El pasado jueves 21 de diciembre, Sus Majestades los Reyes se encargaron de presidir el concierto de clausura de la Presidencia del Consejo de la Unión Europea en Madrid. Un acto en el que, como de costumbre, la reina Letizia volvió a acaparar todas las miradas por su impecable apuesta protagonizada por un nuevo traje de terciopelo de Rabanne. Conjunto muy acertado para estas fechas en las que la Navidad está a la vuelta de la esquina y que ha conseguido llamar la atención de diversos medios especializados. Sin embargo, en ELLE nos hemos fijado en algo más: su cabello y, más particularmente, sus canas.

La apuesta de la reina Letizia por mostrar con orgullo sus canas se remonta a pocos años atrás. No obstante, un gesto tan reivindicativo como este es digno de hablar. Que la monarca no tema en enseñar sus canas es una gran fuente de inspiración para que miles de mujeres de nuestro país aprendan a valorar más la belleza natural y el paso del tiempo aceptando el envejecimiento como lo natural que es.

Así, Doña Letizia, madre de la princesa Leonor y la infanta Sofía, aparecía impecable con un sofisticado y glamuroso moño trenzado con tupé en el que se podían apreciar perfectamente los cabellos más plateados de la monarca. Un gesto de seguridad y empoderamiento femenino muy aplaudido por todos.

El peinado recogido con el que la reina Letizia presume de canas

la reina letizia muestra orgullosa sus canas con moñopinterest
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la reina letizia muestra orgullosa sus canas con moño
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El recogido por el que se ha decantado la 'royal' destacaba por su sobriedad. Peinado perfectamente hacia atrás, el mismo creaba una especie de tupé muy favorecedor y elegante que acababa en un moño trenzado terso y pulido.

Una apuesta perfecta para la ocasión con la que doña Letizia presumía de sus canas sin ningún tipo de miedo y con total orgullo.

Y es que la reina Letizia es una clara defensora de la belleza natural a cualquier edad y con gestos como este lo demuestra a todos los españoles. Un mensaje muy poderoso que puede tener un impacto duradero en la percepción de la belleza.