Que el dolor crónico está directamente relacionado con el sedentarismo, es una obviedad. Si bien es cierto que este tipo de dolencias son multifactoriales, el cuerpo humano no ha evolucionado para permanecer en una misma posición durante largos periodos. En tal caso, puede conducir a la hipoxia (falta de oxígeno) en los tejidos, que a su vez puede derivar en una acumulación de ácidos y otros subproductos metabólicos, causando dolor y rigidez muscular

Es esencial prestar atención a las señales del cuerpo. El dolor es una señalización de peligro, un mecanismo para avisarnos de la perdida de equilibrio y buscar la recuperación (alostasis). Puede iniciarse por alteraciones nutricionales, psicológicas, cognitivas, sociales o de cambios negativos en el estilo de vida que nos hace menos tolerantes al estrés laboral y más frágiles ante un entorno conflictivo.

La postura importa

Amaloha Casanova, Máster en Difusión Social de la Investigación Científica y en Psiconeuroinmunología Clínica, traslada que hay un factor ergonómico, proveniente de la salud laboral. Posturas incorrectas y movimientos repetitivos pueden provocar tensiones musculares y daño en las articulaciones.

“Los cambios neuroendocrinos relacionados con el estrés laboral juegan un papel crucial. El estrés crónico desencadena respuestas fisiológicas, como la liberación de hormonas (cortisol o adrenalina) y puede empeorar la sensibilidad o eficiencia de estas, lo que aumenta la sensibilidad al dolor. Además, mantener un pensamiento o problemática constante impide la calma cerebral, la inhibición por acido gamma aminobutírico o serotonina, importantes en los mecanismos que evitan el dolor”, explica. "Las lesiones musculoesqueléticas mal tratadas aumentan el riesgo de dolores crónicos a largo plazo”.

El 27,6% de los españoles presenta ansiedad o depresión como consecuencia del dolor crónico

Detectar dolores derivados del trabajo

Según el barómetro del dolor crónico en España, cuyos resultados ha analizado Paloma Casado, directora Gerente del Hospital Universitario del Sureste de Madrid y patrona de la Fundación Grünenthal, el 27,6% de los españoles presenta ansiedad o depresión como consecuencia del dolor crónico y casi un 29% de los afectados ha tenido una baja laboral en el último año. La Fundación Grünenthal es una compañía farmacéutica, líder mundial en el abordaje del dolor y de enfermedades relacionadas, con sede en Alemania, y filiales en 28 países en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos.

En palabras de Amaloha Casanova: “Si experimentamos fatiga mental o física durante el trabajo, bajos niveles de energía al salir, dificultades para conciliar el sueño, alteraciones como taquicardias en reposo, dolor en la postura laboral, sensación de carga excesiva seguida de enfermedad/síntomas durante las vacaciones, desmotivación, intensificación del dolor durante o después de la jornada laboral, presencia de tensiones musculares y cambios en el estado de ánimo, alteraciones gastrointestinales o reactividad ante noticias o asuntos del trabajo…entre otros, es probable que estén relacionados con el estrés laboral”.

Cómo prevenir

Casanova, como psiconeuroinmunóloga, considera que es importante estar atentos a cualquier cambio en la frecuencia o intensidad de estos síntomas. Si aumentan de intensidad o producen limitación de actividades de la vida diaria, será crucial consultar a un profesional de la salud. También mejorar el descanso, cuidar las horas de sueño, evitar trasnochar frecuentemente, así como evitar el uso excesivo de pantallas.

“Mejorar la nutrición y mantener una alimentación saludable. Una dieta equilibrada y rica en micronutrientes puede contribuir a la recuperación y reducción de los síntomas. Así como frecuentar grupos sociales, mantener hobbies, hacer trabajos creativos, aprender artes y la música en algunos casos puede ayudar”, añade.

El espacio también influye

Sin obviar los ajustes ergonómicos en el lugar de trabajo, fundamentales para prevenir lesiones musculoesqueléticas y los propios dolores crónicos. No sorprende que el traslado de oficinas individuales a espacios de trabajo abiertos y compartidos esté en auge.

Un estudio realizado con la ayuda de 6.328 trabajadores de oficina en Noruega reveló que aquellos que trabajan en espacios abiertos tenían un mayor riesgo de absentismo laboral debido a enfermedades, a corto y a largo plazo. Sí, el diseño de nuestras oficinas puede influir en nuestra salud y productividad. “Quizás sea hora de repensar cómo organizamos nuestros espacios de trabajo para promover un entorno laboral más saludable”, concluye Amaloha Casanova.