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Según la dermatóloga Cristina Eguren en España no se libra nadie o casi nadie de tener la piel grasa. “Aparece a partir de un determinado momento, la pubertad (entre los 10 y 12 años), y, en mayor o menor medida, afecta a la gran mayoría de la población. El 90% de las mujeres tienen la piel grasa y en los hombres este porcentaje es aún mayor, dado que sus niveles de andrógenos son superiores”, comenta. Esta piel es el resultado de una secreción sebácea (grasa) excesiva por parte de las glándulas sebáceas, que se acumula en la famosa zona T (frente, nariz y barbilla). “Si la grasa es un componente de la película lipídica de la piel, cuando se produce en exceso, confiere a la epidermis un aspecto graso y favorece la aparición de pequeños granitos”, cuenta Arantxa Arana, dermatóloga de la Clínica Pérez Sevilla.
Ahora bien, tan importante es lo que haces como lo que dejas de hacer. En este artículo vamos a centrarnos en tres cosas que sí debes haces y en otra tres que, por el contrario, deberías evitar.
3 cosas que debes hacer si tienes la piel grasa
1. Limpieza facial
Es muy importante porque a lo largo del día la piel va a acumulando exceso de sebo y polución y químicos. Podrían llevar a que se obstruya más fácilmente el poro y también a facilita la proliferación bacteriana por lo que la limpieza es fundamental.
La regla de oro para mantener una piel grasa sana es una correcta limpieza facial. Se recomienda limpiarla tanto por la mañana como por la noche. Concretamente, por la noche es mejor llevar a cabo la doble limpieza (primero con un producto de textura oleosa y después con uno acuoso). “Con ésta última nos aseguramos que los poros quedan completamente limpios y evitamos que se obstruyan (con las consecuencias que esto conlleva), además de eliminar por completo el maquillaje, el protector solar y las impurezas”, según la médico Arana. Eso sí, “en las pieles más jóvenes se recomienda utilizar jabones más astringentes con ácido salicílico, pero en las adultas son más convenientes los limpiadores menos agresivos o más suaves y que llevan ceramidas, aloe vera, urea y activos hidratantes que ayudan a calmar la sequedad”, recomienda el dermatólogo Juanma Revelles. En general, opta por limpiadores no comedogénicos, en textura gel o mousse, pero que tampoco se pasen al otro extremo y sean demasiado astringentes o contengan alcohol. Algo más: termina tu limpieza aplicándote un tónico purificante que contenga activos seborreguladores, como el ácido salicílico. “Este gesto mejora la textura de la piel, ya que ésta suele presentar irregularidades e imperfecciones”, según la dermatóloga de la Clínica Pérez Sevilla. Y una vez a la semana, aplícate una mascarilla con arcilla o carbón activo. “Estas proporcionan un impulso inmediato de la luminosidad.”
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2. Tratamientos médicos
“En las pieles grasas con tendencia al acné se recomiendan los peelings médicos, conocidos también como exfoliación química o dermoabrasión, y los láseres vasculares y la luz pulsada, ya que tienen un efecto antiinflamatorio sobre la piel”, recomienda la cirujana y experta en medicina estética facial Gema Pérez Sevilla.
+ Limpieza Hydrafacial: se trata de una dermoabrasión realizada sobre la piel húmeda por eso ésta no sufre. Incorpora la tecnología Vórtex-Fusion: un sistema nuevo de cabezales patentado que, en realidad, lo que hacen es insuflar aire o aspirar-succionar la piel, según la fase del tratamiento, para drenar, limpiar y exfoliar, realizar un peeling y extraer impurezas, y facilitar la penetración de potentes sueros antioxidantes, regenerantes e hidratantes. “Con la particularidad de que el aire en estos cabezales da vueltas a muy alta velocidad, como si fuera un tornado, y así rompe en minúsculas partículas las moléculas de los activos para que penetren con mayor facilidad en la piel”, explica Vanessa Villaitodo, directora de marketing para España y Portugal. La primera fase es de drenaje, la segunda es un peeling (se utilizan ácidos como el glicólico y salicílico, y extracto de miel), le sigue una hidratación y regeneración con potentes antioxidantes, péptidos y ácido hialurónico. Sesiones: 3, a razón de una al mes. Precio: desde 150€ el básico, 180 € el personalizado, con los productos específicos para cada tipo de piel o patología, y 220€ el Platinum. Dónde: localización centros Hydrafacial en hydrafacial.es.
+ Carbon Peel Flash: a través del carbón activado de origen vegetal y la plataforma Synchro QS4 de DEKA (láser dermatológico Q-Switched), se consigue renovar la capa más superficial de la piel, y también se estimula la producción de colágeno y elastina para evitar el envejecimiento prematuro. Sus resultados son inmediatos en cuanto a luminosidad, tersura y rejuvenecimiento facial, mientras que, a la larga, se consigue una acción proaging, gracias al efecto de estimulación del fibroblasto, que va a sintetizar colágeno, elastina y ácido hialurónico. Sesiones: entre 1 y 4 sesiones. Precio: desde 300 €. Dónde: Gema Pérez Sevilla (Madrid, tel. 635 25 42 19).
+ Luz Pulsada Intensa (IPL): emite un haz de luz no invasivo e indoloro que se focaliza en las irregularidades (poros obstruidos, lesiones vasculares, manchas) y engrosa la piel al poner a los fibroblastos a trabajar a pleno rendimiento y sintetizar nuevo colágeno y elastina (fundamentales en la reparación de los tejidos). “Es un tratamiento utilizado cuando, además, hay lesiones vasculares asociadas y se desea mejorar la calidad de la piel en general”, comenta la doctora Pérez Sevilla. Reduce las imperfecciones: poros dilatados, puntos negros, lesiones vasculares y manchas. Y el doctor Revelles destaca otra cualidad: “emite una longitud de onda específica que ayuda a regular la proliferación bacteriana, lo que resulta muy interesante cuando además de piel grasa hay acnés inflamatorios.” Sesiones: se recomiendan 2 o 3 de choque y luego una anual de mantenimiento. Precio: desde 250 €. Dónde: Le Boost Clínica (Madrid,tel. 919 35 87 78).
+ Peeling de ácido salicílico o glicólico:
De ácido salicílico: “Se trata de un betahidroxiácido que es un activo liposoluble. Es decir, tiene más afinidad por el sebo. Y es comedolítico: ataca a los comedones y el exceso de grasa acumulado. Además, su acción es queratolítica, lo que quiere decir que ayuda a regular la parte más gruesa y profunda de la piel para que no se tapone el folículo (por donde sale el sebo) y tiene acción seborreguladora”, detalla el dermatólogo Revelles.
De ácido glicólico: si la piel grasa presenta acné comedoniano (con comedones cerrados y granos) los expertos aconsejan realizarse mejor un peeling con ácido glicólico: “Es un alfahidroxiácido, es decir que tiene una acción hidrosoluble, actúa a nivel superficial y es una buena solución para esos comedones que se quedan enquistados”, aconseja este dermatólogo.
Sesiones: 3 o 4 peelings. Precio: entre 150 y 200 €/sesión. Dónde: Virtud Estética (Murcia y Lorca, tel. 968 202 158).
3. Hidratación
Tener la piel grasa no es lo mismo que tenerla correctamente hidratada. Las pieles grasas necesitan mantener unos niveles óptimos de agua para evitar que la producción de sebo se dispare. ¿El motivo? Si no le damos a la piel la hidratación que necesita, ésta se defiende aumentando la producción sebo para no dejar despojada a la piel de hidratación. Por ello, en muchas ocasiones, las pieles grasas suelen tener problemas de deshidratación. ¿Qué tipo de hidratantes usar? “En primer lugar, han de ser no comedogénicas y libres de aceites. Opta por productos hidratantes ligeros, como las texturas en gel o mousse y libres de ingredientes demasiado pesados, como las mantecas, y apuesta por el ácido hialurónico o el ácido poliglutámico”, aconseja la Dra. Pérez Sevilla. También son muy interesantes para estas pieles los activos con propiedades queratolíticas, antiinflamatorias, antibacterianas y seborreguladoras. “Estos se encargan de limpiar en profundidad los poros, además de promover la renovación celular para una piel sana”, comenta la cirujana. Toma nota: el ácido salicílico, al ser soluble en aceite tiene afinidad con la grasa y se puede introducir en el poro, disolviendo el sebo. “También se recomiendan ciertos alfahidroxiácidos, como el ácido glicólico o el mandélico. Además, el ácido azelaico, la niacinamida, el té verde o el backuchiol, porque ayudan a mejorar el proceso inflamatorio que acompaña al acné (en caso de tenerlo)”, detalla la doctora. Y, por último, los retinoides son muy buenos aliados de las pieles grasas: “además de tener una acción seborreguladora, mejoran la textura, unifican el tono y ayudan a prevenir las líneas finas y las arrugas.”
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3 cosas que debes evitar si tienes la piel grasa
1. Limpieza excesiva
Es un error propio de los adolescentes: al ver que su piel presenta brillos intentan ponerle fin con un exceso de limpieza. “Esto puede llevar a una irritación e inflamación de la piel, que lo que al final consigue es obstruir más el poro, acumular más sebo y que comiencen a aparecer las lesiones inflamatorias”, advierte el dermatólogo Juanma Revelles. Además, puede tener un nefasto efecto rebote: “Puede aumentar la producción de grasa porque dejamos a la piel sin los lípidos necesarios (el sebo forma parte del film hidrolipídico y es necesario para mantener la piel hidratada), aumentar la pérdida de agua, secar, irritar la epidermis y provocar eritema”, advierte Arantxa Arana.
2. Demasiada exfoliación
Es cierto que conviene exfoliarse la piel una o dos veces a la semana para eliminar las células muertas, las partículas de contaminación y el exceso de sebo, lograr una limpieza profunda y evitar la formación de granitos y puntos negros. Pero es igual de cierto, que si te pasas de frenada puedes terminar ‘pagándolo caro’. “Si exfoliamos la piel en exceso terminamos alterando la barrea cutánea y el pH, lo que se traduce en inflamación, irritación y sequedad”, cuenta Juanma Revelles. Ya lo hemos dicho, al igual que pasa con la limpieza, las exfoliaciones demasiado recurrentes (más de dos veces por semana) tienen un efecto agresivo y decapante: “Y pueden irritar o incluso inflamar rápidamente la epidermis y, por tanto, favorecer una sobreproducción de sebo reactivo para protegerla y terminar con una piel aún más grasa y alterada”, según la dermatóloga Arana.
3. Abusar de productos matificantes
Crema, sérum, prebase, polvos, base de maquillaje, bruma fijadora... todo con tal de hacer desaparecer esos antiestéticos brillos. “Circulan ideas preconcebidas como la de que un exceso de cuidados matificantes controla mejor la grasa. Es un mito falso, por supuesto. De hecho, aplicar demasiados productos de este tipo a diario y en capas, desequilibra la piel resecándola y provocando el efecto contrario: cuánto más seques la epidermis, más grasa va a producir ésta para protegerse. Es un auténtico círculo vicioso”, advierte la dermatóloga de la Clínica Gema Pérez Sevilla. Consejo: es posible matificar tu piel, pero sin exagerar para no bloquear completamente la secreción de sebo. Con que utilices un tratamiento de este tipo a diario es suficiente. “Por ejemplo, si eliges una base matificante, no es necesario que luego la acompañes de un polvo absorbente. Busca siempre el equilibrio”, concluye la experta.
