obsesión vida ricos
Hayu
Million Dollar Listing
  • ¿Quién es Ana? La historia real

Si hay algo que gusta a tantas personas como las croquetas es ver a los millonarios gastar sus fortunas en ropa, coches, viajes y todo tipo de excentricidades, y prueba de ello es la cantidad de realities que bucean en las profundidades de las vidas de los verdaderamente pudientes. Sí, existen multitud de libros sobre cómo hacerte rico (si alguien se ha hecho millonario gracias a una lectura, le rogamos que nos diga cuál fue el libro transformador), pero lo que realmente nos atrae es descubrir en qué se gastan su dinero los millonarios.

La fascinación con sus vidas, retratadas en series de ficción como ‘Dinastía’, ‘The OC’ o ‘Gossip Girl’, no es algo nuevo, pues tal y como señala el escritor y periodista Juan Sanguino, la vida de los poderosos ha sido no solo vigilada, sino también convertida en carne de chascarrillo, desde el Imperio Egipcio. “En aquella época se especulaba y se hacían panfletos con chistes sobre las vidas de reyes y cortesanos. Siempre ha existido la idea de que nos podemos reír de ellos porque son ricos, como si de alguna forma fueran a devolvernos esta desigualdad en forma de entretenimiento. Sin embargo, en el siglo XX, el cine y la televisión abrieron una ventana a esas vidas recreadas en ‘Lo que el viento se llevó’ o ‘Los ricos también lloran’. Ahora, los realities se han convertido en ventanas casi literales”, asegura.

El estudio ‘Why do we enjoy reality shows: is it really all about humiliation and gloating?’ ofrece una perspectiva sorprendente: ver cómo los personajes de los realities sufren y se humillan no es la razón central por la que la gente sigue sus vidas, sino la empatía. Al fin y al cabo, los productores de algunas de las franquicias más exitosas del canal Bravo se jactan de que sus realities no se basan en caviar, bolsos de Chanel y jacuzzis, sino en los conflictos y en la resolución de los mismos. “Hay muchas historias con las que podemos empatizar. Sí, hay muchas rubias, pero también hay tramas sobre relaciones, aspectos financieros, retos y momentos divertidos que todos tenemos en nuestras vidas”, explicaba Scott Dunlop, el productor televisivo creador de algunos de los realities más conocidos del mundo, a ‘The Orange County Register’.

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Bravo
Real Housewives of Beverly Hills

El origen de la fascinación por lo inalcanzable

Fue en 2004 cuando MTV lanzó el primer reality de ricos, ‘Laguna Beach: The Real Orange County’. Fue tan exitoso que contó con el spin-off ‘The Hills’, del que nacieron algunas de las socialités con cuyas vidas y armarios nos obsesionamos través de los medios durante los 2000. Sin embargo, el reality que cambió las cosas fue indudablemente ‘The Real Housewives of Orange County’, que nació en 2006. Dos años después, la crisis dio forma a la paradoja televisiva menos esperada: mientras el mundo no podía pagar el alquiler, ver a millonarios gastar sus fortunas en innecesarias extravagancias se convirtió en la fórmula escapista preferida. Los canales de televisión compaginaban shows ostentosos con otros en los que ciudadanos de a pie intentaban resolver sus problemas económicos, dando forma a una suerte de “porno de la pobreza” que no tardó en ser criticado por reforzar estereotipos y emplear a sus protagonistas como monos de feria, algo que también hacemos con los ricos. Sin embargo, tal y como señala Sanguino, justificamos convertir sus vidas en nuestro circo particular al creer que a causa de su situación de privilegio, nos lo deben. Las plataformas de streaming han encontrado en los personajes ricos que quieren presumir de su riqueza (no olvidemos que los verdaderamente ricos no tienen redes sociales ni mucho menos, ganas de mostrar sus bienes) una mina de oro (¡un aplauso a este juego de palabras!) que explotar. Tanto es así que el canal Hayu se especializa en realities como la franquicia de las ‘Real Housewives’ y sus ‘spin-offs’, las Kardashian y shows que siguen la estela del porno inmobiliario como 'Million Dollar Listing', que el gemelo de ‘Selling Sunset’.

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MEGA//Getty Images
Christine Quinn, de ’Selling Sunset’
"Especulamos con qué haríamos nosotros si estuviéramos en esa situación". Juan Sanguino

"La fascinación por la vida de los ricos siempre ha estado, y se ha ido convirtiendo en una obsesión que actúa como un motor para prosperar. Funciona como una zanahoria para que nos levantemos por la mañana intentando ser ricos. Está hecha para que experimentemos de manera vicaria ese tipo de vidas y encontramos también el factor comparativo. Cuando observamos a un nuevo rico, como Georgina Rodríguez, sus realities nos dan un extra, el de juzgar sus decisiones y gustos. Especulamos con qué haríamos nosotros si estuviéramos en esa situación. Hablamos de un "turbo cotilleo", porque vemos incluso sus casas, por lo que emerge un interés voyeouristico. Estos programas sacian el hambre de ver cosas diferentes a tu aburrido salón, pero cuando apagas la tele, sigues en él y te sientes más pobre que antes, explica Juan Sanguino.

Riqueza diversa

Afortunadamente, incluso en las ventanas hacia las vidas inalcanzables la diversidad ha reclamado su lugar, aunque algunos realities han tardado demasiadas temporadas en hacerlo. Un buen ejemplo es ‘The Real Housewives of Beverly Hills’, que no se dio cuenta de que creer que solo queremos ver a multimillonarias caucásicas presumir de sus mansiones es arrogante y dañino. Andy Cohen, creador del formato, explicó en el podcast ‘Going to bed with Garcelle’ por qué esperaron 10 temporadas para incluir a una mujer de color. “La respuesta verdadera es que no hay excusa, y eso es terrible. Creo que entramos en una espiral nociva, porque cuanto más esperábamos para hacerlo, más nos esforzábamos en que la mujer que eligiéramos fuera perfecta. Queríamos que triunfara”. El éxito de ‘Selling Tampa’, el reality de la productora de ‘Selling Sunset’ que sigue a Allure Realty, una inmobiliaria de mujeres negras de Tampa, así como la orgía de gastos y despreocupaciones que da forma a ‘Bling Empire’ o los problemas para encontrar pareja de los pudientes, plasmados en, ‘Indian Matchmaking’, demuestran que la audiencia reclama diversidad.

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Selling Tampa
"Creer que solo queremos ver a multimillonarias caucásicas presumir de sus mansiones es arrogante"

De lo que no cabe duda es de que al igual que pasamos horas viendo las redes sociales de celebridades que viajan en sus jet privados mientras permanecemos en nuestro sofá y soñamos con sus agendas, estos realities confirman nuestra fascinación con las vidas que no son las nuestras... Aunque quizás, en lugar de preguntarnos por qué nos obsesionan la vidas de los millonarios, tendríamos que analizar qué dice de nosotros mismos el que seamos incapaces de despegar la vista de las pantallas.

El futuro del formato

El periodista Juan Sanguino cree que la pandemia dio un puñetazo en la tripa a nuestro amor por la vida de los millonarios. Prueba de ese giro de guión puede ser la acritud con la que han sido recibidas las declaraciones de Kim Kardashian en un vídeo de ‘Variety’, en el que aconseja a las mujeres que “muevan el culo” para trabajar. “Toda esta fascinación con los ricos está generando un efecto adverso muy perverso que va a dar la vuelta. Creo que va a haber un rechazo hacia los millonarios. La gente se empieza a cansar de que personajes como Kim Kardashian den ese tipo de declaraciones, con las que se genera la narrativa de mujer empoderada y hecha a sí misma que en realidad, solo se creen ellas”.

Los ricos van a seguir siéndolo aunque no observemos sus vidas, pero qué demonios: teniendo en cuenta que tienen el poder y controlan el mundo, ¿por qué no vamos nosotros a vigilar un poquito el suyo?