Un apartamento en Burdeos con (mucha) personalidad
En este apartamento reinan las obras de arte, muebles y objetos que su dueña, apasionada coleccionista, ha ido reuniendo porque el arte es... ¡gran parte de su vida!
Las casas nos hablan de sus dueños. Y los 250 m2de este apartamento, en un edificio de 1860 en Burdeos, nos hacen saber que su propietaria es un espíritu libre, amante del arte y del diseño clásico, y una apasionada de las mezclas sorprendentes. Cada rincón está impregnado de su personalidad y de audaces combinaciones que la retratan. Dotado de tres amplios salones, que se suceden uno detrás de otro, a la manera de una moderna galería de arte, éste era, sin duda, el lugar perfecto para dar cabida a las obras de arte, objetos, mueble vintage y a la infinidad de tesoros que Rose ha reunido durante décadas. "Cada uno de los muebles y objetos me cuenta una historia.
Están vinculados a una persona, a un encuentro o a una época de mi vida", nos confiesa. Y en esta galería vital, las obras artísticas ocupan un lugar de honor. "Para mí el arte es parte de mi vida, así como los artistas que me gusta descubrir. Observo su pasión y sus creaciones. Llevo 40 años recorriendo galerías y anticuarios, y todas estas obras de arte y objetos me siguen a los lugares donde he vivido, desde siempre". Este apartamento se divide en dos zonas claramente diferenciadas. Por una parte, junto a la entrada, están los tres grandes salones bañados de luz natural, que conservan sus magníficas molduras y chimeneas originales, y cuyas paredes y techos se pintaron de un blanco brillante para realzar las piezas; y, en segundo lugar, están el comedor y los dormitorios, cuyas paredes son toda una declaración de amor por los colores fuertes.
Ella misma se encargó de la decoración de la casa, con la colaboración de su amigo, Thierry Carretero, un galerista, anticuario y decorador de interiores de Nimes, quien le dio "el impulso que necesitaba", para emprender la aventura de comprar y decorar la casa. "El objetivo era traer modernidad al lugar, pero también embellecer este espacio, bastante clásico, del siglo XIX. Quise darle una atmósfera cálida, armonizar cada lugar, resaltar los objetos y conectarlos entre sí, de manera que pudieran danzar juntos", asegura Rose. "Todos los objetos tienen una historia propia y nuestro trabajo consistió en encontrar el mejor lugar a cada uno y crear una perfecta simbiosis", afirma Thierry. "El resultado es tan armónico como el impacto que crea, por ejemplo, combinar en el salón un sofá años 40, una tabla de surf artística y una palmera dorada", apunta Rose. Pero es en el comedor, que ella ha bautizado como Atelier, donde se siente más libre para hacer las cosas que disfruta, como bailar el tango con su pareja. Y es aquí donde ha hecho lo que más le gusta: orquestar colores diferentes hasta hacerlos "resonar" y con la perfecta combinación: un rojo arcilla, ocres, naranjas y azules". •
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