El mewing, una serie de ejercicios para marcar la mandíbula y reducir la papada, se ha hecho viral en redes sociales como TikTok bajo la ‘percha’ de ser capaz de conseguir redefinir el óvalo facial y una mayor salud bucal. ¡Nada menos! Hemos consultado a Yvette Pons, especialista en morfofisiología estética, posturología y drenaje linfático, la eficacia de este método.

Qué es el mewing

La técnica lleva el nombre de su creador, el Dr. John Mew, un ortodoncista británico para quién la posición de la lengua sería clave para obtener una mayor salud dental y mejor forma facial. “El mewing es una técnica que se popularizó a través de las redes sociales y se propone como un método para mejorar la apariencia facial y la salud bucal mediante el fortalecimiento de los músculos faciales y la corrección de la posición de la lengua en la boca”, define Yvette Pons.

En qué consiste el mewing

Se trata de realizar diferentes ejercicios para conseguir tener la lengua siempre en una posición correcta. Propone mantener la lengua en el paladar superior de la boca, justo detrás de los dientes frontales superiores, en lugar de dejarla caer. “Esta es la posición correcta que debería tener siempre, hasta cuando dormimos, salvo al masticar y al hablar”, asegura la especialista. Por lo visto, esta posición podría promover un desarrollo facial más armonioso y equilibrado porque: guía los huesos maxilares superiores hacia delante y lateralmente. “También ayuda a tensar los músculos sublinguales y de debajo del mentón. A la vez, previene problemas como la apnea del sueño por la respiración bucal, así como una mordida incorrecta”, asegura Yvette Pons. Pero no es oro todo lo que reluce. “Creo que es importante tener en cuenta que el mewing no es una práctica respaldada por una amplia evidencia científica, y su eficacia podría no estar totalmente demostrada. Es cierto que algunas personas pueden experimentar beneficios, pero otras no nota ningún cambio significativo”, advierte esta experta.

Los 5 ejercicios básicos que propone el método mewing

Se centran, principalmente, en la posición de la lengua y la postura facial. Estos son algunos ejemplos de ejercicios típicos de mewing:

  • Colocación de la lengua en el paladar superior: este es el ejercicio más identificativo del mewing. “Consiste en colocar la lengua en el cielo de la boca, justo detrás de los dientes frontales superiores. Se debe presionar suavemente la lengua contra el paladar y mantener esta posición durante un período de tiempo. Lo ideal sería mantener esta posición de la lengua durante todo el día”, detalla Yvette Pons.
  • Presión de la lengua: una vez se tenga interiorizada la colocación de la lengua en el paladar superior, se puede progresar aumentando la presión ejercida por la lengua. “Esto implica aplicar una ligera presión hacia arriba, sin tensión excesiva. La recomendación es intentar mantener esta presión constante mientras se realizan otras actividades”, explica la experta.
  • Respiración nasal: la respiración nasal es otra parte importante del mewing, ya que podría ayudar a mantener la lengua en la posición correcta y promueve un desarrollo facial adecuado. “El método sugiere respirar, exclusivamente, por la nariz en lugar de la boca. Esto puede requerir cierto esfuerzo y práctica, especialmente si se está acostumbrado a respirar principalmente por la boca”, aclara Yvette.
  • Postura facial adecuada: Además de la posición de la lengua, el mewing también se centra en mantener una postura facial adecuada. “Esto implica mantener la mandíbula relajada, los dientes en contacto, pero sin apretar. Y los labios, suavemente cerrados, con la lengua descansando en el paladar superior”, continúa.
  • Aprender a tragar correctamente: para realizar la función de tragar necesitamos que la lengua se apoye con presión en el paladar. “Cada vez que bebamos líquido durante el día, mantenerla durante dos segundos entre trago y trago sin perder la presión”, recomienda Yvette.

La idea es integrar estos ejercicios en tu vida diaria y realizarlos constantemente. De todas formas, “la frecuencia con la que se deben realizar los ejercicios puede variar según la comodidad y la capacidad individual de cada persona”, advierte la experta.

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Qué beneficios tiene el método mewing

Aunque se asocia a mejoras estéticas, tener una correcta posición de la lengua es fundamental para la salud general. Su correcta posición ayuda a: “Cerrar la boca y poder realizar adecuadamente la respiración por la nariz. Consigue una mayor oxigenación a nivel de las mitocondrias y del cerebro, y más energía durante el día. Podemos descansar adecuadamente mientras dormimos. Mejora la oclusión dental con una correcta amplitud. Obtiene más tono muscular sublingual y submentoniano. Logra que tengamos la cabeza más erguida y mejoría en dolores cervicales, dorsales y lumbares. Mejora el soporte maxilar y de todas las estructuras superiores del rostro. Y a nivel estético, ayuda a mantener el tono de los músculos del cuello y del bajo mentón y los pómulos en su lugar de origen”, enumera la experta Yvette Pons. Sin embargo, “es importante puntualizar que, en ciertas morfologías, no es suficiente ejercitar solo la posición lingual, sino que hay que ayudarse con ortodoncia y recolocación postural. Y en general, si no se corrige la causa de nuestro problema, el mewing no nos va a ayudar y tendrán efectos colaterales en el tono muscular y biomecánicos”, advierte Yvette.

Quién se puede beneficiar del método mewing

Podría ser útil en personas que desean mejorar la forma facial y la alineación dental. Y se cree que puede ser más efectivo en personas jóvenes, ya que los huesos faciales son más maleables, “lo que podría contribuir a conseguir, con el tiempo, cambios más significativos en la estructura facial, asegura la experta. También podría resultar beneficioso para aquellos que buscan mejorar la respiración nasal y podría ser una alternativa no invasiva para aquellos que deseen conseguir cierta armonía en la forma facial. Y podría ser particularmente eficaz “en rostros con retrognatismo mandibular (mandíbula retraída hacia atrás), asociados con mordidas de tipo II o abiertas y que no pueden llegar a cerrar los labios. Estos son los casos que claramente que necesitan que su lengua se mantenga apoyada en el paladar, sobre todo por su salud. Ahora bien, con la técnica mewing no será suficiente, necesitarán el refuerzo odontológico, logopédico y seguramente postural”, aclara la experta.

Qué efectos secundarios puede tener el mewing

“El hecho de forzar demasiado algunas estructuras anatómicas puede ocasionar dolor, como la articulación temporomandibular. También hipertono de los músculos maseteros, dolor de cabeza y presión nasal. Y desgaste dentario, al presionar demasiado los dientes si la mordida ya no es correcta”, comenta Yvette.

Algunas advertencias sobre el método mewing

“El mewing se debería utilizar con precaución y en aquellos casos que la lengua no está correctamente colocada debido a desequilibrios óseos esqueléticos, y siempre hay que complementar el tratamiento con profesionales (ortodoncista, logopeda o dentista), pero nunca se debe considerar de forma individual por los efectos colaterales que puede ocasionar. No podemos pretender cambiar una morfología ósea solo con estos ejercicios, ni cambiar la mordida, ni la forma del rostro, porque si forzamos demasiado podríamos llegar a tener serios problemas con la articulación temporomandibular, así como hipertonificar en exceso los músculos maseteros, o un incluso desgaste dental avanzado”, advierte Yvette Pons. Además, aunque el mewing se haya puesto de moda en redes sociales nunca debemos forzar la lengua, no se nos puede olvidar que es un músculo muy fuerte que puede generar hasta medio quilo de fuerza. “Solo por éste hecho podríamos desplazar los dientes (con un quilo y medio de presión diaria ya desplazaríamos los incisivos). Además, someter tanta fuerza a nuestro paladar, sin necesidad ni control, podría acarrear efectos adversos no deseados”, advierte Yvette.