Una casa con mucho charm
Refinada, exquisita y con un estilo incuestionable. Así es Hannah Cecil Gurney, directora de la firma de papeles De Gournay, y así es su apartamento londinense.
Apenas hacía dos años que su padre, Claud, había fundado la compañía cuando Hannah Cecil Gurney ya jugueteaba entre papeles centenarios y antigüedades. Definitivamente, eso marca, porque ha desarrollado un gusto por lo bello que ha elevado a De Gournay a los altares de la moda (ha colaborado con Chanel y Dior) y a contar entre sus fans ¡con el mismísimo príncipe de Gales! "El arte y las piezas hechas a mano son el nuevo lujo", comenta. Un lujo que impera en su casa de South Kensington, donde vive desde hace tres años.
¿Qué te enamoró de ella? Su cercanía con Kensington Gardens, para poder pasear a mis perros. Lo mejor es que, como el concepto de diseño interior de mi marido (Edward Harden) es una pantalla gigante de TV, ¡tuve libertad total en la decoración!
¿Cómo es tu estilo? Creo que las casas deberían reflejar a sus dueños, con objetos procedentes de viajes y regalos de amigos. Todos esos elementos nos cuentan historias y deberían de estar colocados de una forma natural. También me gusta mezclar. Y ante todo, el color (en especial, los tonos brillantes).
¿Y cómo lo utilizas? Me gusta que cada habitación tenga una paleta diferente, que evoque diferentes estados de ánimo y te transporte a distintos mundos.
¿Las mezclas siempre son enriquecedoras?
Sí, cuando la decoración es muy uniforme, te pierdes cosas. En cambio, si combinas elementos dispares, llama tu atención y te fijas en más detalles. La mayoría de tus muebles son vintage. ¿Está prohibido lo nuevo? ¡En absoluto! Lo que sucede es que uno de mis hobbies es viajar con mi padre por los mercadillos de antigüedades franceses para encontrar auténticos tesoros, y esto nos proporciona un placer que nunca nos daría comprar algo nuevo. Una de las cosas que más me gusta es restaurar las piezas deterioradas con telas modernas.
¿Cuál es tu pieza favorita? La cómoda de mi cuarto. La compró mi padre en un desguace cuando yo tenía 13 años y pasó un verano restaurándola. Me la regaló cuando me instalé en esta casa. ¡Y no puedo esperar a que la hereden mis hijos!
¿Y tu rincón preferido? Mi dormitorio, por el color inusual del papel, que imita la plata envejecida. Cuando anochece, las paredes parecen brillar y lo convierten en el lugar más acogedor de la Tierra.
El alma de tu casa es... Mis dos perros. Me encanta que me reciban súper contentos, tumbarme con ellos en el sofá... Las casas están hechas para ser vividas y esto es lo que las convierte en un hogar.
Los papeles y las telas son protagonistas. ¿Qué valor te aportan? Para mí tienen un componente sentimental importante, que es vital para cualquier interior, porque me recuerdan los logros de mi padre. También me inspiran nuevas ideas. Todos los que he elegido son muy coloridos y reflejan mi optimismo ¡y mi inexperiencia como interiorista! En la mezcla "alocada" de tonos y motivos se nota que me gusta el caos, aunque espero que mi estilo evolucione cuando trabaje en mi próxima casa. O sea, que no será la definitiva... Acabo de
tener un bebé; así que, no. Necesitaremos pronto alguna con más dormitorios (dice entre risas).
¿Pruebas las nuevas colecciones 'in situ'?
Sí, cambio los papeles cada seis meses más o menos y también varío la ubicación de los muebles, pongo piezas de los showrooms... Así la casa se transforma en un lugar divertido y lleno de energía y satisfago mi pasión por el diseño interior. ¡Nunca me aburro! Flores, animales y plantas naturales pueblan tu apartamento. Es evidente tu amor por la naturaleza... Sí, la adoro. Mi internado estaba en el campo y, cuando era niña, pasaba los fines de semana en la casa de mi abuela, en Kent. Crecí rodeada de ovejas, perros, gallinas... y me encanta montar a caballo. Me enseñó ella cuando tenía tres años y ahora yo estoy intentando que aprenda mi marido.
¿Campo o ciudad? ¡Los dos! Para trabajar, es muy estimulante estar en la ciudad. Además, mis amigos están aquí y me encanta salir a cenar y tomar un buen vino. Sin embargo, al cabo del tiempo siento claustrofobia y necesito pasear por el campo con mis perros. Por eso, ahora Edward y yo vivimos entre Londres y su casa centenaria de Gales.
Después de viajar tanto en tu día a día, ¿cómo te sientes cuando llegas a casa? Cuando estoy fuera, la echo de menos. Y cuando paso demasiado tiempo en ella, añoro viajar. Supongo que es señal de que tengo una casa maravillosa y un trabajo precioso, ¡que me permite descubrir lugares increíbles! Cuando vuelvo, mi marido siempre va a recogerme al aeropuerto con los perros y me emociona muchísimo volver a verlos. Al fin y al cabo, mi casa está donde están mi marido, mi hijo y mis perros... •
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