Proliferan en internet sondeos de todo pelaje. Normalmente no picas. Pero, recientemente, uno de estos cuestionarios te invitaba a predecir tu libro. Y caí. Por no alargar, resumo. Contesté las preguntas. Con sinceridad. Y este fue el resultado: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? ¿Una novela de ciencia ficción mi libro? Mal encaminados iban... ¿o no? Firmada por Philip K. Dick fue escrita en 1968 e imaginaba el mundo en 1992. Seguro, no me gusta el género.

Haciendo memoria y tirando de Google, que es como nuestro disco duro, llego a Blade Runner. La película de Ridley Scott que se inspiró en la novela de Dick. ¿Cuántas veces la habré visto? ¿Una docena? Obsesivamente intenté atrapar su estética al diseñar una discoteca en Madrid (ver el reportaje en la revista Nuevo Estilo nº168 de marzo de 1992). Era joven y fue un proyecto inmaduro. Intentaba parecerme a los Maestros. Y con permiso de Tadao Ando, en interiorismo –la palabra decoración nos repugnaba– los mentores a seguir eran, en aquellos años de formación, Eduard Samsó y Alfredo Arribas. Ellos -junto a otros cuantos- habían presentado Barcelona al mundo con una serie de bares y restaurantes. Era la época del “¿diseñas o trabajas?”. Y las copas se solían tomar en Velvet, Nick Havanna, Otto Zutz y Network . Escenarios posmodernos que iban a la zaga de la película. Entonces, descubrí el séptimo arte como prescriptor. Lo sé. A finales de los ochenta esta palabra aún no se usaba.

De Blade Runner, nos quedamos con el apartamento de Rick Deckard (Harrison Ford), que utiliza parte de la Casa Ennis de Frank Lloyd Wright. Un templo -léase, casa- dedicado a la estética maya. Aquel Los Ángeles de 2019 que reflejaba la película de Ridley Scott era una contradicción de altos rascacielos y edificios históricos, donde las instalaciones tomaban las fachadas. Había referencias a los trabajos del estudio Archigram o al Pompidou de Richard Rogers y Renzo Piano. Paredes desnudas y orgasmos de neón. Así era el futuro.

Hay películas con la capacidad de hacernos desear tirar por la ventana muebles y enseres –qué bonita palabra– y adoptar un estilo nuevo que nos seduce desde la pantalla. Vemos 2001: A Space Odyssey (1968), y no sabemos si nos gusta lo clásico o lo moderno. En cambio, si ves Down with Love (2003) o The Graduate (1967), te apuntas al “Mid Century” a toda velocidad. Y cómo no amar los espacios clásicos después de una sesión que incluya Atonement (2007), The Great Gatsby (2013) o Something’s Gotta Give (2003).

Hay casas cinematográficas que deberían estar nominadas a mejor actor -o actriz- protagonista. La Villa Necchi consigue robar planos a la mismísima Tilda Swinton en Io Sono l’Amore (2009). La mansión milanesa de los años treinta, del arquitecto Piero Portaluppi, es una recompensa visual. También lo es la residencia del protagonista en A Single Man (2009) de Tom Ford. Sur de California. Década de los sesenta. El escenario es una casa del arquitecto John Lautner. ¿Necesito decir más?

¿Quién recuerda a los personajes de Metrópolis (1927)? Es la ciudad -aterradora- que imaginó Fritz Lang lo que retenemos en la pupila. El cine tiene la capacidad de crear universos fascinantes y extraños. Por supuesto, también personajes. Howard Roark, en The Fountainhead (1949), es el arquitecto ficticio más conocido, y despiadado, que ha dado Hollywood. Lo interpreta Gary Cooper y su estilo es un pastiche de Lloyd Wright -otra vez por aquí- y el Movimiento Moderno que se presentaba en aquellos años. Pero quien mejor ha retratado el estilo internacional -y la ciudad moderna de acero y vidrio- es el director francés Jacques Tati y no sale bien parado. Playtime (1967) llevó a la bancarrota a su director. Fue alabada por la crítica y menospreciada por el público. Hay que verla varias veces para descubrir todos los detalles de una misma escena.
Hay segundas partes buenas. Blade Runner 2049 (2017) ha recibido el aplauso de la crítica, aunque no del público. Su estética viaja a la arquitectura brutalista y la ridiculiza. No me obsesiona. Ahora estoy con la villa de Call Me by Your Name (2017). •