La vida en la granja
Una auténtica caja de sorpresas. Así es esta construcción de la Aquitania francesa que los arquitectos Olivier Martin y Virginie Graviere transformaron de granja a vivienda minimal, con un cóctel de estilos inesperado.
Françoise nunca imaginó que acabaría viviendo en una granja que, en otro tiempo, estuvo dedicada al ganado y al secado de ciruelas. Pero el destino es caprichoso. Ella quería instalarse en el campo aunque en una vivienda moderna, minimalista y en la que el cristal fuese uno de los grandes protagonistas. Así que adquirió un terreno suavemente inclinado hacia el río Lot, en la región francesa de Aquitania, y contactó con los arquitectos Olivier Martin y Virginie Graviere, con estudio en Burdeos, para que diesen forma a sus sueños. El problema fue que el Concejo de Castelmoron sur Lot, responsable de las obras en la zona, no aprobó el proyecto por no ser una construcción tradicional. Y ahí intervino el destino en forma de vecina que le ofreció a Françoise la opción de comprar un terreno anexo en el que ya se asentaba un gran edificio rural que podría reformar. Cazó la oportunidad al vuelo y dio a Martin y Graviere las instrucciones para renovar la granja. El resto, como ella dice, ya es historia.
Vaciaron por completo el edificio dejándolo solo en la estructura, revistieron los suelos con cemento pulido, restauraron las vigas y columnas de madera, construyeron una mezzanine -entreplanta- (que alberga cuatro dormitorios, un baño de invitados, una zona de trabajo y otra de billar) con madera contrachapada... y lo más espectacular: sustituyeron la fachada posterior de piedra por una impresionante cristalera de 16x6 m. Para la decoración, Françoise trabajó con Stephane Quatresous, interiorista y propietario de la tienda parisina Atelier 154, para conseguir un estilo muy personal, un equilibrado mix de moderno y clásico con toques industriales y country. "He optado por elegir piezas de segunda mano de los 60, muebles que ya tenían una pátina y transmitían una sensación acogedora. Quiero que mi familia y amigos se relajen cuando me visiten y no preocuparme de si están o no alterando la decoración", cuenta Françoise. Y así, estos 400 m2 que, debido a las dimensiones del tejado a dos aguas, no se aprecian con claridad hasta que uno no entra en la vivienda, se convirtieron en el paraíso soñado por Françoise, un maravilloso refugio en el campo con alma rural y actitud urbana.
VER VÍDEO
Fíchalos 👉 Muebles de diseño a precios asequibles
Cómo conseguir un salón ordenado y lleno de paz
ELLE Decoration: una nueva era de la revista líder
Las mejores tiendas online de plantas de interior