Cuando no perdonamos, las emociones negativas relacionadas con esa circunstancia, se instalan en nosotros y pueden afectar a muchos ámbitos de nuestra vida diaria. Como dicen desde Mundopsicologos.com, “en un principio puede resultarnos muy difícil perdonar, pero si vamos más hacia adentro, hacia lo profundo, perdonar es posible siempre que se desee y se tenga la voluntad propia de querer ser libre de ese sufrimiento.

La Dra. Montse Marsà, de Mundopsicologos.com, nos habla de la importancia de aprender a perdonar: “implica conectar con el sufrimiento y dejarlo ir por propia decisión: porque hemos decidido estar en paz y ser felices”.

Por qué es tan difícil perdonar

“Perdonar significa saber darse a uno mismo libertad y amor. Saber perdonar significa aceptar las circunstancias en su totalidad, pero como todos sabemos, a veces la aceptación es difícil y se nos hace cuesta arriba. No obstante, explica la doctora, y tal y como a veces nos ocurre, perdonar de verdad puede resultar difícil porque pensamos que perdonar es olvidar y no pensar en lo sucedido... pero muy al contrario, perdonar es memoria y aprendizaje. Si olvidáramos, no aprenderíamos y no nos protegeríamos ante el sufrimiento”, dice la Dra. Marsá.

el poder del perdón
Jamie Grill//Getty Images

Qué sucede cuando no perdonamos

Como dice la experta de Mundopsicologos.com, “cuando no perdonamos, el odio, la rabia, el enfado y cualquier emoción negativa relacionada con esa circunstancia, se instala en nosotros y puede afectar a muchos ámbitos de nuestra vida diaria”. “Ese enfado irá apoderándose de nuestra esencia y nos llevará a experimentar síntomas como dificultades para dormir, dificultades para concentrarnos en nuestras actividades cotidianas, nos llevará a preocuparnos constantemente, a no confiar en las personas y, entre otros, a sentirnos inseguros. Cuando no perdonamos sufrimos, y ese sufrimiento nos impedirá ser felices y disfrutar de la libertad que tenemos. Como dicen los grandes maestros, el odio no se sana con más odio”, añade.

el poder del perdón
Hinterhaus Productions//Getty Images

¿Y cuando perdonamos?

“Cuando en cambio perdonamos -sigue Montse Marsà-, nos sentimos libres, poderosos, seguros de nosotros mismos, confiados, disfrutando del presente”. Lo que recalca esta experta es que “perdonar no significa olvidar, sino al contrario, es aprender”. “Es un aprendizaje que hacemos con nosotros mismos para que no volvamos a sufrir y no volver a tener que experimentar de nuevo el proceso de perdonar. Por lo tanto, gracias al perdón, también podemos conseguir aprendizaje y conectar con nuestra capacidad de agradecer las circunstancias, por más dolorosas que sean. Esto implica que, aunque perdonemos, podemos alejarnos de esa situación, decir que no más de eso y tomar decisiones para protegernos. Al fin y al cabo, perdonar es una protección”.

Beneficios del perdón

“Perdonar es libertad, y este es el mayor beneficio del perdón”, dice la Dra. Marsá. “Nos hacemos libres, libres de sufrir por esa circunstancia y aprender de ella. Perdonar también es reconocernos como personas capaces de gestionar lo que sentimos y liberarnos de lo que nos hace sufrir”, añade. Como subraya esta experta, el perdón es bidireccional: si perdono, me perdono a mí mismo; si acepto, me estaré también aceptando a mí mismo en mi totalidad. Además, concluye la Dra. Montse Marsà, perdonar nos hará aceptar en su totalidad lo que sentimos sin reaccionar. Porque sentir odio, sentir enfado, rabia... es reaccionar y no protegernos como personas valiosas que somos. Y las emociones negativas, al fin y al cabo, no nos permiten estar en paz y desarrollarnos en todo nuestro potencial".

el poder del perdón
Westend61//Getty Images

Esto te ayudará a perdonar

“Por supuesto que hay circunstancias que nos resultan complicadas de perdonar, afirma la Dra. Marsà, pero si nos esforzamos, si hacemos un proceso profundo de transformación de nosotros mismos y de nuestros propios pensamientos y percepciones, podemos perdonar”. Estos, según la experta, son los pasos para poder perdonar:

  1. El deseo. Es querer el perdón para ser libres. Es desear ser libre, es estar libre de sufrimiento. El deseo nos moviliza, y eso nos llevará a buscar las herramientas de las que disponemos para hacerlo.
  2. Reconocer las emociones que sentimos. Es conectar con el enfado, con la rabia, con la injusticia. Es reconocer y aceptar lo que sentimos, lo que no significa dejarlo dentro de nosotros y no hacer nada, al contrario, es escuchar lo que sentimos y responsabilizarnos de ello. Somos responsables de lo que hacemos con nuestras emociones.
  3. Tras responsabilizarnos de lo que sentimos, tomar acción. Responsabilizarme de lo que siento me llevará a aceptar que solo yo mismo tengo el poder de ser libre. Si me responsabilizo, decido qué hacer con las emociones. Las emociones no podemos controlarlas, pero sí que podemos cambiar qué hacemos como consecuencia de ellas. Pero si no me responsabilizo, la rabia me lleva a más rabia, el enfado a más enfado... y así con todas las emociones. Cuando me responsabilizo, soy yo quien decide qué hago con ellas, pese a que estén presentes. ¿Decido seguir sufriendo o decido ser libre y ser feliz?
  4. Aceptación y perdón. Es llegar a aceptar las circunstancias en su totalidad, reconocerlas como tal y perdonarlas. En este punto, experimentamos la libertad y la valiosidad de sentirnos libres de sufrimiento.

“Aprender a perdonar implica conectar con el sufrimiento y dejarlo ir por propia decisión: porque hemos decidido estar en paz y ser felices”, dice la Dra. Marsá. Pero si sientes que te está resultando difícil, que el enfado y la rabia se apoderan de ti, ponte en manos de un psicólogo.

el poder del perdón
Corbis/VCG//Getty Images

La importancia del autoperdón

Hay gente que tiene poca dificultad a la hora de perdonar a la gente que le hiere, falla o hace daño. Sin embargo, como apunta la psicóloga Encarni Muñoz Silva, de Mundopsicologos.com, “de esas mismas personas hay muchas que son implacables contra ellas mismas; pueden perdonar hasta a su peor enemigo, pero a la hora de perdonarse a ellos mismos, no son capaces; son su peor verdugo o su peor juez”.

Como dice esta experta, quienes se culpan constantemente y no se perdonan nada, normalmente son personas muy autoexigentes, cada pequeño error que cometen lo valoran como una gran equivocación y se castigan de forma desmedida.

“Luego están las personas que normalmente no son tan injustas consigo mismas pero que han cometido algún error que ha tenido consecuencias irreparables”. Por ejemplo, no haber estado cuando un amigo o un familiar te necesitaban, haber estado ausentes en la muerte de alguien importante, haber engañado o mentido, haber sido infiel… ¿Es tu caso? ¿Sientes que arrastras una culpa que no puedes superar? Muñoz Silva nos da las claves para practicar el autoperdón:

  1. Piensa en el origen de la culpa y analízala. ¿Por qué te sientes culpable?, ¿es algo que sólo dependía de ti o de alguien más?, ¿es un error que has cometido muchas veces?, ¿cómo y cuánto de importante es ese error con respecto al resto de cosas que haces bien? A veces nos sentimos culpables de algo y le damos vueltas una y otra vez a la emoción sin llegar a comprender del todo las bases y fundamentos de ese malestar. Quizás no era para tanto y estás haciendo un mundo.
  2. Acepta y normaliza el error. Todos nos equivocamos y a veces cometemos grandes errores. Pero ser consciente del fallo ayuda a que no se repita. Machacarte por algo que ya está hecho no tiene sentido. Los errores son para aprender de ellos, no para enclaustrarse en ellos. Lo malo no es tropezar con una piedra sino encariñarse con ella, así que pasa página, te has equivocado, sí, pero como todo ser humano. No vas a poder evitar el error, así que aprende a vivir con él.
  3. Elabora esa culpa. Generalmente cuando aparece la culpa es porque una vez ha pasado todo, se ve muy claramente el error. Cuando hay culpa siempre en mis pacientes siempre hago la misma pregunta: Si hubieras tenido una bola de cristal, ¿habrías hecho lo mismo? Evidentemente la respuesta es no y la siguiente pregunta es: ¿acaso tenías esa bola. Actuaste con los recursos y la información que tenías, pero nunca tienes toda la información porque el futuro es incierto.
  4. Vuelve a intentarlo. Pasar página con la culpa también implica volver a intentar algo y dejar ir el pasado. Lo que sucedió ya no podemos cambiarlo y una vez aprendida la lección, lo que queda es volver a intentarlo de nuevo. Ese volver a intentarlo a veces supone pedir perdón y aceptar la responsabilidad, así que sé honesto contigo mismo y responsabilízate de tus actos para luego crear nuevos.

Perdonarse a uno mismo es importante para no enrocarse con el pasado y seguir experimentando y, por tanto, viviendo”, dice la psicóloga. “Piensa en un hecho sencillo: hasta un asesino después de cumplir su condena tiene la oportunidad de empezar de nuevo, salir y ser una persona diferente. ¿Por qué tú vas a ser menos que ese asesino?, ¿qué crimen has cometido tú que no se pueda perdonar?”.