Todavía recuerdo la emoción cuando me regalaron la Silk-épil 6 de Braun, en el verano de 2005. Pensé que me olvidaría para siempre de las cuchillas.

Duró poco. Exactamente, 10 minutos. No pude aguantar ni un segundo más tras comprobar que al encenderla, aún con los cascos puestos para no sugestionarme con el ruido, el dolor era tan insoportable que no podía cortar la cascada de lágrimas. Sí, puede que sea una débil de la vida pero me resultó imposible terminar y sí, tuve que acudir a la cuchilla de nuevo… y ni mucho menos estarme dos semanas sin pensar en los pelos. Un par de días después, mismo proceso. Y así, año tras año... hasta hoy.

Yo también soy una de esas personas a las que el láser le provoca pereza (MUCHA), que nunca encuentra tiempo, a la que la cera le provoca reacción alérgica y lo mismo con la crema depilatoria. Una floja de la vida. Así que las opciones se reducen a dos: cuchilla o depiladora eléctrica. Os acabo de contar mi experiencia con mi Silk-épil, así que he sido una fiel seguidora de la cuchilla desde que decidí depilarme. Muchos años viéndonos las caras.

Recientemente, tuvimos la oportunidad de poder conocer a fondo los entresijos de estas máquinas que consideraba bollitos recién horneados por el demonio. Sólo el ruido me ponía a temblar. Sin embargo, desde mi vieja (y nueva, porque apenas está usada) Silk-épil 6, ha llovido. ¿La última en llegar? La Silk-épil 9, también de Braun, que promete eliminar pelos de tan sólo 0,5 mm de longitud y una duración de entre 3 y 4 semanas.

Con un umbral del dolor demasiado bajo como para enfrentarme a esta prueba, no pude evitar no testar y comprobar en mi piel lo que me prometían: menos dolor. Pero no todo se reducía a ese gesto de encender la depiladora y ¡hala!.

Para conseguir reducir ese dolor, hay que conocer un par de trucos que ayudan hasta a las más flojas como yo. Y si yo podía soportarlo, podría hacerlo cualquiera. Aquí van esos tips de depilación que han conseguido que la Silk-épil haya vuelto a mi vida (¡POR FIN!).

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Braun
Silk-épil 9, Braun.

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Tengo que confesar que aún con testimonios personales, no terminaba de creérmelo. Pensé que al ser el dolor tan relativo y subjetivo, era imposible que lo que me contaban pudiera pasarme a mi. ¿Depilarme las piernas enteras de una vez? Imposible.

Lo cierto es que requiere de un trabajo previo y de hacerlo en un lugar hasta ahora insólito: bajo la ducha.

Obviamente, con los anteriores modelos de Silk-épil era imposible porque no son “acuáticos”, pero el lanzamiento de Silk-épil 9 pone las cosas fáciles y la depilación bajo la ducha es ya una realidad.

Antes de comenzar “el ritual”, relájate y tómatelo como un momento para ti. La sugestión es un factor clave y a mi me iba a costar, pero en un esfuerzo de concentración lo hice, confiada en lo que me recomendaron.

Cuando estés bajo la ducha, deja que el agua caiga por tus piernas y tras limpiar la piel, exfóliala. Es un paso CLAVE. Silk-épil 9 incluye 13 accesorios, entre los que se encuentra un cabezal de exfoliación, un cepillo con el que eliminar las células muertas y dejar el poro listo para la depilación.

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Braun

Para ello utilicé el exfoliante de María D'uol (31,90 €), pues ya me ha funcionado en otras ocasiones y deja mi piel suave y muy limpia.

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María Duol

Después de exfoliar con el cabezal, aclara con agua templada y cambia de nuevo la pieza por el de la depilación. Recuerda que el agua no esté nunca fría, ni demasiado caliente. Lo que conseguirás depilándote bajo la ducha es una especie de “atontamiento” de las terminaciones nerviosas de la piel. Y efectivamente, funciona.

El cabezal de depilación incluye unos rodillos que ayudan en esa acción de “atontamiento” de la piel. La prepara y favorece que el agarre del pelo sea mucho más efectivo.

Resultado: piernas completas bajo la ducha, sin una sola lágrima. Bueno, miento. Hubo lágrimas, ¡pero de felicidad!

Hubo una cosa que me gustó especialmente. El nuevo diseño incluye una luz para ir viendo en profundidad la zona en la que depilas. Muy útil si no dispones de buena luz en la ducha. Además, incluye el sistema ‘Senso Smart’, un piloto de luz que se enciende en color rojo cuando no estás colocando bien la depiladora y no está haciendo su función. Como un “corrector” de la depilación con el que no dejarse ni un pelo fuera.

Una vez terminé la ducha, había algo que probablemente volviera a repetir y era la piel enrojecida e irritada de la depilación. Y una vez más, volví a sorprenderme. Tenía la piel roja, sí, pero ni por asomo se parecía a lo que tenía por piernas la última vez que probé el mismo método.

Y para terminar el ritual, el último paso: la hidratación post-depilatoria. Fundamental para mantener un buen estado de la piel y de los poros. Uno de los accesorios es un cabezal de goma que parece un exfoliante y que puedes utilizar con tu crema hidratante para realizar un suave masaje por la piel.

Mi favorita para después de mis duchas eternas, 'Midnight Tango Body Butter', de Ayres.

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Ayres

El masaje con este cabezal es muy agradable y reconfortante. Incluye también cabezales más finos para las zonas más delicadas como el bikini, recortadora y tapas para mantenerlos en perfecto estado.

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Braun

Obtuve unas piernas más suaves, correctamente depiladas y sin apenas dolor. Por supuesto esto no elimina el dolor del todo. La primera pasada siempre molesta, duele incluso. Pero la primera. Y no como las anteriores. Y creedme, he vivido un parto y me he roto varios huesos pero el momento de la silk-épil era para mi poco menos que una tortura. Y ahora, ha vuelto a mi baño por la puerta grande. Reto (y trauma) superado.