En la era digital, contamos con cada vez más términos con los que dar nombre a la cantidad de miedos y adicciones resultantes de una vida desarrollada ante las pantallas. A estas alturas es prácticamente imposible desconocer el significado de FOMO y JOMO, pero FOBO es un término que quizás no esté en el radar de todas. "Fear Of Being Offline" se emplea para describir el pánico y la ansiedad que algunos experimentan al no poder acceder a internet, pero al hablar de este concepto dentro de parámetros laborales (que es lo que hoy nos ocupa), hace alusión al deseo de demostrar que estamos siendo constantemente productivos, aportando siempre multitud de “excusas” con las que explicar cuándo no se está presente.

Esta conducta es especialmente habitual en tiempos de teletrabajo, cuando nos excusamos por haber respondido algo tarde a un email, a una pregunta laboral planteada por WhatsApp (por cierto: otro día abrimos el melón de cómo el trabajo se ha colado en nuestro teléfono personal) por haber estado haciéndonos un café o sencillamente, por haber bostezado un segundo de más.

Esta es una clara huella del presencialismo que nos acecha y que lejos de haber desaparecido, sigue entre nosotros. Silvia Mérida Expósito, psicóloga de BluaU de Sanitas, explica por qué tenemos necesidad de justificar que no estamos constantemente trabajando. “En la sociedad en la que vivimos, existe cierta presión social y laboral por mantener una productividad y disponibilidad constantes. Actualmente, esta expectativa ha podido verse impulsada por la tecnología, ya que nos permite estar conectadas en todo momento. El temor a ser percibida como no comprometidas con el trabajo puede llevarnos a sentir la necesidad de justificar el tiempo que estamos haciendo algo ajeno al trabajo; algo que con el teletrabajo, se ha hecho más habitual”, asegura.

El miedo al juicio sobre el compromiso laboral crea la necesidad de mantener la imagen de dedicación

Comenta que el miedo al juicio sobre nuestro compromiso laboral puede crearnos la necesidad de mantener una imagen constante de productividad y dedicación; una situación que puede llegar a resultar agotadora o poco realista. Por ello, es importante recordar que las horas trabajadas no son equivalentes a la productividad de la persona empleada, así como que la valía de una misma como persona no depende de su trabajo.

“El trabajo es el vector fundamental a partir del cual leemos nuestra vida y el éxito”

“El trabajo es el vector fundamental a partir del cual leemos nuestra vida y el éxito”, comentaba Alfredo Ramos, doctor en Ciencias Políticas, gestor cultural y autor de 'Perforar las masculinidades’, a Marc Giró en ‘Late Xou’

Casi el 31% de las empresas españolas están afectadas por el presentismo

Un estudio llevado a cabo por Adecco asegura que casi el 31% de las empresas españolas están afectadas por el presentismo, motivado por la percepción de que estar físicamente en la oficina -y en los casos de quien trabaja en casa, hacer ver constantemente que está trabajando o teniendo que explicar el motivo de cualquier pausa- manifiesta dedicación y productividad. Esta mentalidad puede tener efectos negativos en la salud mental de los trabajadores, pues trae consigo implícita la presión de tener que estar siempre disponibles. ¿Desde cuándo nos hemos convertido en un 24/7 laborales?

Silvia Mérida Expósito recomienda, en primer lugar, establecer expectativas con los superiores sobre el trabajo presencial, para maximizar así la concentración y la eficiencia en las tareas de forma respetuosa con las trabajadoras. De esta forma, podrán quedar claros aspectos como el número, duración y frecuencia de los descansos de los que se dispone. “Sería adecuado proponer un sistema de comunicación abierto y accesible entre empleados y sus responsables, para poder expresar propuestas de mejora con respecto a la presencialidad. Esto permitiría encontrar un compromiso entre lo que la cultura de la empresa demanda y lo que los trabajadores pueden ofrecer. Se pueden proponer sugerencias como crear espacios que permitan el desconectar del trabajo en los descansos o generar un plan de actuación ante el “burnout” laboral”, indica.

Mantener periodos de desconexión no afecta al rendimiento laboral

También señala que una estrategia efectiva podría ser demostrar mediante resultados concretos que mantener periodos de desconexión no afecta al rendimiento laboral y destacar la eficiencia del teletrabajo o de los periodos de descanso para aumentar la productividad.

¿Es culpa de la empresa... o tuya?

Hemos de preguntarnos también si esa necesidad de demostrar en todo momento que estamos presentes y esa dependencia tecnológica no dependen en realidad de nosotras mismas. La incapacidad para descansar y desconectar del trabajo es cada vez más común entre los profesionales españoles, como señala la Guía del Mercado Laboral 2023 de HAYS España, que asegura que el 53% de los profesionales afirman encontrar dificultades para desconectar del trabajo.

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Maskot//Getty Images
El presentismo, nuestro gran enemigo

Fernando Calvo, Director de People & Culture de HAYS en el Sur de Europa, explica que “durante los últimos años y fruto de los avances en herramientas digitales y a la instauración del teletrabajo, hemos experimentado cierta fusión entre el ámbito laboral y personal, pero a la vez una mayor flexibilidad en el tiempo de trabajo. Esto ha permitido que, siempre que el tipo de rol lo permita, los profesionales puedan gestionar asuntos personales durante su jornada laboral. Sin embargo, es una moneda de doble cara, pues esta interacción es bidireccional y también implica que en sus momentos personales pueden recibir, leer y contestar emails o atender distintas cuestiones laborales”.

Implementa técnicas de gestión del tiempo que maximicen la productividad y garanticen el descanso

Mérida Expósito indica que el primer paso consistiría en evaluar la situación laboral en la que nos encontramos para actuar en sintonía con nuestras necesidades; así como aprender a desconectar y crear espacios para ello. “Si teletrabajamos, tenemos que ser consistentes con el horario que seguimos, delimitar espacios en la medida de lo posible y reducir los estímulos relacionados con el trabajo en el tiempo de descanso (no revisar correo, aplicaciones...). Esto nos permitirá “desconectar para reconectar". Por otro lado, cuando estemos trabajando, sería importante implementar técnicas de gestión del tiempo que maximicen la productividad durante los momentos de disponibilidad y garanticen períodos de desconexión para descansar y recargar energías”, dice.

Así que la próxima vez que no puedas conectarte a la enésima videollamada del día (un día hablamos de esta pandemia) porque estés sacando al perro, o si no respondes el email al instante, no dejes que salten las alarmas, aprende a tomar periodos de descanso 'guilt-free', establece límites saludables con el trabajo y asegúrate de que tus superiores no necesitan que estés 24 horas pendiente para confiar en ti, porque de ser así, vas a tener que verbalizar esa frase que en realidad, da tanto miedo cuando se dice en el entorno emocional, como laboral. Por supuesto, nos referimos al temido “tenemos que hablar”... Porque querida, tienes que hacerlo. Y como pasa con las parejas, es importante tener claro cuando no eres tú, sino el otro, y cuando es el otro, y no tú, el responsable de la situación.