Artista. Música. Diseñadora. Activista. Viuda de John Lennon. Yoko Ono (Tokio, 1933) está estos días más ocupada que nunca promocionando su decimoquinto álbum de estudio, Take Me to the Land of Hell (Chimera Music), emprendiendo guerras medioambientales y montando exposiciones de arte, como la retrospectiva Half-A-Wind Show que se podrá ver en el museo Guggenheim de Bilbao desde el 14 de marzo hasta el 31 de agosto. La muestra, que reúne más de doscientos objetos, películas, performances, fotografías, textos y audios, se ha organizado con motivo del 80º cumpleaños de la artista y está distribuida en secciones que comienzan con sus obras más importantes de los años sesenta y se extienden hasta sus trabajos más recientes, como sus últimas instalaciones.

La exposición ofrece una visión muy completa de la producción de esta pionera del arte conceptual y refleja su sentido del humor y su actitud social crítica. Hablamos con este icono mundial en su casa de Nueva York y te acercamos a una Yoko sin pelos en la lengua. Como no podía ser de otra manera.

Crisis y derechos humanos. «Ahora la situación es mucho más seria que en los sesenta. Esta crisis tiene una dimensión mundial, pero la comunicación entre activistas se expande de manera vertiginosa y juntos lograremos curar nuestro planeta con un esfuerzo continuo». 

Una mente en positivo. «Lo que menos necesitamos ahora mismo es tener una actitud negativa y estar todo el rato enumerando las cosas que no funcionan. Ya no podemos permitírnoslo. Levantémonos y hagamos algo todos juntos».

La viuda de John Lennon. «Nunca he tenido ninguna intención de alejarme de John. Ha sido mi marido, mi mejor amigo y mi increíblemente inteligente compañero. Nuestro hijo Sean y yo todavía le echamos mucho de menos».

Sin remordimientos. «Trato de hablar con sinceridad. Si la gente se queda en shock cada vez que se dicen verdades, hay algo que no funciona en la sociedad. Diría que quienes se tienen que disculpar son aquellos que tratan de impresionarnos con una imagen falsa de sí mismos».

Pionera cultural. «Llevo a mis espaldas ocho décadas de experiencia. Y si lees mi libro Grapefruit publicado en los sesenta verás que entonces, ¡hace  más de 50 años!, yo ya utilizaba las Instrucciones (directrices que le confieren un papel activo al espectador de arte)».

Envejecer con dignidad. «Me siento más creativa que nunca. Tener 80 años es genial, siento una gran libertad de espíritu. Que lo sepa todo el mundo, debemos perder el miedo a envejecer».