“La expresión popular ‘somos lo que comemos’ es una verdad ‘totalmente cierta’. De hecho, la nutrición es la primera solución propuesta por muchos médicos para revertir ciertas patologías como el colesterol o la hipertensión y, por supuesto, también resulta muy eficaz para mejorar el estado de la piel”, afirma Laura García Urosa, Doctora en Farmacia, Máster en Nutrición y responsable científica de Innéov España.

El estrés oxida
Según la experta existe un factor desencadenante del envejecimiento, no sólo de nuestra piel, sino de todas las células de nuestro organismo: el estrés oxidativo. Éste aparece cuando el cuerpo elimina con más dificultad los radicales libres que se producen por factores externos, como la polución, la falta de sueño, el tabaco y la mala alimentación, entre otros. Por ello, es fundamental ingerir alimentos altamente concentrados en antioxidantes y combinarlos con otros de acción antiinflamatoria. En resumen: “Seguir una dieta que combine alimentos capaces de contrarrestar al tiempo la oxidación y la inflamación celular ‘silenciosa’ o de bajo grado”, explica.
Alimentos antioxidantes y antiinflamatorios

Hay que pensar en multicolor. “Los antioxidantes se concentran a menudo en forma de pigmentos en las frutas y verduras, y las moléculas antiinflamatorias lo hacen de la misma manera, en forma de lípidos, en alimentos como el pescado graso, los frutos secos y las especias”, apunta Laura, que propone la siguiente lista:
- Rojo: manzanas, fresas y granada.
- Naranja: salmón y jengibre.
- Amarillo: aceite de oliva y curry.
- Verde: aguacate, brócoli, uvas, kiwi y té verde.
- Azul: sardinas y arándanos.
- Violeta: moras.

Estilo de vida
Pero, para lograr luchar de manera eficaz contra los radicales libres y la inflamación de bajo grado, “no solo hay que hacer una dieta antioxi-inflamatoria, también hay que hacer ejercicio físico moderado, conseguir el equilibrio emocional y controlar el estrés”, advierte García Urosa, que propone cinco preceptos claves:
1. Hacer cinco comidas al día: tres comidas principales + dos ‘aperitivos’, consistentes en proteína magra o fruta. En las comidas principales, incluir proteínas, carbohidratos “buenos” y grasas “buenas”.
2. Incluir una ración de proteínas en todas las comidas: por ser el componente fundamental de piel, huesos y órganos. Las más saludables: las proteínas magras del pollo, el pavo, el pescado blanco y las legumbres como la soja.
3. Consumir carbohidratos con bajo índice glucémico: presentes fundamentalmente en verduras, frutas y legumbres. De esta manera, se evitan los picos de azúcar en sangre que promueven el almacenamiento de calorías.
4. No olvidar aportar grasa “buena” en todas las comidas: es decir, la monoinsaturada, presente en elevadas concentraciones en el aceite de oliva virgen y los frutos secos. Y la poliinsaturada, del tipo omega 3, presente en el pescado azul y el salmón.
5. Incluir en la dieta un suplemento nutricional que aporte activos antiinflamatorios y antioxidantes, como Innéov Antiedad-Celular (34,61 €) –dos comprimidos diarios durante un mínimo de tres meses-, que contiene activos con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, científicamente probadas.