La diseñadora ha conseguido una atmósfera sumamente acogedora en su apartamento de Milán. ¿Las claves? El mix de mobiliario y objetos vintage, de los que se declara fanática, con complementos de color rojo, uno de los tonos insignia de la casa italiana. Así, la mesa de los años 50, al igual que las sillas, se exhibe desprovista de mantel para dar protagonismo al menaje, en blanco, oro... y escarlata, por supuesto. El espíritu lúdico y divertido made in Moschino lo encarna el peculiar centro de jirafas doradas y unas graciosas figuras de Mickey Mouse, pertenecientes a la colección privada de Rossella. Éstas reposan sobre una elegante consola negra, flanqueada por dos sillas de Fornasetti. El comedor está presidido por una lámpara de araña con pantallas de cristal granates, de Venini, al igual que las copas rojas. En la mesa, servilletas, platos blancos y copas de cóctel de Rossella; bajoplatos, de Krömer-Zolnir, y velas rojas, de Habitat. En la consola, un jarrón con el dibujo de una cara, de Fornasetti.