No fue el frío ni la nieve de París lo que traspasó fronteras y el pasado sábado 19 nos heló la sangre a todos los designlovers, fue la noticia de la muerte de la gran dama del diseño. Nuestra diosa, Andrée Putlman, nos decía adiós a los 87 años.
Nos quedan sus obras, el primer auténtico y verdadero hotel boutique el Morgan de Nueva York, con sus cuadrículas de azulejos blancos y negros (que muchos hemos copiado) sus restaurantes, sofás, consolas, marcos y hasta la cabina del Concord. Ella reeditó a los clásicos como Mariano Fortuny o la maravillosa Eilenn Gray y reinventó objetos y muebles desde los más cotidianos como unas tazas y una cafetera para Nespresso, hasta la más sofisticada mesa de trabajo o armario-baúl para Poltrona Frau, o Bisazza que podamos soñar. Diseñó espectaculares tiendas como la icónica Masion Guerlain en París, en los Champs Elisees, Balenciaga, Thierry Mugler... otras más funcionales pero glamurosas como la de Helena Rubistein en Osaka, hoteles megamodernos como el Rivage, que hoy lleva su nombre, y una larga larguísima lista de la que hemos rescatado algunos, como las escaleras de los grandes almacenes Bon Marché, ¡simplemente divinas! el sofá Belle Etoile para Serralunga ¡precioso! o las sillas industrales para Emeco ¡ya un clásico!
Nos queda su pasión por la vida, su elegancia innata, el gusto por vestir de negro, o de blanco y negro, y su lección vital. Ese savoir faire y vivir hasta los 87 recorriendo nuevas tiendas, exposiciones, ferias y partys variopintos en París, Nueva York, Milán... ¡era una suerte encontrarla y ver en vivo y en directo cómo esta joven de 87 años -ejercía de embajadora del glamour- agotaba su pasión por el diseño, por seguir aprendiendo, presumiendo de años y labios rojos. Alta, delgada y con su eterno bucle... y siempre marcando estilo. Madame Putman ¡ha sido un placer! Más información en www.andreeputman.com.