La emoción es la respuesta del organismo ante un estímulo. Cuando experimentamos dicho estímulo que puede ser positivo o negativo, se desencadena un proceso químico que da como resultado una emoción.

Los sentimientos son la expresión estable y duradera de las emociones. Por ejemplo, si algo nos parece mal, lo primero que nos va a pasar es que vamos a experimentar una emoción de rechazo para a largo plazo pasar a tener sentimientos negativos más estables en el tiempo hacia ese algo.

¿Existe una solución intermedia para no dejar que una emoción que percibimos como negativa en un primer instante, se asiente y convierta en un mal sentimiento perenne? Si. Debes entender qué ha producido esa emoción, ir al origen y aislarla de la formación de un sentimiento.

Empecemos a hablar de ropa. La ropa puede producir en nosotras emociones y sentimientos negativos, hoy vamos a centrarnos en dos; la ansiedad y la frustración. La ansiedad puede estar en el origen de compras infructuosas. Por alguna razón hemos catalogado la compra de ropa en el mismo saco que la comida basura.

¿Tienes un mal día? ¿Estás nerviosa por cualquier motivo? ¿Te aburres y no te sientes cómoda en el aburrimiento? ¿Has tenido un enfrentamiento con una persona que tiene relevancia en tu vida? La forma de paliar la ansiedad que desprenden cada uno de esos eventos, es muchas veces comprar ropa que no necesitamos.

La compra constante, recurrente e innecesaria hará que te termines sintiendo (sentimiento) avergonzada de tu falta de control. Esto hace que se asienten la emoción (ansiedad) y el sentimiento (vergüenza), ambos negativos y experimentemos rechazo hacia esas prendas. No sabes cómo ponerle fin, por dónde empezar a arreglar algo que está claro que te hace sentirte mal contigo misma.

Para poner solución a este tema, la expresión “cortar por lo sano” te viene fenomenal. Nadie puede impedir que tengas un mal día, bueno por lo menos yo no puedo; revertir los días malos es un aprendizaje cuyas herramientas deben proporcionarte los profesionales de la salud mental.

Si has tenido un mal día, debes activar las alarmas. Tomar conciencia de que vas a experimentar ansiedad, y buscar otra herramienta ajena a la compra para paliarla. Respirar, salir a andar, leer, ver una serie, cocinar. Cualquier actividad que te aleje de la pantalla de un móvil y las sucesivas aplicaciones, está bien. ¿Qué conseguirás? Ahorrarte el sentimiento de vergüenza y desesperación por tu falta de control y no terminar detestando prendas que, aunque de forma inconsciente, sueles rechazar por la forma en la que entraron en tu armario.

Las prendas que cuesta conseguir, que buscas, que responden a una necesidad y que has adaptado a ti, tienen un valor percibido para ti mucho más alto, que aquellas que entran sin premeditación, ni planificación en tu armario.

Si practicas esto, conseguirás cortar la cadena de emoción y sentimiento negativos que, sin tener un origen en tu ropa, terminan afectando a tu armario. Con la frustración pasa lo mismo, pero esta vez, en vez de vergüenza, se asientan en ti pensamientos de odio y complejo hacia determinadas partes de tu cuerpo, que provocan sentimientos de inseguridad muy permanentes en el tiempo.

Vamos a verlo desde el principio.

Si una prenda no encaja con tu silueta, y no te sienta bien, despertará tu frustración y tendrás pensamientos como “no tengo nada que ponerme”, “me veo fatal con todo”, “no consigo encontrar prendas que me sienten bien”.

La frustración es una emoción y una consecuencia lógica de estar desde el origen haciendo las cosas mal. No todas las prendas sientan bien a todo el mundo, y debes tener claro que a ti por cómo es tu cuerpo, te sientan bien un tipo de prendas. Si no te formas, y no aprendes cuáles son estas prendas, experimentarás la frustración, y si esto se repite cada día o con varias prendas de tu armario, se instalará en tu cabeza un sentimiento de inseguridad y rechazo permanente hacia tu cuerpo.

Si las prendas que utilizas, son para tu tipo de cuerpo, esa cadena se rompe. No dejes que las emociones negativas, se conviertan en sentimientos de rechazo hacia ti misma permanentes.