willow smith
Fotos: Paola Kudacki
Top de Mugler

A Willow Smith (California, 2000) la descubrimos en la película 'Soy leyenda'; tenía 7 años y dibujaba mariposas con las manos en la parte de atrás de un coche conducido por su padre en la pantalla y en la vida rea l, Will Smith, mientras intentaban huir de Nueva York antes de que una enfermedad extremadamente contagiosa afectara a la ciudad y al resto del globo. Sí, una historia prepandémica... En 2010, pudimos verla cantar enérgicamente en el videoclip de su primer single, Whip My Hair (me desmeleno), en el que gesticulaba y pintaba con sus trenzas las paredes grises de un comedor deprimente. Durante una promo en el programa de Oprah Winfrey, la jovencísima estrella explicaba de esta manera, y con un aplomo impresionante, el sentido de su canción: «Desmelenarse significa ser tú misma, no preocuparte por lo que piensen los demás, hacer lo que crees que es bueno para ti».

Y esa actitud se propagó por los iPods Nano de los adolescentes de medio mundo. Hoy Willow tiene 21 años, una dilatada carrera en la industria de la música y una filosofía rotunda. «Es muy importante convencerse de que eres única, poderosa y bella, que aprendas a serle fiel a la persona que eres de verdad», explica por teléfono desde su casa, en Malibú. A su currículum le ha sumado su trabajo como imagen del perfume Alien Goddess, de Mugler. Cuando le pregunto qué la empujó a decir que sí a este papel, habla de los valores que comparte con la firma, históricamente inclusiva, vanguardista y con un punto extravagante. «Siempre me he visto como alguien a quien le gusta desafiar el statu quo, cuestionar las normas sociales. Intento no seguir a ciegas las reglas, no quedarme en mi zona de confort. Tampoco dejo de explorar cosas nuevas, ¡me encanta!», exclama, muy metida en su rol de embajadora. Y añade: «Así que, cuando me preguntaron desde la marca si quería encarnar a una “diosa extraterrestre”, respondí: “¡Pues claro!, es obvio!”». Grácil y, al tiempo, atlética, de cuello largo y ojos grandes, profundos y almendrados, Willow posee una actitud cálida con un toque altivo y, en efecto, podría ser de otra galaxia.

willow smith
Fotos: Paola Kudacki
«DECLARÉ QUE SOY BISEXUAL DE FORMA DIRECTA, CON CONFIANZA, PARA DEJAR CLARO QUE NADIE TIENE NADA QUE DECIR AL RESPECTO

No cuesta imaginarla como una mujer llegada de un lugar distinto, como alguien que ha caído en la Tierra con la misión de poner paz entre nuestra especie, sanar el planeta y ejercer de reina ecuánime. Por supuesto, su lista de tareas sería interminable. Porque la pandemia y los sucesivos confinamientos (que ella afirma haber aprovechado para «concentrarse en la música»), no han ayudado precisamente a mejorar el estado emocional –ya a flor de piel– de la población. Cuando la situación por la covid-19 se puso seria, en el invierno de 2020, Smith acababa de darle carpetazo a una performance artística titulada The Anxiety, en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles (MoCA), y estaba encerrada en un cubículo de cristal en pleno proceso de tormenta creativa con su compañero de fatigas, Tyler Cole: volcados en la grabación de un nuevo disco y en la experimentación con varias disciplinas artísticas, se habían propuesto explorar el espectro de las emociones (paranoia, rabia, tristeza, euforia, compasión...) mediante la introspección y los cambios de mood, sin trabas. Sin embargo, a los pocos días el mundo entero se convirtió en una jaula repleta de ansiedad. «Como es lógico, Tyler y yo no habíamos previsto lo que terminó sucediendo, pero nuestra performance y el álbum que la siguió –llamado The Anxiety, igual que la intervención en el MoCA– dieron en la diana», admite. Publicado el 13 de marzo de 2020, el elepé pasó desapercibido (nada raro si tenemos en cuenta que el único foco de atención en aquel momento era el coronavirus), pero ofrece un testimonio conmovedor en torno a los miedos y a la angustia de la generación Z, a la que ya no se le auguraba un futuro muy brillante antes de la pandemia y que, para rematar, ha visto recortado su presente de manera drástica.

willow smithpinterest
Fotos: Paola Kudacki
Chaqueta de Mugler. Las joyas son vintage
«LLEGARÁ UN DÍA EN EL QUE DEJAREMOS DE MENTIRNOS, SEREMOS HONESTOSCON NOSOTROS MISMOS Y NOS ACEPTAREMOS UNOS A OTROS»

Pese a todo, Willow, leal a sí misma, no paró durante 2020. Tampoco se tomó un respiro en 2021, año en el que presentó Lately I Feel EVERYTHING. De título igualmente evocador, es un conjunto de 12 canciones que se alejan del R&B y el pop de sus composiciones previas; hay guitarras potentes y ritmos contundentes, y la artista muestra una imagen más adulta, casi gótica. En el videoclip de su enérgico primer sencillo, Tr a n s -parent Soul, su look evoca el que llevó su madre, la actriz Jada Pinkett Smith, en la cinta TheMatrix Reloaded (2003). Una madre que sabe lo que es hacer ruido, ya que fue cantante y guitarrista del grupo de rock duro Wicked Wisdom. «De pequeña, a ve-ces la acompañaba cuando salía de gira –recuerda Willow–, fue así como descubrí esta clase de música. Con-templarla sobre el escenario, tan bella y poderosa, me marcó de por vida».En su viaje al pasado, Smith también desempolva momentos menos dulces. «Vi a mi madre recibir un montón de insultos misóginos y racistas», dice, sin olvidar que, en la primera década del presente siglo, una parte importante de la escena del metal era mayoritariamente blanca y masculina. «No es ningún secreto para nadie que siempre ha habido entornos más difíciles para las mujeres negras. Pero no quiero quejarme; prefiero centrarme en lo positivo, en los avances. Me siento muy cómoda en el rock». Al fin y al cabo, los creadores del género fueron los afroamericanos en los años 50, con Chuck Berry y Little Richard al frente y con nombres femeninos tan relevantes como el de la virtuosa Sister Rosetta Tharpe.

willow smithpinterest
Fotos: Paola Kudacki
Conjunto de Mugler

Willow Smith sabe a la perfección el lugar que ocupa y no es del tipo de personas que se dejan engañar. Aunque ella misma afirma no haber sufrido agresiones racistas, estuvo a punto de odiar la música como consecuencia de su excesiva –y demasiado temprana– exposición pública. Una no-che, mientras estaba de gira como telonera de Justin Bieber, con tan sólo 10 años de edad, se derrumbó en mitad de un concierto en Dublín. Agotada, abandonó el escenario y le espetó a su padre, Will, que esperaba entre bastidores: «Se acabó, papá, ya no puedo más». Desconcertado, el actor intentó primero convencerla para que volviera, pero acabó comprendiendo que su hija necesitaba un descanso. Esa noche, el hombre que encarnó al inolvidable príncipe de Bel-Air se dio cuenta de que la infancia es muy valiosa y de que no merece la pena sacrificarla a favor de la fama. Willow, por su parte, aprendió a escuchar su propia voz.

La primavera pasada, la joven artista decidió que había llegado el momento de salir del armario y declararse bisexual y poliamorosa. Si la mayoría de la gente lo hace, por ejemplo, durante una comida familiar, ella prefirió lanzarse a anunciarlo, en directo y con su familia, en Red Table Talk, su talk show de entrevistas en Facebook Live, un espacio en el que regula-mente aborda temas de actualidad con su madre y su abuela (Adrienne Banfield Norris). No se sabe si las habían avisado antes de la emisión del programa, pero, en cualquier caso, se lo tomaron muy bien, aunque a Adrienne le costó un poco la idea de amar a más de una persona a la vez. La más joven de las Smith se considera «afortunada por tener una familia comprensiva y tolerante»; es consciente de su posición de privilegio en este sentido, y ve su acto como un ejemplo para los demás (la modestia no es su punto fuerte, aunque se le perdona el pecado). «Lo solté de la manera más directa posible, con absoluta confianza, para demostrar que es posible y que es la cosa más natural. Y para dejar claro que nadie, sea quien sea, tiene nada que decir al respecto». Entonces, lanza un mensaje que suena profético: «Creo que pronto llegará el día en el que seremos capaces de dejar de mentirnos; empezaremos a ser honestos con nosotros mismos, nos aceptaremos los unos a los otros. Estoy convencida de que ocurrirá». Por su pasión, su hipersensibilidad, su ausencia de cinismo y su preocupación por la autoestima de cada individuo, Willow Smith constituye un símbolo para su generación. Indignada ante las injusticias, su intención es cambiar el mundo con su arte, pero antes ha de comenzar por cambiar ella misma.

willow smithpinterest
Fotos: Paola Kudacki
Mono de Mugler
«NO QUIERO QUE NADIE ME CONSIDERE UN ICONO, ME PARECE QUE ES UN TÉRMINO MUY ABSTRACTO QUE NO RECOGE MIS DEFECTOS»



Y en eso está, centrada en la lectura del Bhagavad Gita (un texto sobre las doctrinas hinduistas), la práctica diaria del yoga (aunque lo ha aparcado últimamente) y el interés en la filosofía del tiempo y en la física cuántica (de cuyos fundamentos se empapó después de ver Interstellar). Son los vehículos que le sirven para explorar los secretos del alma humana y del universo.Sin embargo, esta admiradora de la activista por el medio ambiente Greta Thunberg (a la que su hermano mayor, Jaden, está muy unido) es consciente de que sólo un verdadero movimiento co-lectivo transformará la sociedad. «Cuando tienes tantos recursos, lo mejor que puedes hacer es dedicarlos a un cambio a gran escala. Quizá suene a tópico, pero es que es así, nos guste o no. Sea cual sea mi situación personal, sean cuales sean mis dificultades, hago todo lo que está en mi mano para ayudar a los demás», hasta el punto de que, si no fuera así, no «me permitiría relajarse». ¿Se percibe entonces a sí misma como un icono? Rechaza la palabra porque la considera «demasiado abstracta». «Verás –continúa–, habría que encontrar un término que integrara los defectos, las imperfecciones del ego. Eso sí que lo aceptaría». Probablemente ahí radique el secreto del éxito de Willow Smith: la tratamos como a una diosa de otra galaxia y es ella la que nos recuerda que es, sencillamente, humana.