Las culpas de moda.
La industria de la moda, ofrece. Ofrece sin control ni medida y ofrece sin pensar en una mujer u otra, simplemente, ofrece.

Y tú, decides cuanto de esa oferta vas a aceptar e incorporar a tu vida.

El problema es que en el proceso de aceptación o compra de una prenda, y su incorporación a tu vida o entrada de esa prenda en tu armario, se producen sucesos emocionales muchas veces relacionados con la culpa que te pueden llevar a sentir angustia e incapacidad. ¿Por qué? Por no saber encontrar en esa inmensidad de oferta, una prenda que te encaje realmente y, además, no tener claro cómo encajaría esa prenda en tu armario con el resto de prendas.

Y es ahí, cuando aparece la culpa.
La culpa resulta en una baja autoestima.
El ejemplo más obvio es el de las prendas prêt à porter. Cada marca produce las prendas con los tallajes, calidades y patrones que mejor le parecen. Y tú no consigues que te entre un pantalón de esa marca, o que te siente bien el patrón de una blusa de esa marca o que no te quede desbocado por todos lados un vestido de esa marca.

¿Quién tiene la culpa de todo eso?

Siempre, siempre, siempre lo primero que vas a pensar es que la tiene tu cuerpo.

Y esa creencia me temo que no es real. Tu cuerpo no encaja con los patrones de esa marca, y probablemente si no asumes que las prendas hay que arreglarlas y adaptarlas a tu silueta, tampoco encajará con las prendas de muchas otras marcas. ¿Cómo se palía la culpa que sientes por la falta de encaje entre las prendas y tu cuerpo? Con perfeccionismo. Exigirles a las prendas y a ti misma, que cada prenda que adquieres, pese a que tenga que pasar por un proceso de arreglo, te va a quedar no bien, sino perfecta.


Este proceso, muy exigente, de búsqueda de una prenda correcta y arreglo lleva mucho tiempo. Y eso está bien. ¿Por qué? Porque así se reducirá de inmediato el ritmo de adquisición de prendas inútiles y subirá tu nivel de exigencia hacia cada una de las prendas que vayas a adquirir. Además, valorarás la prenda debido a lo que te ha costado encontrarla y adaptarla, la utilizarás mucho más debido a ese valor que tiene ahora para ti y abandonarás el pensamiento de que comprar es un entretenimiento y un placer.
Desconectar el acto de compra de la búsqueda de placer, es un paso de gigante hacia la sostenibilidad emocional.

Todo este proceso aumentará tu confianza en ti misma y disminuirá tu miedo a equivocarte cada vez que busques adquirir una prenda.

¿El resultado? Gracias a la gestión de tus emociones, consumirás menos.