Una casa inspirada en Le Corbusier
Los volúmenes esculturales y voluptuosos de Le Corbusier han sido el referente del arquitecto Alex Michaelis a la hora de diseñar su casa de Londres.
Podría ser anecdótico que la familia del arquitecto Alex Michaelis y la consultora de arte Susanna Bell tenga la no despreciable cantidad de siete hijos. Pero es una circunstancia que explica muchas cosas del interior de esta sorprendente casa. Algunos toboganes situados junto a los peldaños de la escalera, que él mismo ha diseñado, una cucaña de bomberos que te lleva directo al salón o una cocina de muy buen tamaño, hablan de la importancia que los niños tienen en su diseño. No es una construcción normal en el paisaje londinense -ciudad donde raramente se ven edificaciones de nueva planta-, y sin embargo, es una vivienda discreta que se esconde tras una fachada de ladrillo blanquecino y sólo deja ver algunos de sus volúmenes. Situada en la zona de Hammersmith, al Oeste de Londres, en ese terreno existía anteriormente un garaje destinado a probar los coches, que ya había sido demolido.
Un cliente de Michaelis encontró el sitio, pero cuando al final decidió no seguir adelante con el proyecto, éste se lo compró. La vivienda se compone de dos pequeñas construcciones sinuosas, conectadas entre sí por una pasarela que corre sobre el jardín, y una base estrecha y larga que sigue las medidas del perímetro del solar. El arquitecto tomó como referencia los edificios de Le Corbusier, para idear estos volúmenes esculturales, curváceos y geométricos, que resuelven las necesidades de la familia, sin sacrificar la expresividad de sus formas orgánicas. En la planta baja se encuentra el salón, la cocina y el comedor, de planta abierta y con grandes ventanales hacia el patio y la piscina, lo que permite que sea también una zona llena de luz. La gran cocina propicia que se pueda dar de comer a mucha gente. De hecho, dos mesas de comedor pueden separarse o unirse dependiendo de la cantidad de comensales.
En uno de los edificios de planta redonda está el dormitorio principal y algún cuarto infantil. El trasero, conectado por un puente que pasa sobre un techo ajardinado, es un espacio dedicado a los niños con área de juegos.
Toda la casa tiene un tono neutro creado por la elección de unos suelos de madera de pino de la variedad Douglas Fir, de la marca danesa Dinesen, y unas paredes de escayola italiana. Así, a través de esta atmósfera mesurada y sin estridencias, se enfatizan las líneas de la construcción y cobran aun más protagonismo. Igualmente, los baños tienen un diseño discreto, con revestimientos de mármol de Carrara y una serie de sanitarios de inspiración vintage. De hecho, la bañera del cuarto de baño principal, que está parcialmente integrado en la habitación, es un modelo antiguo de mármol, que hubo que subir allí con una grúa.
Pocos (pero cuidadosamente seleccionados) detalles de arte y diseño, como la intrigante escultura del comedor o las lámparas creadas por Paul Cocksedge a partir de vasos de poliestireno, que él mismo mete en el microondas de su estudio para encogerlos y darles forma. Todo ello aporta los signos de identidad a esta casa cálida y personal, que hace ho-
nor al ingenioso temperamento londinense.
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