Un oasis en Madrid
Todo lo que tocan las interioristas Victoria y Sylvia Melián se llena de armonía, luz y color. La prueba: esta casa en la que vive un hedonista, un single exquisito que, tras la reforma, disfruta de un oasis en el centro de la city tan fresco como actual. ¿Quieres verla?
Geniales en el arte de crear ambientes que seducen por su sencillez sofisticada, las hermanas Victoria y Sylvia Melián Randolph eran el tándem perfecto para acometer la transformación de esta vivienda. Su propietario encargó el proyecto y su decoración al estudio Melián Randolph, junto al arquitecto Pablo Carvajal y al constructor Atica Siglo XXI. El reto: ¡apasionante! Crear una casa de 380 m2, formada por la unión de dos antiguos chalets, en una zona residencial del centro de Madrid. En total, cuatro plantas, amplio salón-comedor, cocina, tres dormitorios, tres baños... más una sala de cine en el sótano, donde el propietario, enamorado del “séptimo arte”, pasa largas horas, y ¡la guinda! un gimnasio en la buhardilla bañado de luz natural. Victoria nos cuenta cómo lo consiguió.
¿Lo más difícil fue...?
Debido al lugar donde está, tuvimos que ser muy respetuosos con lo ya existente: la fachada, los colores... Esto siempre condiciona a un arquitecto. Otros desafíos fueron el lograr que la casa fluyera en cuatro plantas y también el integrar la escalera de forma armoniosa en el proyecto.
¿Qué quería el dueño?
Una vivienda moderna y lo más diáfana posible, ya que su segunda residencia es heredada y de corte clásico. Que fuese funcional, súper cómoda y luminosa, con espacios abiertos, fácil de mantener. Y, además, que reuniera todos los ambientes que necesitaba.
¿Cuáles eran éstos?
Un dormitorio pequeño para invitados ocasionales; su propia habitación con cuarto de baño en un mismo espacio abierto; un gimnasio en la buhardilla; una sala de cine en el sótano y una zona de comedor amplia y luminosa. Se aprovechó cada espacio al máximo.
¿Os hizo alguna petición concreta?
Sí: “Nada de sobrecarga en la decoración. ¡Poco y muy seleccionado!” Él colaboró con su opinión sobre el estilo de la decoración y, además, incluimos en el proyecto el mobiliario de su anterior vivienda. Y, por supuesto, todos sus cuadros.
¿Dónde vemos aquí el sello Melián?
Aunque la casa es blanca, aportamos destellos de color en sitios puntuales como el dormitorio principal, el aseo de invitados... Cuando la arquitectura es buena, no necesita de mucho adorno. Esta casa moderna luce perfecta y respira por sí sola.
En tu opinión, ¿qué le da el alma a esta casa?
Sus dos jardines, uno en la entrada desde la calle; y el otro, junto al salón, que se ve nada más entrar a la casa. ¡Es un bonus enorme! Se la dan también los detalles decorativos del propietario y los cuadros que ha ido coleccionando durante años. Es una vivienda muy personal.
¿Qué es lo que hace que ésta sea tan especial?
La sala de cine, que hace cinco años no era algo habitual; la zona, un barrio entrañable con arbolado abundante, y el tener una pequeña piscina con porche en plena ciudad.
De las piezas de la casa ¿te apasionan...?
La fotografía de Mapplethorpe y el cuadro de Santiago Ydáñez.
¿Y lo que más te gusta de la decoración?
Sobre todo el dormitorio principal, masculino y muy acogedor, y su cuarto de baño. Sus elementos hechos a medida, como la cama de piel marrón y la alfombra de rayas en dos texturas, son diferentes y sofisticados.
¿Cómo conseguistéis ganar más luz?
La cristalera del salón es lo suficientemente amplia para no necesitar nada más. Es prácticamente una pared de cristal. La casa tiene luz porque las plantas dan a la calle de un lado y de otro.
¿Qué no pondrías jamás en una casa?
Telas acrílicas sin un tacto agradable; demasiado metal, una iluminación tan potente que desvirtúe los volúmenes de la decoración...
La escuela del buen gusto
Cosmopolita e infatigable perseguidora de la belleza y el equilibrio, Victoria comenzó como decoradora en los 80 en Nueva York, donde trabajó con Antonella Scarsini. Volvió a España y se asoció con su hermana Sylvia para formar el estudio Melián Randolph. Ha firmado proyectos en Miami, Marrakech, Saint Moritz, Zurich, Londres, París, Biarritz, Córcega, Ibiza y un largo etc. En todos ellos brilla el toque Melián: hábil uso del color, combinación de texturas y una audacia que, siempre, marca la diferencia.
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