La caja mágica... Donde el arte es el gran leitmotiv
Con la misma pasión por la armonía, el equilibrio y los cánones clásicos que vuelca en sus lienzos, la artista Valeria Corvino ha proyectado su piso en Nápoles, un vibrante escaparate, rabiosamente contemporáneo.
Leda, Hermes y otros personajes de la mitología griega, que inspiran las pinturas de la artista napolitana Valeria Corvino, han encontrado su particular Olimpo en este piso, situado en el emblemático barrio de Chiaia, ilustre por sus aristocráticos palacios y por su cercanía al mar y al histórico parque Villa Comunale.
Hace seis años, después de mucho buscar y de descartar docenas de casas, Valeria dio con el lugar que había soñado: un piso de 220 m2 en la calle Riviera di Chiaia, la más antigua del barrio. Flechazo instantáneo, la artista reforzó su elección después de que su marido le revelara de que precisamente su padre ingeniero había participado en la construcción del edificio. "Mi marido había puesto la primera piedra del edificio. Y yo no lo sabía", nos cuenta. "Esta fortuita coincidencia terminó de convencerla". Pero antes de que ella y su familia desembarcaran en la casa, se necesitaron dos años de reformas bajo la batuta de los arquitectos napolitanos Giuliano dell'Uva y Francesca Faraone de ZetaStudio. Éstos diseñaron un proyecto de interiorismo a la medida de la propietaria:
una casa de espíritu actual que diera realce no sólo a las pinturas de ella, sino también a las piezas de su importante colección de arte contemporáneo, y que fuera, a la vez, el confortable refugio de su marido, Maurizio d'Albora, de su hija Cristiana, ocasionalmente, de su hija Verónica, quien reside en Milán, y de su perrita Lola.
Los arquitectos eliminaron tabiques y pasillos para borrar su original aspecto de casa burguesa, y en su lugar dejaron otra con alma de galería de arte, donde un único gran espacio diáfano, destinado a comedor y salón, resplandece bajo la luz procedente de cuatro ventanales que traen al interior el azul del mar y el verdor de los jardines Villa Comunale. "Mi habitación favorita es mi dormitorio, pues si abro todas las puertas interiores veo desde allí la casa completa", nos cuenta Valeria.
Un acierto fue la construcción de un bloque de cemento en el centro para "esconder" elementos de la vida doméstica -como la vinoteca, despensa, estanterías, armarios, papeles...- que podrían contaminar la limpia estética del interiorismo. Los colores de éste se eligieron, precisamente, teniendo en cuenta las obras de arte que habrían de colgarse en la casa, entre las que se encuentran un círculo de espejo, de Marzia Migliora, suspendido en la entrada, una pantalla que exhibe la performance de Marina Abramovic, la frase de neón de Kosuth, que tiñe el salón de una sugerente luz azul durante la noche... además de las musas y héroes mitológicos salidos de los pinceles de la dueña. El suelo cubierto de resina blanca actúa como un gran lienzo en el que dialoga el arte con piezas icónicas del diseño italiano. ¡Bellissimo!
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