La ficción odia a los jefes amables. Desde Miranda Priestly, la temida directora de la revista ‘Runway’ en ‘El diablo viste de Prada’, hasta Logan Roy, el despiadado dueño del conglomerado Waystar RoyCo en ‘Succession’, la figura del líder malévolo se ha convertido en un clásico de la narrativa popular. De hecho, ver 'Emily in Paris' sin que su jefa, Sylvie, le haga la vida imposible y se empeñe en no aplaudir sus ñoñerías sería tan impensable como increíble es que a estas alturas, nadie haya lanzado una grapadora a la buena de Emilie. Pero más allá de servir de contrapunto a esa felicidad innata y a ese optimismo digno de un triptófano adulterado, Sylvie funciona como la figura que reforzar la creencia de que para tener poder, has de tener más azufre que sonrisas.

"Un ambiente laboral en el que hay más lágrimas y miedo que resultados no es saludable para nadie"

Tanto es así que cuando una serie apuesta por un personaje al mando amable, nos desconcierta. Es el caso de ‘The Bold Type’, donde además se echa por tierra otro mito: el de la directora de moda con menos corazón que principios. Prefiero no entrar en este espinoso asunto en exceso, porque fuera de la pequeña pantalla, hay quienes creen que el síndrome Wintour funciona y hacen de la redacción un campo de batalla, pero un ambiente laboral en el que hay más lágrimas y miedo que resultados no es saludable ni para el equipo, ni para la empresa. Tan solo diré que desde hace años, trabajo en casa. Ahí queda. Saquen sus conclusiones. ¡Continuemos!

Lo cierto es que los líderes que dan noticias en la vida real comparten ese gen Wintour y tampoco tienden a ser Indira Gandhi. Incluso André Spicer publicó el pasado año en 'The Guardian' un artículo llamado ‘El efecto Elon Musk'¸ en el que habla de la cantidad de información que hay acerca de los malos modos que pone en marcha el director ejecutivo de X para ejercer su liderazgo, pero indica que afortunadamente, cada vez estamos menos dispuestas a aceptar ciertas conductas tóxicas.

mala jefa
Netflix
Imagen de ’Emily in Paris’

Pese a todo, los libros que se acumulan en las estanterías para enseñar a los lectores a ser grandes líderes jamás abogan por la maldad, aunque la prevalencia de jefes imbéciles, como señala en 'Good Boss, Bad Boss' Robert Sutton, está confirmada por estudios cuidadosos. “Las historias sobre el daño causado por los jefes nocivos están respaldadas por investigaciones sistemáticas. Investigadores de la Universidad de Florida descubrieron que los empleados que están bajo el mando de jefes abusivos tienen más probabilidades que otros de reducir el ritmo o cometer errores a propósito (30 % frente a 6 %), esconderse de sus jefes (27 % frente a 4 %), no esforzarse al máximo (33 % frente a 9 %) y no ir a trabajar pese a no estar enfermos (29 % frente a 4 %). Los empleados maltratados tienen tres veces menos probabilidades de hacer sugerencias en el ámbito laboral o de hacer todo lo posible para solucionar los problemas en el lugar de trabajo. Los superiores abusivos también hacen que los empleados abandonen las empresas: más de 20 millones de estadounidenses han dejado sus trabajos para huir de estas figuras abusivas, y la mayoría de ellas eran jefes”, escribe.

Tener un jefe inepto o imbécil puede desmotivar al equipo, y para aquellos que sólo piensen en números, las consecuencias quedan reflejadas en una menor productividad. En 'Jerks at Work' (Imbéciles del trabajo), Tessa West explica que hay diferentes tipos de jefes nefastos: desde los que comparten demasiados aspectos de su vida personal hasta quienes son mediocres en su trabajo y carecen de habilidades de gestión. La autora explica que para sobrellevar a estas figuras, lo primero es intentar comprender las causas de su ineptitud. “Tendemos a dar por hecho que son malos jefes por X razones, pero en realidad, no lo sabemos. En nueve de cada diez casos, se debe a que están siendo sometidos a una presión que está afectando a su comportamiento", explica West, que recomienda intentar saber si el resto de trabajadores se sienten igual, aunque subraya la importancia de no hablar mal de los superiores en esta labor de investigación.

"Es posible identificar a un mal jefe en una entrevista de trabajo"

“Primero, recolecta información y asegúrate de enfocar el conflicto como algo relacionado con problemas de comunicación o de asignación de objetivos, de modo que si le llega esta noticia al jefe, no se lo tomará mal”, recomienda. Asegura que incluso en una entrevista de trabajo es posible identificar a quien va a ser un mal líder, pues quienes son incapaces de señalar los atributos esenciales de trabajo ofertado jamás podrán ser buenos jefes, pues es imposible que ser exitoso en el universo laboral sin saber qué se espera de ti.

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Imagen de ’Glamourous’

Afortunadamente, en la vida laboral al margen de la ficción y de la "muskmanía", las cosas no son tan agónicas, como descubrió Cameron Anderson, de la Universidad de California en Berkeley, que tras analizar la personalidad de 457 estudiantes universitarios, siguió su trayectoria profesional durante 14 años. Contrariamente a lo esperado, las personas desagradables no tuvieron más éxito a la hora de alcanzar el poder.

Lo que tenemos que tener en mente es que por más que la ficción siempre apueste por jefes nefastos, al final su carácter agridulce juega en su concreta. Sí, quienes ostentan el poder pueden ser más imbéciles que los demás, pero cuidado: serlo no te hará necesariamente poderosa.