La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que una dieta equilibrada debe contener un 30% de grasas, un 55% de hidratos de carbono y un 15% de proteínas. Pues bien, el planteamiento de las dietas hiperproteicas eleva el consumo de proteínas hasta el 30% (algunas incluso hasta un 40%) y disminuye el consumo de carbohidratos al 5-10%. “Los planteamientos para adelgazar que suponen un consumo muy bajo de hidratos de carbono al día y muy elevado de proteínas implican a la larga desequilibrios para el organismo”, asegura Ana Sánchez Morillas, dietista-nutricionista de Paso de Dietas. ¿Por qué? Según esta experta “son un peligro para personas que lo han establecido como su estilo de vida y están desaconsejadas en niños, adolescentes, durante el embarazo o en mujeres que dan el pecho, personas con diabetes tipo I, problemas hepáticos o renales, o con el ácido úrico alto.” No en vano, este planteamiento ya le costó en su día al profesor Pierre Dukan, artífice de la popular dieta Dukan, la expulsión del Colegio de Médicos francés.

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Los efectos adversos de las dietas hiperproteicas

  1. Pérdida de peso fulminante en poco tiempo, pero no de grasa: La pérdida de peso efectiva es su principal baza. “Son dietas con las que se reduce el peso drásticamente obteniendo resultados inmediatos. Pero, no se trata de pérdida de grasa (y es que hay que saber diferenciar perder peso de perder líquidos o perder grasa), que es la finalidad que debería perseguir toda dieta, sino de líquidos. Y con ellos electrolitos (sodio, potasio y magnesio), fundamentales para el organismo”, asegura Ana Sánchez Morillas.
  2. Gran apuesta por la proteína animal que conduce a la pérdida de fibra y fitonutrientes: Este tipo de dietas priorizan las proteínas de origen animal y se suelen olvidar de los alimentos ricos en proteínas de origen vegetal. “Es frecuente abusar del consumo de carne, pescado, huevos y lácteos y, sin embargo, olvidar el consumo de proteína vegetal procedente de las legumbres, los cereales, las semilla y los frutos secos, que son alimentos ricos en fibra y fitonutrientes que evitan el estreñimiento”, apunta Sánchez Morillas.
  3. Limita las verduras y frutas de alto IG: “Suelen evitar el consumo de frutas y verduras con alto índice glucémico (IG), lo que es un error, ya que se trata de alimentos con un gran contenido en fibra, vitaminas, antioxidantes y minerales esenciales (como pueden ser el hierro, el potasio, el sodio o el magnesio) para el buen funcionamiento de todas las células y funciones vitales del organismo ”, cuenta esta experta.
  4. Déficit de vitaminas y minerales: Precisamente, por la poca o inexistente ingesta de frutas y verduras “suele ser necesario la suplementación con complejos multivitamínicos y minerales (potasio, sodio y magnesio) desde el principio de la dieta y durante todo el tiempo que dure ésta .”
  5. Un sobreesfuerzo para el hígado y los riñones: Si la dieta se prolonga mucho en el tiempo estos dos órganos se ven obligados a funcionar a marchas forzadas para eliminar los residuos y el exceso de urea que generan las proteínas. “Hay gente que la ha establecido como un estilo de vida, lo cual es peligroso”, advierte la dietista-nutricionista de Paso de Dietas.
  6. Repercusiones a nivel óseo: Hay quien apunta que puede conducir a la osteoporosis dado el exceso de proteína y la menor fijación del calcio, teniendo un impacto negativo sobre la salud de los huesos. Aunque este punto genera controversia.
  7. Efecto rebote: Las que están basadas únicamente en el consumo de batidos o productos sustitutivos de las comidas “no enseñan a comer ni a cambiar de hábitos alimenticios, y se pueden mantener por un tiempo limitado, ya que son muy duras y suponen un importante desembolso económico”, advierte Sánchez Morillas. Además, cuando las terminas se suele volver al mismo peso o se coge incluso más.
  8. Dolores de cabeza, mareos y pérdida de memoria: A consecuencia de la bajada del nivel de glucosa, esencial para nuestro cerebro.
  9. Efectos sobre el estado de ánimo: Por la misma razón que en el caso anterior, puede llegar a darse irritabilidad o ansiedad.
  10. Halitosis, sudoración y orina de fuerte olor: Al igual que sucede en la dieta cetogénica, sobre todo durante las primeras semanas, la pérdida de líquidos y el exceso de cuerpos cetogénicos pueden tener estos efectos sobre el aliento, el sudor y la orina.
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Cuando SÍ se puede hacer una dieta hiperproteica

Sin embargo, puede ser una dieta óptima para personas que necesiten perder mucha grasa sin perder masa muscular por un tiempo limitado de tiempo. Eso sí siempre pautada, controlada y supervisada por un nutricionista.

“Las proteínas son muy importantes para nuestra salud ya que intervienen en la reparación y mantenimiento de los tejidos del cuerpo y son esenciales para nuestra salud, pero no son tan milagrosas como nos las quieren vender. Dependiendo de las necesidades y requerimientos de cada persona, la dieta proteica puede ser perfecta durante un tiempo, pero para otras, habrá que utilizar otro tipo de estrategia en la que haya una mayor variedad de alimentos”, advierte Sánchez Morillas.

Moraleja

En la pérdida de peso no hay una única dieta que funcione para todo el mundo igual. “Tenemos que buscar la pauta dietética que mejor se adapte a cada persona. No todas valen para todos, tiene que ser personalizada, ya que cada persona tiene gustos, preferencias, necesidades y estilos de vida diferentes. El objetivo es conseguir un estilo de vida saludable con una dieta fácil de seguir y que se pueda mantener en el tiempo. Y, por supuesto, que no prohíba ningún tipo de alimento, ya que esto afecta negativamente a la salud emocional, que suele ser la gran olvidada de las dietas muy restrictivas.”