como inconvenientes. Estas dependen muchas veces de diferencias individuales y del tipo de trabajo: “hay pacientes que expresan su necesidad de recuperar el contacto presencial con sus compañeros mientras que otros expresan sentir menos ansiedad desde que teletrabajan, ya que han visto reducido el estrés al no tener que atender con tanta intensidad a la demanda social dentro del trabajo.”

Y añade: “quizás en el equilibrio esté la salud. Poder algún día volver al trabajo presencial y poder contar con la posibilidad de teletrabajar algunos días a la semana”.