Tengo una amiga, Pilar, que me ha contado un caso de flagrante manipulación emocional por parte de su jefe: le dijo que, si asumiera algo de trabajo extra, demostraría lealtad a la empresa y compromiso con el equipo y llamaría la atención de los directivos. Pilar estaba desconcertada, comenzó a sentir mucha presión, culpa y estrés; si se negaba, parecía una traición a la compañía, si aceptaba, perjudicaría a su bienestar personal.

Como en cualquier otro aspecto de la vida, el lugar de trabajo está lleno de interacciones emocionales. La Inteligencia Emocional (IE) -capacidad de comprender y gestionar nuestras emociones y las de los demás- puede ser una buena herramienta para la empatía, pero también para la manipulación. Los expertos de Harvard ofrecen una serie de consejos para reconocer, prevenir y gestionar la manipulación emocional en el trabajo.

Una persona que tenga una alta IE es capaz de reconocer las vulnerabilidades del otro, pero mientras que la mayoría podría usar esa capacidad para apoyarle, hay quien la usa para crear sentimientos de culpa, miedo u obligación: son lobos con piel de cordero que dan una falsa sensación de compasión pero que te dan la puñalada trapera en cuanto te das la vuelta.

La ciencia ha determinado que la manipulación emocional impacta en la productividad del trabajador: si afecta al control cognitivo, repercutirá en la toma de decisiones y la resolución de problemas y también en la salud mental laboral.

Estos son los tres tipos más comunes de manipulación emocional.

  • Exhibiciones emocionales poco inocentes. El típico caso del jefe que te muestra sus emociones (enfado, alegría, tristeza)... para afectar a tu dinámica. Por ejemplo, mostrar indignación para obtener apoyo hasta mostrar una tristeza injustificada para evadir responsabilidad. ¿No has vivido el discurso de tu jefe diciéndote lo mucho que confía en ti y en tu trabajo para solicitarte después horas extras que no te va a pagar?
  • Sentimientos verdaderos disfrazados. Puede ser lo contrario, que el manipulador oculte sus verdaderas intenciones y se alinee con el sentir popular para parecer cercano... y acabar creando una falsa imagen para explotar sus intereses. Por ejemplo, cuando tu jefe te dice que comparte totalmente la necesidad de flexibilizar para compatibilizar vida laboral y profesional pero, de puertas adentro, presiona a su equipo para que trabaje hasta tarde, insinuando que aquellos que no cumplan podrían tener consecuencias.
  • Sutilidad no tan sutil. En la manipulación emocional muchas veces se guía a las personas a decisiones que van en contra de sus intereses. En el trabajo se manifiesta, por ejemplo, cuando tu jefe te da una carga de trabajo brutal con plazos imposibles con la excusa de que te ayudará a sobresalir pero, en última instancia, preparándote para el fracaso. O podrían darte un 'feedback' vago que te mantenga en un estado de incertidumbre, dificultando que trabajes efectivamente.

Cómo contrarrestar la manipulación emocional si crees que la estás sufriendo

Confía en tu instinto

Después de muchos años trabajando, tu intuición se ha perfeccionado y ya sabe que si algo parece extraño, ES extraño. Tu subconsciente podría estar captando señales que tu mente aún no ha procesado: cuando un colega te piropea en una reunión y luego te pide un favor que va en contra de la política de empresa. Piensa: ¿te estás sintiendo incómodo? ¿Insiste demasiado? En lugar de ceder inmediatamente a la solicitud, haz una pausa, date tiempo para procesar la información y decide luego qué hacer.

Busca otros puntos de vista

A veces estamos metidos en un bucle laboral que no nos deja ver con claridad. Cuando tengas dudas, confía en amigos, familia, pareja... Compartir tus experiencias y buscar otras opiniones te dará una perspectiva más fresca que te ayude a distinguir interacciones auténticas de otras manipuladoras. Esta es una oportunidad para "pensar en voz alta", una estrategia reflexiva que puede ayudarte a procesar tu situación con más claridad.

Céntrate en los hechos

Los manipuladores suelen amplificar las emociones para que se nuble nuestro razonamiento lógico y objetivo. Si ves que te pasa esto, es crucial que vuelvas a los hechos puros y duros. Confiar en los datos reales te ayudará a garantizar que tus puntos de vista están anclados a la realidad, por lo que será menos probable que te seduzcan las manipulaciones emocionales.

Por ejemplo, imagina que un compañero no ha entregado a tiempo un proyecto y, mientras explica por qué, te das cuenta de que hay hechos incongruentes y, encima, sutilmente insinúa que podría haberse resuelto el atraso con más apoyo por tu parte. No te dejes llevar por la culpa y piensa primero: ¿hay pruebas sólidas que respalden su afirmación? Resiste el impulso inmediato de simpatizar o juzgar; intenta ser mucho más objetivo.

Practica el desapego emocional

Sí, las emociones son parte básica de nuestra salud mental, pero a veces hay que distanciarse de ellas para ver las cosas con claridad y manejar nuestra respuesta a una situación, viendo los problemas de forma neutral. La idea es que puedas tomar decisiones sin dejarte llevar por las emociones.

Imagínate que estás en una negociación y la otra parte comienza a 'soltar' una conmovedora historia personal, subrayando que, si llegáis a un acuerdo favorable, tendrían un alivio muy necesario para ellos. ¿Estás centrándote en el contenido meramente laboral o te estás dejando llevar por la historia emocional?

Suena raruno, pero tener algo de práctica en 'mindfulness' puede ayudarte a conseguir esta atención plena en los hechos, marginando las emociones. Respira profundamente y retrocede mentalmente en la situación. Este cambio mental puede ayudarte a responder desde un lugar de neutralidad informada en lugar de reactividad emocional.

Establece límites

Es una de las formas más efectivas de protegerte de la manipulación. Define qué comportamientos son aceptables para ti y cuáles no y tendrás una idea de cómo esperas ser tratado. Si vas con la honestidad por delante, fomentarás un entorno profesional transparente y respetuoso. Si tu jefe te pide que infrinjas tus límites laborales, conversa claramente con él: reconoce sus necesidades, pero también expresa claramente tus límites profesionales.