• Dice la RAE sobre el pesimismo que es: “la propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más desfavorable”.

No encuentro nada que me guste. Ninguna prenda me queda bien. Todo me aprieta, me queda desencajado, me tira o me pica. Mi pecho nunca es el ideal para las blusas que me gustan, mis piernas tampoco lo son para los pantalones que me encantaría llevar, y mi piel reacciona con sudor o picor a la mayoría de los tejidos que componen las prendas que me pruebo. Nunca sé qué talla tengo. Depende de la marca, depende de la colección dentro de la marca o incluso depende de por dónde corra el viento de un perchero a otro.

Repito “mi cuerpo, nunca es el ideal para las prendas que me gustaría comprar”. ¿Quién tiene la culpa? Y ahí es cuando hace su aparición el pesimismo. La culpa la tengo yo. ¿Cómo va a tener la culpa esa súper marca con tiendas gigantes en las mejores calles de las principales capitales del mundo? ¿Cómo van a estar haciendo ellos algo mal? La culpa es mía seguro, porque, además, esto solo me pasa a mí. Al resto de mujeres del universo, esto no les pasa. Todas compran en esa marca y a ellas todo les queda bien. Por eso venden tanto. Más pesimismo y sentimiento de culpa.

¿Y por qué a mí no? Ni a ti ni a nadie. El mundo no estaría abarrotado de ropa vendida y posteriormente no utilizada si a todas las mujeres del universo, todas las prendas que compran presas de ataques de ansiedad o ganas de entretenimiento una tarde tonta, les quedasen bien. Si eso fuese así, la mayoría de las mujeres que ves por la calle no irían en vaqueros elásticos y camisetas o jerséis de poliéster porque han tirado al fondo de un lago muy profundo la esperanza de ir algún día vestidas de forma sofisticada y con prendas acordes a su cuerpo. Si eso fuese así, la calle estaría llena de mujeres con cuerpos reales, súper estilosas vestidas. Si eso fuese así, todas esas mujeres estarían tan contentas con la compra anterior que no comprarían más, o por lo menos no comprarían tan seguido.

Y ese, me temo, es el secreto de la rueda del hámster. Compro porque nada de lo que tengo me queda bien así que vuelvo a comprar esperando acertar esta vez. El problema es que no se trata de acertar, sino de entender mi cuerpo y a posteriori, aprender a comprar.

¿Qué hacer para eliminar ese pesimismo que sobrevuela todo lo que tiene que ver con tu ropa?

Las prendas prêt à porter, es complicado que pese a tener tallas, le encajen a una mayoría de mujeres. y también es complicado que una mujer consiga asociar su cuerpo o su tronco inferior o superior a una talla con la que siempre acertará. Esto último es una de las cosas que más pesimismo y frustración genera en las mujeres a la hora de comprar.

Por eso es importante tener en cuenta lo siguiente:

  • Comprar por necesidad; así buscarás una única prenda y tendrás claro cómo debe ser, esto te evitará cometer fallos de concepto y comprar prendas que no necesitas.
  • Comprar pensando en lo que ya tienes; esto cerrará aún más el cerco que definirá el tipo de prenda que necesitas. A definición más precisa, menos posibilidad de cometer un error.
  • Comprar siendo consciente de tu tipo de cuerpo; así buscarás solo los patrones que te sienten bien a ti.
  • Comprar conociendo tus medidas y sólo en marcas donde además de tallas se expongan las tablas de medidas. Aunque debas arreglar la prenda, será más fácil acertar.

Espero que el pesimismo en torno a la compra mejore siguiendo estos consejos.