“Uff, he terminado el verano o la Navidad con unos kilos de más, me tengo que poner a dieta”. “Tengo una boda y quiero que me quede perfecto el vestido, me tengo que poner a dieta”. “Lo he dejado con mi pareja, me veo fatal, necesito ponerme a dieta…”. ¿Cuántas veces nos hemos puesto a dieta a lo largo de nuestra vida y la mayoría sin un motivo real y además sin ningún tipo de supervisión profesional? Esto es lo que Mery Viñas, psicóloga y coach, experta en Psicología de la Alimentación, llama “mentalidad de dieta”. El trabajo de Viñas se centra en empoderar a las mujeres para liberarse de la trampa de las dietas y desarrollar una relación más saludable y equilibrada con la comida y el cuerpo.

Con la ayuda de esta experta vamos a indagar en el origen de esta mentalidad tan extendida entre las mujeres y, sobre todo, vamos a darte las claves para desmontarla de una vez por todas.

‘Cambia tu alimentación, cambia tu cuerpo y podrás tener éxito’

¿Cuánto daño nos ha hecho a las mujeres frases y creencias como estas? Como subraya Mery Viñas, “este tipo de frases han hecho y siguen haciendo un daño tremendo en la autoestima y en la relación con la comida en las personas, especialmente entre las mujeres”. Y es que, según Viñas, “estas frases nos bombardean con la idea de que sólo somos valiosas si nuestro cuerpo es otro diferente al que no tenemos ahora, con el mensaje de que siempre hay algo que arreglar en nosotras, de que nunca es suficiente”. ¿Cómo conseguir la autoacpetación?

Para Viñas, “la industria del descontento” es una realidad. “La industria de la moda, la belleza y los medios de comunicación capitalizan las inseguridades de la apariencia de las mujeres y promueven la delgadez extrema, la juventud eterna o la piel perfecta, creando un sentimiento de insatisfacción eterno. Esta insatisfacción hace que las mujeres busquemos soluciones en esos productos que nos venden, creyendo que así, tendremos éxito, seremos aceptadas y felices”, subraya. ¿Sabes qué e le miedo a no ser perfecta?

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¿Por qué tanta culpa y vergüenza respecto a nuestro cuerpo?

La culpa y la vergüenza son dos emociones que se asocian desde siempre muy directamente con la mujer”, dice Viñas. Según la psicóloga esto se debe a varios factores. “Por un lado la presión cultural y mediática: a las mujeres se nos responsabiliza de que, si no conseguimos un determinado cuerpo, es porque no lo trabajamos suficiente”, dice. Desde Elle.es celebramos la diversidad de cuerpos.

La coach también señala a los anuncios y noticias sobre cómo adelgazar rápidamente, sobre cómo tener la piel siempre joven… “Siempre recurren al mismo tipo de mujer, blanca y delgada, con el mensaje de que ‘tú también puedes conseguirlo’”. Esto, según Viñas, “crea la percepción de que debemos cumplir con ciertos estándares de belleza para ser aceptadas y valoradas en la sociedad, siempre hay un ‘dedo acusador’ señalando a la mujer si no ha conseguido el cuerpo que quiere, por lo que seguimos buscando la dieta que lo solucione o el tratamiento que nos haga más jóvenes”.

“También influyen los comentarios y críticas: muchas mujeres han recibido críticas o comentarios negativos sobre su apariencia física, ya sea de familiares (¿tienes una familia tóxica?), amigos, parejas o incluso desconocidos. Estos comentarios, a menudo recibidos en la infancia, pueden dejar cicatrices emocionales que llevan a la vergüenza corporal”, apunta Viñas.+

La experta señala una última causa, las normas de género y los roles: “Las expectativas de género tradicionales han hecho que las mujeres centren la apariencia como algo vital en su identidad y autoestima, lo que les lleva a pensar que su valía está totalmente relacionada con cómo se ven”.

¿Qué es la mentalidad de dieta?

Como nos explica Mery Viñas, tener “mentalidad de dieta" es estar constantemente pensando en comida, “es sentirse atrapada por una forma de pensar obsesiva respecto a la comida y el peso”. Y, como subraya Viñas, “esta mentalidad conlleva una serie de creencias y comportamientos que llegan a ser perjudiciales para nuestra salud física y mental”.

“Ejemplos de mentalidad dieta son la obsesión por la pérdida de peso, la restricción de ciertos alimentos con el objetivo de perder peso o mantenerlo, catalogar los alimentos como ‘buenos’ o ‘malos’, contar calorías o hidratos y hacer un seguimiento meticuloso de la comida, sentir culpa, vergüenza e incluso miedo cuando se ‘desvían’ al comer alimentos que consideran ‘malos’ o priorizar la apariencia antes que la salud y el bienestar general”, cuenta Mery Viñas. ¿Sabes por qué no tienes que hacer dieta?

Pero, como puntualiza esta psicóloga, “no hace falta seguir una dieta que te diga qué comer para tener mentalidad dieta, puedes tenerla sin seguir esa dieta pero experimentando todo este tipo de pensamientos y conductas limitantes en las que, más que regir el amor por una misma y la alimentación, rige el miedo”. La mentalidad dieta, como subraya Viñas, “es una cárcel en la que entras poco a poco casi sin darte cuenta y de la que no puedes salir fácilmente”.

Cómo afecta física, emocional y mentalmente la mentalidad de dieta

Como apunta Mery Viñas, “a nivel físico puede generar una mala salud, cuando en realidad creemos que estamos cuidándola”. Como dice esta experta, “restringir grupos de alimentos o hacer largos ayunos sin supervisión profesional hace que en muchos casos haya problemas digestivos y deficiencias nutricionales”. “Por no hablar del ‘efecto yoyó’ y las continuas fluctuaciones de peso una vez has dejado las dietas. Cuando creemos que estamos cuidando la salud, en muchos casos la estamos empeorando con este tipo de restricciones”, apunta.

En terreno emocional, como nos cuenta Viñas, aparecen la culpa y la vergüenza, “cosa que afecta directamente a la autoimagen y autoestima”. “También vemos mujeres con mayor obsesión, ansiedad e incluso depresión, algo que afecta directamente a las relaciones personales y a la calidad de vida en general”, añade.

¿Y mentalmente? Según esta psicóloga “se da el pensamiento dicotómico de ‘bueno’ o ‘malo’, ‘lo estoy haciendo perfecto’ o ‘lo estoy haciendo fatal’, cosa que lleva a la obsesión y a la rigidez”. En algunos casos de mentalidad dieta extrema, como apunta Viñas, “puede acabar en trastornos de la conducta alimentaria (TCA), porque no todas las dietas acaban en un TCA (Trastorno de la Conducta Alimentaria), pero casi todos los TCAs alguna vez comenzaron con una primera dieta o restricción”.

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Cómo evitar caer en la mentalidad de dieta

¿La solución está entonces en adelgazar de forma saludable o en aceptar nuestro cuerpo tal cual es? Porque a veces adelgazar sí resulta necesario por motivos de salud. Como apunta Mery Viñas, “la salud es un tema que va más allá de simplemente mirar el número en una báscula, no se puede reducir a eso”. “En realidad, la salud es un concepto mucho más complejo y diverso. Existen personas delgadas que luchan con enfermedades, al igual que personas con cuerpos más grandes que gozan de una buena salud”, apunta la psicóloga.

Para esta experta la salud no es algo estático ni una etiqueta binaria de "estás sano" o "estás enfermo". “Durante la vida, experimentamos una mezcla de momentos de salud y de enfermedad. Y es que la salud está influenciada por muchos factores, incluyendo nuestros hábitos y comportamientos diarios. Pero también por cosas que a menudo no podemos controlar, como el entorno en el que vivimos, nuestro acceso a servicios médicos, nuestra situación socioeconómica y muchos otros aspectos”, reflexiona Viñas.

“No podemos olvidar que la salud es un concepto holístico que abarca mucho más que la apariencia física o un número en la báscula”, continúa la experta. Para Viñas, si hablamos de salud, tenemos que hablar también de salud mental, de bienestar, de paz, tranquilidad y flexibilidad. “De sentirse a gusto con la comida que ingerimos y de sentirse feliz en el cuerpo cambiante que habitamos. Porque podemos cuidarlo, sí, pero siempre va a ir cambiando mientras estemos vivas”, subraya.

Patrones de comportamiento que nos obsesionan

¿Qué tipo de patrones de pensamiento y comportamiento tenemos las mujeres en la cabeza para estar tan obsesionadas con adelgazar? Como explica Viñas, “la obsesión por adelgazar en las mujeres ya está influenciada desde la edad infantil: las protagonistas de éxito suelen ser mujeres delgadas y las malas de la película suelen ser gordas (también en los dibujos animados)”. “Ya de pequeñas recibimos estos impactos, a los que se añaden los comentarios que vamos recibiendo con las comparaciones entre cuerpos”, añade. ¿Sabes cómo cuidar de tu niña interior?

“Muchas veces son papá y mamá quienes hacen comparaciones de sus propios cuerpos o bien la mamá que se pesa constantemente en la báscula, o cena otro tipo de comida (porque está a dieta), o menosprecia un piropo… todo ello lo absorben los niños y niñas”, dice Viñas. “Hay un estudio* que indica que el 40% de las niñas de entre 7 y 10 años ya están preocupadas por su peso, y el 34% de las niñas de entre 11 y 21 años han dejado de comer o han restringido su dieta para perder peso”, cuenta la psicóloga.

Como continúa Viñas, “luego vamos creciendo y seguimos recibiendo esos impactos, esos mensajes de que hay algo que siempre puedes hacer por tu cuerpo para que sea más pequeño, para que encaje en un determinado canon”. “Mientras, vamos perdiendo energía, tiempo y dinero en una falsa promesa que nunca llega”, recalca.

“Sin duda, la comparación y la presión social son los dos ejes principales alrededor de los cuales giran todos los patrones de pensamiento sobre el adelgazamiento en las mujeres”, subraya Viñas.

De fondo, la autoestima…

Dices que nuestra relación con la alimentación poco tiene que ver con los alimentos… sino más bien con nuestras emociones, creencias, heridas del pasado y autoestima… “La forma en la que te relacionas con la comida te da muchas pistas sobre cómo estás tú por dentro”, explica Viñas. “Siempre digo que la comida nunca es el enemigo, ¡al contrario!, la relación que tengas con ella te avisa de cómo estás tú. Nuestra relación con la nevera, en muchos casos, habla de la relación que tienes contigo misma”, añade.

“Quizá comas con ansiedad porque nunca has atendido a esa emoción o a algún aspecto de tu vida que necesita ser revisado. La comida está ahí, nos produce placer de una forma fácil, por eso recurrimos a ella. Pero tras esa ingesta o al día siguiente, es el momento de revisarnos y analizar qué hay ahí debajo”, señala la psicóloga. ¿Sabes qué es la alimentación consciente?

Según Viñas, “cómo comemos la comida es la punta del iceberg, debajo encontramos creencias acerca de la comida, de lo que creemos que es bueno o es malo, de lo que escuchamos de nuestros padres o de la sociedad, del bullying que recibimos de pequeñas por comentarios o del rechazo que sentimos por cómo era cuerpo en la infancia”. Como recalca esta experta, “todo ello afecta a cómo hoy te relacionas con la comida, pero la comida nunca es el problema”.

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Cómo conseguir estar en paz con la comida

¿Qué tipo de terapia o plan de alimentación tenemos que hacer? ¿Qué profesional es el que puede ayudarnos? ¿Cómo empezar a sanar esta relación y dejar de sufrir tanto por la comida? “Lo primero sería darte cuenta de todo lo que te ha quitado la cultura de la dieta a lo largo de tu vida, ese estar permanentemente pensando en comida o en cómo debería verse tu cuerpo”, responde Viñas. “No con el objetivo de sentir culpa, sino para cuestionarte esas creencias y comenzar a desmantelar la cultura de la dieta”, aclara. Según la psicóloga, “es vital conocer qué es lo que nos ha hecho creer que estar delgada es una misión de vida y que pasar hambre es algo normal”. Te recomendamos leer 'La trampa de las dietas'.

En cuanto a mejorar la relación con la comida, Mery Viñas recomienda aproximarnos a la “alimentación intuitiva”, un enfoque mucho más flexible, amoroso y saludable con nuestro cuerpo y nosotras mismas. “Un enfoque que te anima a escuchar las señales naturales de hambre y saciedad de tu cuerpo y que te enseña a confiar de nuevo en tu cuerpo, que te dice cuándo, qué y cuánto comer en lugar de seguir reglas dietéticas rígidas de ahí fuera”.

Viñas nos da tres consejos más para llevar paz a nuestra relación con la comida:

  • Evita catalogar los alimentos como buenos o malos: todos los alimentos pueden tener un lugar en una dieta equilibrada y no debes sentirte culpable por disfrutar de tus comidas favoritas.
  • Practica la gratitud: en lugar de centrarte en lo que no te gusta de tu cuerpo o en lo que crees que es ‘malo’ comer, enfócate en lo que aprecias de tu cuerpo y en los alimentos que te hacen sentir bien.
  • Sé compasiva contigo misma: cambiar la relación con la comida y tu cuerpo lleva tiempo. No seas demasiado dura contigo misma, la paz con la comida es un viaje, no un destino final.

“Y, sin duda, acompáñate de un profesional de la salud mental especializado en psicología de la alimentación que te ayude en este proceso”, concluye Mery Viñas.