Vitalidad.

1. Actividad o energía para vivir o desarrollarse.

2. Dinamismo o vigor de la persona o cosa que manifiesta cierta actividad o energía.

Esto es lo que aparece al buscar la palabra vitalidad, en el diccionario. Tradicionalmente, en la cultura occidental lo vital ha sido siempre un tesoro. Y con el paso de los años, comenzamos a mirarlo con añoranza. Como si fuera una especie de Peter Pan.

Gemma Hortet, dietista holística especializada en nutrición energética y vitalidad, antropóloga, coach de nutrición y salud y autora del libro ‘Alimenta tu vitalidad’, de Libros Cúpula, confiesa que ella también sintió esa añoranza una vez. Sin embargo, su trabajo en el campo de la nutrición holística le ha llevado a cambiar su forma de pensar y concebir la vitalidad como algo que sólo nos revolotea durante la infancia y juventud.

Libros Cúpula Alimenta tu vitalidad: Nutrición energética para sentirte joven a cualquier edad (Salud)

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“La vitalidad es esa luz que desprenden las personas que han conectado con ellas mismas y con lo que les puede ofrecer lo que les rodea”

Ahora bien, ¿cómo podemos volver a conectar con nuestra vitalidad? ¿Qué tiene que ver nuestra nutrición? ¿Qué relación tiene todo esto con la teoría del yin y el yang?

Si adecuamos lo que comemos a lo que somos, ganamos energía


Básicamente, todo parte de una premisa que en palabras de Hortet, es la siguiente: “si adecuamos lo que comemos a lo que somos, no sólo ahorramos energía, sino que la ganamos”.

La experta se ha nutrido de los conocimientos de la dietoterapia energética, cuyo origen se remonta a la China de, al menos, 6 mil años atrás. Filósofos y médicos entonces simplificaron la complejidad que entraña la energía de los alimentos como pilar de nuestra vitalidad en dos términos que conoces de sobra: el yin y el yang. Aunque seguramente, no tanto aplicados a la nutrición.

Toda esta filosofía surge del taoísmo, que como explica Gemma Hortet, “considera que en la naturaleza hay dos energías básicas a tener en cuenta para gozar de equilibrada salud: la energía del cielo, que en la medicina china se llama yang y la energía de la tierra, a la que llaman yin. Estas dos fuerzas son complementarias y a la vez opuestas”.

yin yang
Jessica Carter

La filosofía del yin y el yang, explicada

Se trata de una teoría bipolar de la medicina china que cree que el ser humano necesita nutrirse de estas dos fuerzas para gozar de buena salud.

A la energía del yin están asociadas la mujer, la luna, la oscuridad, la hidratación, el frío, la dispersión, la lentitud, la expansión, la introspección o la melancolía. Mientras que la energía del yang está asociada al hombre, al sol, a la claridad, a la sequedad, al calor, a la contracción, a la actividad, a la extroversión, al entusiasmo… Explica Hortet que absolutamente todo en el universo se nutre de ambas energías pero siempre, destaca en una de ellas.

Y todo este jaleo de equilibrios, desequilibrios y energías, se aplica en nutrición de la siguiente manera.

Somos flexibles y moldeables y como seres humanos, puede que hayamos nacido con una energía yin pero funcionemos más con una energía yang (según la experta, esto podría ser por ejemplo un funcionamiento más o menos rápido o lento). Y de ahí surgen los desequilibrios. Según todo esto, Hortet considera que en el ser humano se pueden dar 4 desequilibrios energéticos:

Exceso de yin

Hace referencia a una mayor lentitud metabólica, mayor retención de líquidos, melancolía… Es decir, cuando el organismo está hipoestimulado.

Deficiencia de yin

Cuando existe falta de hidratación, de lubricación, más calma…

Exceso de yang

Se da cuando hay hiperactividad, calor, ansiedad, excesos… es decir, el organismo está hiperestimulado.

Deficiencia de yang

Por el contrario, la deficiencia de yang se asocia con falta de calor, de actividad, menos energía, menos entusiasmo…

yin yang
humanmade

Y lo explica con un ejemplo. “Si hemos descansado bien, por la mañana nos levantamos y vamos elevando nuestra energía progresivamente con nuestras rutinas, movimientos corporales, con la ducha, el desayuno… Pasamos de un estado de quietud (yin) a un estado de movimiento (yang). Si todo está bien, a media mañana es cuando tenemos más energía, ya que es cuando hay más yang disponible y somos capaces de realizar las tareas más tediosas; después, al atardecer, la energía empieza a decaer progresivamente al igual que el sol, tornamos físicamente hacia el y un y nos apetece hacer tareas más tranquilas, de menos actividad física y mental hasta, finalmente, acostarnos en un estado que debería ser de calma, de yin”. Y la traducción sería la forma en que el cortisol (yang) y la melatonina (yin) presentes en nuestro cuerpo, se balancean para mantenernos VITALES.

Tener un exceso de yin o de yang es igual de controvertido: son desequilibrios

En base a esto podemos entender que, además, como sociedad occidental estresada, tengamos a diario un exceso de yang (más estrés, más ansiedad…) que nos deriva en caída libre a un estado de agotamiento extremo (yin).

Tener un exceso de yin o de yang es igual de controvertido puesto que esto es sin duda un desequilibrio y descompensación. Y es aquí donde entran en juego los alimentos yin, yang… y neutros.

Conceptos que beben directamente de la dietética energética japonesa, que da una importancia absoluta a la macrobiótica y hace tres grupos de alimentos indispensables para que nuestro yin y nuestro yang, estén en perfecta armonía.

Los alimentos yin hacen referencia a todos aquellos que nos enfrían, nos hidratan, pero que también nos debilitan si se consumen en exceso. Los alimentos yang, por su parte, son los que nos aportan más calor, nos activan más pero también, en exceso, nos generan más tensión interna.

Los alimentos neutros, por último, son aquellos que son más estables energéticamente.

yin yang
Kilito Chan

Pero antes de lanzarte a hacer tu lista de la compra más yin o más yang, es vital entender cuál es la energía que tengas tú. En función de eso, es hora de ponerse manos a la obra a la hora de hacer tu menú, ya sea con alimentos más yin o más yang para equilibrarte.

Hortet hace una lista de alimentos actuales que podrían enmarcarse dentro de cada energía. Por ejemplo, dentro de los alimentos yin incluye los estimulates como el azúcar, el café, el té, el alcohol… ingredientes energéticos como la espirulina, la jalea real, la kombucha, lácteos blandos, hierbas aromáticas frescas o secas, frutas tropicales, verduras solanáceas, frutas expansivas, setas o germinados.

Alimentos yang serían las especias calientes (como el curry, la guindilla, la pimienta…), carnes rojas, mariscos, quesos secos y salados, embutidos, condimentos salados, la sal o los fritos.

Por su parte, como alimentos neutros o de energía moderada, engloba algunos como los endulzantes naturales, las frutas secas o frescas locales, las semillas, verduras de la estación, algas de mar, leguminosas, proteínas vegetales, cereales integrales , pescado azul o aves de corral.

Pero como todo en esta vida, todo esto ayuda a entender mejor nuestras propias energéticas y estados, nuestros equilibrios y desequilibrios y nos ayuda, también, a modificar o diseñar nuestra alimentación en función a nuestras necesidades para poder gozar de la mejor salud posible.

Puedes creer más o menos en ello, pero lo que está claro es que la medicina oriental ha sobrevivido a lo largo de los años y hoy sigue siendo un pilar de referencia para los expertos. Por algo será, ¿no?