La entrevista de Pablo Motos a Sofía Vergara ha sido compartida (casi) tantas veces como el anuncio de Calvin Klein en el que Jeremy Allen White se pasea en ropa interior por un rooftop neoyorquino, aunque el motivo de la viralidad del encuentro, lejos de ser la libido, ha sido la cantidad de zascas que la colombiana le ha soltado al presentador. "El machismo de este señor no sólo se ve en sus preguntas y actitudes con sus entrevistadas, también en cómo reacciona cuando una se le revuelve, le interpela y le vacila", comentaba al respecto en sus redes sociales Ana Requena, autora de 'Intensas'. Por más que tantas personas sientan cierto rechazo hacia Motos, el programa sigue siendo un éxito televisivo de tal calibre que es la parada obligatoria de las mejores estrellas del mundo cada vez que pisan nuestro país por motivos promocionales, y cuando alguna de ellas decide no reírle las chistes al conductor del show, las redes no ocultan su alegría.

"Esta fórmula desvela cómo la cultura aborda el humor y cómo los chistes se encargan de moldearla"

Adoramos los "troleos" televisados a las celebridades, y prueba de ello es el éxito de los ‘roast’ que Comedy Central ha convertido en una especie de rito sagrado no exento de hostilidad, risas y cómo no, una mala malísima leche. Consisten en programas en los que se rende homenaje a una celebridad, pero en lugar de hacerlo resaltando sus logros y virtudes, diferentes cómicos se meten con la celeb sin ningún tipo de pudor. En realidad, esta fórmula desvela bien cómo la cultura aborda el humor y cómo los chistes se encargan a su vez de moldearla.

"Aumenta nuestra autoestima al sentir que no somos tan idiotas como el acribillado a zascas"

Los zascas son capaces de hacer al espectador sentirse superior, especialmente cuando hablamos de chistes repletos de hostilidad, y como señalaron los psicólogos Thomas Ford y Mark Ferguson en un estudio puesto en marcha en 2008, el humor despectivo puede generar un aumento de la autoestima de los tele espectadores y hacerles sentir cierta superioridad. “En ese momento nos sentimos bien, porque al compararnos con lo que se dice de ellos, pensamos que no somos defectuosos. Aumenta nuestra autoestima al sentir que no somos tan idiotas como quien está siendo acribillado a zascas", comenta Ford.

sofía vergara
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Sofía Vergara en ’El Hormiguero’

En realidad, a los espectadores le gusta especialmente que las celebridades carguen contra los presentadores cuando estos son figuras señaladas por haber tenido ciertos comportamientos nocivos, como fue el caso de Ellen DeGeneres. Cuando Dakota Johnson acusó en plena entrevista a la presentadora de estar mintiendo al asegurar que la actriz no le había invitado a su 30 cumpleaños, las redes sociales aplaudieron su comportamiento, ese que por cierto no era la primera vez que mostraba, pues antes, en el show de Jimmy Fallon, frenó al cómico por no dejarle hablar.

sofía vergara y pablo motos
Atresmedia
Sofía Vergara y Pablo Motos

La magia de los late nights y de los realities es que podemos ver a personajes conocidos interactuar sin (aparentemente) guión. Aunque en ocasiones los personajes tienen actitudes ciertamente encorsetadas, cuando se enfrentan a situaciones en las que carecen del control, salen a la luz pinceladas de su personalidad y de su carácter que desconocíamos. Las redes sociales, aunque presumen de ser el lugar perfecto para que los personajes conocidos puedan mostrarse tal y como son, en demasiadas ocasiones son artificiosos escenarios en los que poner en marcha una performance en la que mostrar la imagen que quieren proyectar y vender, pues los famosos son en muchos casos personas-marca en las que la naturalidad no tiene lugar.

Por otro lado, resulta reconfortante (quizás sea a causa del Schadenfreude, que es el placer que experimentamos al ver a alguien fallar) comprobar que los presentadores de los programas, que desde la seguridad de su mesa y su silla se erigen como los mandamases del show, reciben semejantes ataques televisados.

Lo que pone en relieve la alegría ante estas bofetadas verbales a los famosos es que buscamos algo de naturalidad, de espontaneidad y de sorpresa en un mundo tan asustado por salirse del guión, que lejos de ser una divertida sitcom, parece una tragedia en tres actos. Además, como señaló Aristoteles, la diferencia entre la comedia y la tragedia no es otra que el hecho de que la comedia retrata una versión peor de nuestro verdadero yo, mientras que la tragedia representa una versión mejorada.