Las personas comen para calmar una emoción y no por la simple necesidad fisiológica de ingerir energía y nutrientes, activándose el sistema de recompensa cerebral, el cual genera un refuerzo positivo para que la acción se repita.

La psiconutrición aparentemente es un término muy novedoso que algunos expertos, como la psicóloga Cristina Andrades y la dietista-nutricionista Griselda Herrero, llevan poniendo en práctica desde hace años. De hecho, son dos de las mayores expertas en el tema en nuestro país. Y acaban de publicar el libro 'La Psiconutrición' (Grupo Almuzara).

¿Qué es eso de la psiconutrición?

“Cuando hablamos de psiconutrición, nos referimos a un enfoque integral de la persona, que se basa en el abordaje conjunto entre, al menos, dos profesionales sanitario, que son el dietista-nutricionista y el psicólogo. Este planteamiento en la forma de trabajar en consulta, permite que se realice una labor más profunda en lugar de quedarnos en la superficie del problema”, describe Griselda. Bien puede tratarse de una cuestión dietética (por ejemplo, una persona que inicialmente quiere perder peso) o bien psicológica (por ejemplo, alguien que acude a consulta por problemas de ansiedad, siendo en este caso una ansiedad que derivará en desajustes alimentarios).

La cuestión es que comida y emociones están estrechamente ligadas. Las emociones se relacionan con la forma de comer y, ante diversos tipos de emociones, se modifica nuestra forma de comer. Es la pescadilla que se muerde la cola. “Se establece un círculo en el que las personas comen para calmar una emoción, activándose el sistema de recompensa cerebral, el cual genera un refuerzo positivo para que la acción se repita”, explica Cristina.

En realidad, nadie estamos libres de comer de forma emocional, es un acto que todo ser humano realizamos. Entonces ¿dónde está el problema? “Se convierte en algo perjudicial y dañino cuando hacemos de la ingesta nuestro mejor recurso para afrontar la vida; ya sea a modo de refugio, de calma o de evasión”, asegura Griselda.

Trabajo en equipo

Para hacerlo muy gráfico, la psiconutrición sería como un iceberg. “Las personas acuden a pedir ayuda por una motivo concreto, que sería la superficie del iceberg, y la labor del profesional es conocer las causas subyacentes que le han llevado a encontrarse en la situación actual, que sería la zona del iceberg que se encuentra bajo el agua y trabajarlo todo en conjunto”, apunta Cristina.

Estas dos profesionales llevan cinco años trabajando con personas que quieren adelgazar o que tienen problemas de la conducta alimentaria y el abordaje siempre es conjunto. “Hay comunicación continua entre nosotras sobre el paciente. Generalmente nos reunimos una vez a la semana para ver la evolución de cada persona”, asegura la dietista-nutricionista.

¿Qué papel juega cada una?

Griselda trabaja con la paciente prescribiendo un menú flexible, que no una dieta estricta, y ahonda en los conceptos que esta tiene generalmente distorsionados y asociados a restricción, sacrificio y negatividad; como el peso, la grasa, los alimentos buenos, los alimentos malos, la salud o el peso ideal.

“También ayudamos a la paciente a que valore los cambios que se han producido en su cuerpo, aunque no se vean reflejados en la báscula o en la analítica. Y al revés, pueden tener una analítica de libro y estar sufriendo problemas de espalda o rodillas por su sobrepeso”, cuenta. Igual de importante es cuándo ayudan al paciente a desmontar falsos mitos, a probar nuevos alimentos, a aprender que para adelgazar no hay que pasarse toda la vida a lechuga y pollo, a trabajar las cantidades y proporciones adecuadas.

Psiconutrición
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Por su parte, Cristina, la psicóloga, trata de identificar y trabajar las causas que llevan a una mala relación con la comida, a tomar conciencia sobre nuestra manera de actuar, a identificar y trabajar la relación alterada que hay con la comida, el rechazo a hábitos saludables, así como la imagen corporal, las barreras, emociones, bloqueos y exigencias. En definitiva, se centra en saber qué emociones te llevan a comes como lo haces y te da herramientas para gestionarlas de otra manera.

Ventajas

“Este método se focaliza más en el origen del problema, va a la raíz, y eso implica cambios reales en tu estilo de vida, sin posibilidades de efecto rebote. Llevamos cinco años trabajando así y ninguna paciente lo ha sufrido”, asegura la dietista-nutricionista.

Precio: Desde 50 €/consulta.
Dónde: Griselda Herrero (Sevilla, tel. 954 08 98 18). Cristina Andrades (Lebrija, Sevilla, tel. 676 59 31 15).